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lunes, 4 de octubre de 2010

Sobre la empatía.

Sobre la empatía.
Agustín Jimeno Valdés.
Agradecimiento:
Mi querido amigo el Dr. D., Blas Bombín tiene la habilidad de año tras año comprometerme a explorar un tema psicológico o social para presentarlo en sus anuales y multitudinarias reuniones de ATRA y demás sociedades afines. Y tiene además la habilidad de conseguir que las lecciones se publiquen posteriormente, y ello naturalmente nos obliga aún más a exprimir nuestra cabeza e intentar estar a la altura del tema, de los demás ponentes y de todos los lectores.
Tengo por lo tanto que enfrentarme con un tema universal e infinito, un tema difícil y a la vez irreemplazable, un tema que nace desde el mismo fondo del ser humano.... ¡qué va ¡.... desde el mismo fondo de la Naturaleza, quiero decir, y en el que se juega no solo la paz sino la evolución del mundo.
No creáis que estas mis palabras son hiperbólicas. En las páginas que siguen intentaré mostraros el cómo, el porqué y el para qué de la simpatía que es la raíz también del amor...

                Dividiré mi exposición en las siguientes partes:
1. Trabajos y lecturas en época clásica.
2. Definiciones, atribuciones de la empatía, simpatía, y conceptos afines.
3. La Empatía y Simpatía en  Etobiología.
4. Empatía  y humanismo.



1. Trabajos y lecturas en época clásica.
 Me refiero a la época clásica de los años de mi propia formación intelectual. Años clave en mi vida entre el 1953 y 1956. En el primero después del largo y profundo bachillerato estudiado en el Colegio de San José de Valladolid (Jesuitas ), comencé la carrera de Medicina residiendo en el  Colegio Mayor Universitario de Santa Cruz. La tensión espiritual que motiva el deseo de conocer la verdad procede de la profunda doma desde el humanismo clásico cristianizado propio de la formación  y que jesúitica me enfrentó con el  plural y liberal marco del Colegio Mayor Universitario  de Santa Cruz  de Valladolid, donde en convivencia con entrañables profesores y alumnos que cito sin discriminación como Arias Bonet, Velayos, Angel Apraiz, Quiñones, Wattenberg.....  P. Gomez Bosque, Sisinio de Castro, Roman López Tamés, o Eufrasio Bengoechea.... accedí al conocimiento  mejor de realidades sociales, históricas y científicas.  Valgan estas citas como homenaje y agradecimiento por lo que contribuyeron a mi formación y por lo tanto a la redacción de estas páginas. Y así hacia 1956 tenia ya sobre la empatía y la simpatía  casi el mismo conocimiento, actitud y valoración que hoy puedo mostraros matizado por la prudencia profesional y  la edad.
                Partiré de un luminoso ensayo de Ortega Gasset en El Espectador:" La Expresión Fenómeno Cósmico " Él tenía el prurito y la virtud de traducir al lenguaje literario y sencillo dentro de lo culto, los últimos avances en todas las ciencias que tomaba de las publicaciones alemanas y de las que en gran parte nutría esa magnífica revista y editorial de la " Revista de Occidente"
En este artículo Ortega cita por una parte a Max Scheler ( Esencias y formas de la simpatía ) y por otra bajo, la inspiración del barón Von Uexkull (Teorías para una visión biológica del Mundo) nos explicaba qué es la  expresión en el hombre y en el animal y cómo de la misma surgen la simpatía y la antipatía y como a partir de ellas las afinidades y las desavenencias entre las personas, las sociedades y las ideas. Dedica largos párrafos a la capacidad de captar la expresión de los afectos y de la capacidad psicológica, por lo tanto de conocer el estado de ánimo del interlocutor, y del animal, y del ancestro en las culturas primitivas de la evolución humana. Todo un talante y un fondo de conocimientos que a veces, dadas las censuras y mojigaterías de la época ( no estatales o policiales, fijaos bien,  y en contra de lo que se dice, sino de la propia sociedad influida por la teocracia.,) tenía que traslucir  mucho entrelineas al bien entender del lector. Pues bien, Ortega aquí se equivoca catastróficamente al afirmar que esa capacidad más o menos innata de sentir el estado de ánimo de los demás; es decir en suma de ser sensible a la empatía y simpatía, no podía tener excesivo valor evolutivo, ni excesiva importancia en lo transcendente. Y así Ortega, tan defensor de una razón vital, de una razón anclada en y para la vida, pasa por alto una de las principales funciones de la razón que no  es ni más  ni menos que la capacidad de la razón frente a los sentimientos: para expresarlos, para comunicarlos, para sentirlos. Todos sabemos y asentimos hoy día que la "razón emocional" o inteligencia emocional es capacidad básica para el encuentro de  la felicidad  y el éxito en la vida. Sigue Ortega divagando en ese ensayo sobre el cuerpo en su función de desvelar el alma que yace en la profundidad del ser. Una profundidad que es mayor en el anciano que el  niño y  en la persona culta que en la primitiva por lo que anciano y sabio se desnudan más cuando prescinden de su indumentaria, que a la vez, sin embargo es también expresión y desvelamiento.
                Nosotros recordamos aquí una novela de Goethe, publicada en Austral, y seguramente en ningún lugar más: "Las afinidades electivas". Como novela es  de una pesadez plúmbea, como contenido doctrinal importante pues desgrana al compás de los lentos amores de los protagonistas la doctrina de la espontaneidad involuntaria de los sentimientos, de las afinidades y de las desaveniencias y por lo tanto del carácter de "destino" del amor, que nos arrastra sobre las convicciones, las conveniencias y los razonamientos. Amor que fracciona y une, (como escribe un teórico moderno del mismo: Alberoni)  y que por lo tanto es esencia de la diversificación y  la creación, de la antitesis y de la síntesis. Fuerza, pues, diálectica del movimiento del universo.
                El movimiento romántico de la "Filosofía de la Naturaleza" lo había entendido mejor. Bohme, Schelling, Novalis, Hölderlin también, que bebe de sus esencias, atribuyen alma y vida a todo el universo; cosmos unitario que sufre y padece y vive como los hombres mortales del cual forman parte dentro de la suprema armonía en la que resuenan los conceptos griegos sobre el cosmos a la vez verdadero, bello y bueno.... como los atributos del ente de los metafísicos escolásticos.
                Recordaré también, en esta rememoración de los usos y acepciones de los términos que exploramos, a la magia simpática, en la base de los encantamientos y de la homeopatía ( "similia similibus curantur...") La semejanza en la forma, u otras cualidades muestra la identidad e interrelación de los seres y si el cacique se coloca  el tocado de cabeza de león o la corona de plumas de águila adquiere "simpáticamente" la fiereza del león y la agudeza del águila. Pequeñas cantidades de los venenos que produjeron tales enfermedades  son elementos curativos de las mismas administrados sabiamente en cantidad, ocasión y forma...
                La resonancia de las cuerdas sonoras marca la simpatía que definen los acordes en la música.
                La explosión de un detonante por simpatía produce la de la carga principal.
                Las afinidades químicas; las valencias de los elementos simples y su interpretación a partir  de la escala periódica y posteriormente de las estructuras atómicas y electrónicas, marcan todas las transformaciones y procesos cósmicos en su casi infinita sucesión en  las diversas escalas de sucesos. Recuerdo aquí un aparente sutil argumento, que hoy raya en lo risible, en contra de la evolución "espontánea" de la materia y los seres vivos en particular: "Si  arrojásemos al azar los millones de átomos que componen un ser vivo.... o las letras que componen el Quijote.... o las arenas del mar que dibujan las elegantes líneas que dejan las mareas..... o las moléculas de agua que al helarse dibujan la maravilla de las estrellas siempre diferentes del hielo..... ¿qué resultaría sin una inteligencia divina que lo planificara y lo dirigiera? ¿ Cómo podrían formarse todas estas estructuras complejas, ordenadas, vivientes y asombrosas. ?"  escribían y decían aquellos apologetas bienintencionados que "ignoraban la geometría"; es decir, la ciencia natural. ¡Es tan sencilla la explicación además de ser una maravilla y milagro en sí mismos !! Los átomos, las moléculas, las arenas del mar, las personas en un grupo, los niños en el colegio, los amores en la vida... no dependen y varían por el azar sino precisamente por el juego de las afinidades que son las simpatías que unos expresan y que otros perciben. Simpatía y Empatía pues fuerzas primarias del universo. Y aunque sea para mal, y para que yo aquí lo critique quiero citar al librito y autor que por este motivo tanto me escandalizó en aquel momento: ¿Cómo nació la Vida? Por el P. Jesús Muñoz. S.J. ( Ed. Sal Terrae. Comillas 1949)
                Es, efectivamente, en el amplio espacio entre el "Azar y la Necesidad" ( J. Monod) donde se mueve el cosmos.
                Aprende niño, si me lees, cómo el pensamiento se mueve como en escalera mágica, como aquella del sueño de Jacob,  entre lo alto y lo bajo, entre una y otra disciplina y  cómo es la síntesis entre las partes más distantes lo que puede arrojar alguna luz sobre la inmensa complejidad del Mundo.

2. Definiciones y atribuciones de la empatía y simpatía.
Comenzaré por las acepciones más habituales de ambos términos.
a) Empatía consiste en la capacidad de percibir afecto  hacia las demás personas y por extensión a otros seres vivos. Quizás pueda extenderse también a otras entidades o aspectos bien artísticos,  en este caso se asemejaría a la emoción estética, o bien del ámbito natural, aproximándose por lo tanto a la ecología, según hoy día se entiende.
 En principio afecto de  positivo; es decir, por ejemplo, capacidad de identificarse con las necesidades de los demás. De comprender los fines y motivaciones de sus conductas. De latir al compás de la Naturaleza. De sentir compasión ante una catástrofe natural o provocada. Mas también sería  afecto negativo  si se terciara, si fuera necesario. Es la capacidad de conocer,  en suma, los sentimientos y necesidades afectivas de los demás, o de lo demás si lo extendemos a la sensibilidad ante todo el cosmos....
Este padecer y sentir  con la Naturaleza, con las cosas y por supuesto con el destino trágico de las personas  es muy arcaico  en nuestra cultura occidental. De origen griego sin duda ninguna, confirma el "Pathos" del hombre occidental. A la vez, sin embargo, se sitúa el hombre como sujeto enfrente de la Naturaleza, se distingue y eleva sobre ella y al fin cae en la acepción tan "cristiana" de ser el señor de ella, sometiéndola al expolio doble del arrebato de sus secretos y fuerzas  por el conocimiento ( el mito de Prometeo) y de su manipulación y mediatización en propio provecho aun destruyéndola. Tragedia del hombre faústico siempre insatisfecho de lo que sabe e incapaz de sentir y cuidar suficientemente lo que posee. ( El Hombre es el pastor del SER que escribió Heidegger)  Profunda perversión aquí del ethos griego ejemplificado en  el aforismo hipocrático de la vis medicatrix naturae; es decir de la fuerza natural vivificadora de la cual habría de ser mero ayudante y servidor el médico y por ende el científico.
                Un proceso, pues, desde el sentimiento al conocimiento en el griego . Un proceso desde el conocimiento al dominio y a  la utilización en el cristiano occidente. Un proceso desde la theoria a la thecné.
                Este mismo proceso puede convertir  en el ámbito psicológico la empatía en fuente del dominio y del chantage. El chantage emocional tan bien descrito en algunas categorias diagnosticas psiquiátricas, como en la personalidad pasivo agresiva.
                Una simpatía que podemos perseguir en las fuerzas que dirigen las afinidades quimicas y que permiten la recombinación de los simples en moléculas cada vez más complejas pero por ello mismo en muchos casos inestables. Un proceso de nuevo desde la contiguidad a la integración y de la integración a la destrucción posible. En suma desde el amor al odio, como sin las fuerzas destadas en el imparable proceso del dinamismo del cosmos nunca pudieran ser anuladas.

b) Simpatia: Simpatia es la capacidad de inspirar confianza, afecto y amistad en los demás. Es la acción activa  a diferencia de la empatia que es percepción. La simpatia  emana espontáneamente desde la persona, cosa o situación; más ambas no existen aisladas, sino que están condicionadas por la reciprocidad. En la soledad nadie es simpático ni antipático y un átomo asilado vagaria incólume por el cosmos. Por lo tanto ambas cualidades y sus contrarias solo existen en compañia mutua porque un agente emisor exige su receptor correspondiente para que el proceso quede cualificado.
Empatia y simpatia en las relaciones humanas son espontaneas y automáticas, no voluntarias y organizadas conscientemente. Son activas por sí mismas y  en la profundidad del ser no pueden ser manipuladas. En ellas se desvela la verdad del hombre y si bien pueden ser imitadas nunca son totalmente fingidas y cabe siempre la posibilidad de su discriminación y medida aun en el campo del teatro y por ende del gran teatro de la vida.
Empatía y simpatía pueden inutilizarse contradiciendo a sus fines primarios, pero no pueden ser eliminadas precisamente por sus raíces ancestrales en la evolución biológica y las trascendentales funciones que cumplen en el el proceso de la vida.


3. La Empatía y Simpatía en Etobiología.

Antes  de la eclosión de estas ciencias, ya en las creaciones del mito, de las religiones o de las culturas en general habian aparecido en muy disitintos tiempos y lugares asimilaciones entre las imágenes o conductas animales y supuestas virtudes o defectos humanos.
Los dioses antropomorfos de tantas culturas, especialmente conocidas las del área Mesopotámica y las del Nilo sin duda reconocen cualidades "divinas" de dichos animales para   que  sirvan tanto de amedrentamiento como de emulación para los humanos. Recordaré los  animales simbolicos de los cuatro evangelistas; Aguila, Toro, León .... La constante aparición del águila  más o menos estilizada o bicéfala en los escudos nobiliarios europeos, en concreto los de los Habsburgo, muestra la fascinación que este animal de majestuoso vuelo y escudriñante mirada ha ejercido siempre. El significado del cordero, el cerdo,  o la serpiente  o el osito Panda no necesita mayor recuerdo.
Sin duda gran parte de estos simbolismos derivaban  de la aparente semejanza entre su imagen y la expresión correspondiente de los humanos, aunque la mayoria de las veces no contuviera  razones consistentes para ello.   (como en la mirada y rostro del águila ). Otras veces, podemos hoy asegurar,  la impresión automatica de fiereza, amabilidad o sabiduría de  estos animales movilizaba las formas y esquemas heredobiológicos ( por lo tanto instintivos y automáticos) propios de la especie humana. La forma agradable insipiradora de protección y afecto de del  osito, por ejemplo, se debe a que  remeda la forma - cabeza grande, frente redondeada y boca y nariz chatos propios del bebé humano y que por ello mismo desencadenan las actitudes de ternura, afecto y protección que instintivamente mueve a protección al adulto humano.
El siglo XVIII es sumamente importante  para el estudio del surgir de la ciencia en Europa y su influencia progresiva en la sociedad occidental. Puede aceptarse que primero aparece la "mentalidad  científica” que hoy denominamos "ilustrada" como procedente de aquellas privilegiadas mentes "ilustradas”, que también en la política promovieron el "despotismo ilustrado"  Así pues se buscaban razones "racionales" para todo lo existente, mas la escasez de trabajo experimental, conducia más bien a racionalizaciones y explicaciones seudocientíficas que se expresaban en teorias y "mancias" (Es decir, doctrinas que formalmente parecen ciencias pero sin suficiente base teorica o que posteriormente muestran su falsedad - o insuficiencia ). Pues bien, en el campo que nos ocupa se desarrolló en aquel siglo la ciencia denominada Fisiognómica, de la cual derivo la bien conocida  "Frenología" desarrollada por Gall y que tuvo en España un cultivador infatigable: Mariano Cubí. En la Fisiognómica  ocupa este mismo lugar, si bien es menos conocido; Lavater. Lavater fue un pastor protestante en concreto de Zurích,  que dedicó largos escritos y estudios  a la comparación entre la expresión animal y humana. Ayudado de sus dotes de dibujante nos ha legado una colección de dibujos más bien hilarantes de perfiles humanos que se asemejan a los más variados animales, pretendiendo el bueno de Lavater que esta semejanza tambien delatara la semejanza de cualidades caracteriales psíquicas. Recordaré tambien a un ácido caricaturista que tanto ridiculizó, entre otros,  a los médicos y a los abogados: Daumier.
                En el siglo  XIX puede afirmarse que cristaliza ya el afán científico ya en auténticos estudios observacionales y experimentales que en este campo están representados por el genio infatigable  de Carlos Darwin.
En  1872 publica Darwin su libro "La expresión de las emociones en los animales y el hombre" en las que mostró claramente que la ansiedad, la sonrisa,  el afecto o confianza, la alegría y otras emociones básicas no solo eran comunes en el hombre y el animal. sobre todo en los mamíferos domésticos en los que Darwin realizó sus observaciones, sino que tambien se asemejaban en su  forma de expresión vehiculada tanto por la mímica ( expresión facial ) como en la pantomima (expresión corporal general). Describe cómo son los mismos músculos y las mismas inervaciones e incluso cómo todo aficionado a los animales conoce intuitivamente, puede "sentir" claramente, el estado de ánimo del animal y sus pautas innatas de expresión, y cómo estas son más semejantes (análogas ) cuanto más próximos están en la escala zoológica y menos en otras - por ejemplo las aves respecto al hombre.  Darwin utilizó estos estudios como argumentos a favor de sus doctrinas sobre la evolución de las especies. Este trabajo es efectivamente posterior al de "La evolución de las especies”,  1856,  y  el "Origen del Hombre " ( 1872)
                Ya en el siglo XX aparecen las ciencias de la etobiología y de la sociobiologia después con los preclaros nombres de Tinbergen, K. Lorenz y otros. La zoología una vez agotada la descripción morfológica y funcional de los órganos viscerales,  se dedica al estudio  del comportamiento animal y a través de ello de otras cuestiones relacionadas con la comunicación animal gestual y del aprendizaje. Es imposible ni siquiera resumir aquí las doctrinas  que interesarían en el tema que nos ocupa, tan solo recordaré dos o tres conocimientos básicos.
En primer lugar la descripción e identificación de los "esquemas innatos".  Estos esquemas se presentan tanto en los ámbitos expresivos ( conductas innatas o instintivas) como en los esquemas receptivos o perceptivos. Así se llega a la descripción de patrones formales específicos que desencadenan como respuesta instintiva tambien conductas especificas.  Son conductas automáticas, estereotípadas, desarrolladas y seleccionadas a lo largo de la evolución biológica, propias de cada especie biológica y que como dice Lorenz suponen un "aprendizaje evolutivo". Son  las pautas innatas ( mejor que instintivas) de conducta. Las pautas mejor conocidas  y prácticamente universales en todos los mamíferos  se refieren al miedo, la agresividad, la disposición predadora, amistosa o de solicitación o disposición sexual. Cuanto más elevada evolutivamente es la especie tanto más diversificadas o especificas son sus pautas expresivas alcanzando su mayor complejidad obviamente en el hombre.
Pues bien, podemos afirmar de forma general que empatía y simpatía en cuanto a su expresión o disposición de receptividad  se vehiculan  mediante pautas especificas y propias de la especie, matizadas en los detalles por las costumbres impuestas por cada cultura. Uno de los objetivos de la investigación actual se centra precisamente en el intento de deslindar qué pautas son innatas y cuales son culturales. Mediante las avanzadas técnicas  de las que hoy se dispone multitud de antropólogos utilizando grabaciones en  audio y vídeo en muy diversos países y ámbitos han abordado estos temas. Ha podido demostrarse por ejemplo que  todas las expresiones de rango y jerarquia  se expresan mediante mirada altiva y dispositivos que aumentan la estatura, sea mediante estrados o sombreros y coronas. Los gestos de saludo se expresan  siempre con la mano abierta que ofrece apoyo o contacto. Los gestos agresivos con el puño cerrado o con movimientos violentos.  La sonrisa se expresa siempre elevando la comisuras de  la boca y las de tristeza abatiéndolas. El saludo breve al cruzarse dos personas se realiza elevando el párpado superior y abriendo , pues, mas los ojos. La mirada directa a los ojos puede indicar agresividad o confianza siendo máxima en el acercamiento sexual amoroso, ello nos lleva a recordar la existencia de un espacio íntimo alrededor del cuerpo que es mayor por delante que por detrás, que es mayor en los tímidos y en los obsesivos y menor en los maniacos, expansivos y psicópatas. Este espacio puede anularse en situaciones como en una cola ante la entrada a un cine o similar y disminuye aun más hasta desaparecer en un ascensor. Penetrar y violar el espacio íntimo siempre es sentido como agresivo o al menos molesto.  A algunas personas puede agradarles que les den palmaditas en la espalda o coloquen la mano encima del hombro, otras lo vivirán como molesto o incluso amenazador. La persona con  inteligencia emocional sabrá captar las características y preferencias de  quien esté a su lado y en consecuencia de respetarlas, o de transgredirlas naturalmente si lo que desea es amenazar o imponerse.  Saber desviar el aliento, mantener el tono velocidad y altura de la conversación y otros mil detalles vehiculan  todos estos sentimientos tan sutiles como importantes y eficaces. El respeto y manejo de este espacio íntimo es parece uno de los factores principales de las vivencias de simpatía o antipatia en el contacto entre personas,. cualidad imprescidible para todos los profesionales de las relaciones públicas o de servicios cara al público. Quien no guarda estas normas en seguida impresiona como zafio, tosco, patoso  o incluso como peligroso o enemigo. Todo ello varií, naturalmente, según cada país, o según cada grupo de edad. Las encuestas señalan el desagrado o el miedo que producen en las personas adultas o mayores los gritos, saltos  ruidos y motricidad violenta de los adolescentes, sobre todo cuando actuan en grupo. Los esquizoides y los esquizofrénicos se sabe que tienen un espacio íntimo mayor que el habitual y al ser éste continua e inadvertidamente traspasado por las demás personas le provocan las “ interpretaciones delirantes paranoides” es decir, se sienten sencillamente agredidos.
Volviendo a estas conductas “ineducadas” ( al menos ) el mismo San Agustín en sus “Confesiones”  se arrepiente de costumbres  de este tipo que como juego con otros compañeros  realizaba en Roma.  Se denominaban  “eversores”. Consistía el juego en colocarse un mozalbete acurrucado tras un adulto al que otro  le proporcionaba un empujón que producía la fulminante caída hacia atrás de la víctima. El Lazarillo de Tormes  en tantos episodios pero sobre todo el último de despedida en el que hace saltar al ciego sobre un poste de piedra está a la altura del juego  juvenil de San Agustín. Es curioso darse cuenta, aunque es por otra parte obvio, que todas estas consideraciones son las que marcan las normas de educación y cortesía que conducen a empatía y simpatía cuando son análogas en las personas en contacto y desagradan en caso contrario. “Los caballeros nunca alzan la voz” recordamos de nuestras lecturas juveniles que aleccionaba  la madre de “Guillermo”.  La mayor parte de estas señales se expresan, por ultimo de forma involuntaria, de acuerdo con los automatismos propios de cada persona, en parte innatos y en parte aprendidos. Nótesé que se trata en gran parte de pautas motoras y por ello mismo es preciso enseñarlas e inculcarlas precisamente en el momento que madura en el niño la psicomotricidad; en principio desde que nacen, pero especialmente entre el  primer a tercer año. De la misma manera estas conductas se perciben y son eficaces de forma subliminal las más de las veces; es decir sin que el sujeto sea consciente de estos detalles. Es, por ejemplo, maximamente subliminal en la atracción y repulsión mediante los aromas  y perfumes, exisistiendo  infinidad de pruebas sobre ello, desde la impregnación de los productos  a la venta - sobre todo - en prendas de la indumentaria, y hasta la preferencia por determinados ambientes, salones, bares o restaurantes.
                En fin, es imposible e innecesario en este trabajo reseñar todos los detalles y elementos ya  bien conocidos y estudiados de todas estas señales subliminales que vehiculan todas estas vivencias. Para mayor claridad y a manera de ejemplo, sin embargo,  dividiremos los elementos expresivos de la simpatía y empatía en:
Factores estáticos y factores dinámicos.

Factores estáticos
1- El primer factor sin duda es la belleza corporal indicativa de salud, fortaleza y significativa de ayuda, cooperación posible o capacidad sexual y reproductora en su caso. Todas las características que identifican la misma están en general relacionadas con la salud, si bien las modas imponen algunas diferencias que pueden llegar a ser aberrantes o morbosas, dentro de lo que podríamos llamar perversiones culturales. Desde la exuberante belleza barroca que nos pintó Rubens a la pálida y flaca del posromanticismo ( Modigliani.... ) o la morbosa languidez estilizada de los prerrafaelitas ingleses ( Rossetti) o la predilección actual por la anorexia caben múltiples matices. Sin embargo debe distinguirse aquí entrer la moda que se expresa en los medios de difusión de masas ( radio, anuncios  y televisión) y las preferencias reales  en los diversos grupos sociales. Hoy día se asiste a un impresionante culto a la belleza y a la salud física, mas algunas veces estos ideales están pervertidos por la moda. Todo ello es de conocimiento vulgar hoy día y no entraré en más detalles.
2. El segundo factor estático corresponde a las actitudes y posturas corporales.  Podrían subdividirse en abiertas de entrega y confianza o cerradas expresivas de recelo o distancia. En equilibrio entre ambos puntos estarían las exigidas en cada cultura denominables como de respeto o formales. Recordaré aquí la norma de descubrirse al entrar en lugares de respeto o ante superiores: las reverencias e inclinaciones, cada vez menos acusadas y en tiempos antiguos la llamada prosinesis oriental o postración en el suelo,  que tanto llamaba la atención a los griegos cuando a través de las conquistas de Alejandro el Magno se pusieron en contacto con los Persas.
En nuestro ámbito con la paulatina pérdida de formas y costumbres y  con la supuesta democratización de la sociedad cada vez se cumplen menos estas formalidades, lo que supone además de pérdida cultural una paso más hacia la anomia y la masificación. Estas normas de urbanidad y educación que enseñan moderación en la altura de la voz, en la finura de los movimientos y en el respeto a los demás, consistente ante todo en no molestar como primer paso de la mismísima caridad cristiana están cada vez más en desuso sobre todo entre los jóvenes cuya pérdida paden los mayores.

 Factores dinámicos.
1. Junto a la belleza corporal , la elegancia  motora de la persona en la marcha o en la carrera; la buena disposición para la danza, el patinaje o los ejercicios gimnásticos,  como la gimansia rítmica etc. se consideran parte hoy dia de las disposiciones cumputables dentro de la inteligencia, puesto que determinan de forma importante el éxito en la vida. Simultáneamente todas estas cualidades dinámicas evocan sentimientos de admiración, emulación y por ende simpatia. Por el contrario los movimientos esquinados, bruscos, torpes o desaliñados  suscitan desconfianza cuando no directo malestar desagrado o incluso temor.
Uno de los síntomas sutiles pero frecuentes en las esquizofrenias ,  es precisamente la pérdida de automatismos motores y la torpeza  y desgarbo en los movimientos, que muchas veces, según registran algunas pruebas mentales específicas, son percibidos penosamente por los propios interesados.
Así puede describirse una personalidad motora paralela a la personalidad de conjunto determinada  esta última sobre todo por el tipo de conductas predominantes.
2. Muy importante y característico de personas o hábitos culturales es la gesticulación que acompaña al lenguaje, sobre todo el dialogado. Es conocida la riqueza en este campo de los italianos,  y tambien de los orientales, mas escueta en los pueblos nórdicos y desde luego más rica en los maniacos que en los esquizoides.
Todos podemos hacer un experimento sencillo consistente en ver una película o video suprimiendo el sonido e intentar conjeturar por los gestos el tipo de conversación, contacto o estado de ánimo de los observados. Al fin seguramente, y para una conversación familiar, podremos convenir en que la comunicación gestual  es más importante que la verbal. Por supuesto  el lenguaje de los sordomudos debe ser considerado desde otros puntos de vista que no intervienen ahora.
3. Debo citar ahora   la indumentaria o vestimenta, su adecuación al momento y situación, su armonía con las costumbres imperantes del grupo, la edad y la cultura todo, desde luego, de difícil juicio y ponderación , sobre todo hoy día. Aunque pueda ser opinión personal, quiero recordar aquí el triste efecto que nos produce una persona mayor, quizás en los famosos viajes subvencionados para jubilados, que se vista de niño o adolescente imitando luego sus conductas, por extensión, personas de cualquier edad inadecuadas en vestimenta o tono al lugar o a la ocasión. Ello está muy extendido y aun contando con la variabilidad de las costumbres cada persona se revela en estos detalles y quien piense lo contrario se equivoca, puesto que empatía y simpatía una vez más surgen de forma espontánea y son eficaces aun en contra de la voluntad, ideas o ideología. Así, en la búsqueda de un trabajo, en la presentación a un examen, o en la fiesta en busca de la amistad o el amor la vida, va colocando a cada uno en su sitio....  Todavía podemos decir no al adulto en Bermudas y zapatillas deportivas pululando por un centro comercial en invierno, o al estudiante en chándal en clase de la Universidad... He aquí la ventaja de un uniforme.
Quiérase o no, la indumentaria actúa como expresión y como símbolo, y la sociedad y la cultura son un laberinto de símbolos señales operativas  en el juego de la vida.  ¿Para qué si no son necesarias las entrevistas personales para acceder a cargos importantes de empresas importantes?  En el funcionariado  no, por supuesto, En la Función Pública precisamente en la utopía de la justicia e igualdad automática, la selección se realiza por datos “objetivos” aunque el trabajo sea de cara al público, cuya única compensación obtiene expresando su protesta en los manidos chistes que aguantan estos profesionales que representan al Estado, nada menos, car al público.
4. Podríamos terminar con alguna frase respecto estos símbolos aun más importantes: El problema del velo de las musulmunas en la sociedad civil o en clase, o quien - todavía hay alguno - que cuelga un crucifijo de su cuello - o se coloca un pendiente en la oreja o un botón en la lengua o la barbilla. Todo porta un significado y declara una pertenencia e intención.
¿ Deben retirarse estos símbolos de los lugares públicos, como se acaba de decidir legalmente en Francia ? Al fin y al cabo edificios y lugares son extensión de las propias personas y ellos portan en la arquitectura y la decoración elementos tambien de simpatía y empatía que vehiculan la belleza o la repulsión. No entraré en esta polémica tan actual, pero más bien me inclinaría a exhibir todos los que fueran representativos de una sociedad o cultura que a retirarlos todos. En este campo la cultura occidental peca por el vaciamiento de sus contenidos culturales, por la pérdida, pues, de su propia identidad, recordando como ejemplo la negativa a aludir al cristianismo en la constitución europea. Opera a la vez un sentido  de autoculpabilización histórica absolutamente inadecuado, ya que el cristianismo  y Europa han sido, quierase o no,  los educadores del mundo aunque el mundo moderno , o mejor si se quiere, el modernismo haya surgido como contracultura y lucha frente al cristianismo, como podemos recordar en la Kulturkampf alemana y la condenación del modernismo en el Concilio Vaticano I al que intentó desdecir sin excesivo éxito el Vaticano II.  Por otra parte, si Europa renuncia a sus símbolos y creencias puede estarse seguro  de que otras culturas y otros símbolos ocuparan su lugar... y solo al ingenuo ignorante puede asombrarle la nueva lucha ideológica- religiosa entre las tres religiones monoteístas en la actualidad una vez más ..... !

4. Empatía y  Humanismo.
He aquí cómo el tema aparentemente baladí de la empatía puede llevarnos a los más complejos problemas de la cultura.
¿Qué es el arte? ¿Qué es la belleza? Pregunto tanto en la plástica como en la literatura.
La bibliografía sobre el tema es infinita pero para mí propósito voy a citar unicamente a Burke, un autor ingles del XIX que define  el arte en dos parámetros:
a) La belleza  procedente de la belleza física, que es fundamentalmente salud y vigor con importantes matices sexuales; es decir a efectos del enamoramiento y la fijación de la pareja.
b) La belleza asimilable a lo sublime, que se refiere más bien al mundo material y muy especialmente a las manifestaciones de la Naturaleza: la flor; la puesta de sol..... Podría preguntarse si también en estos casos es la vida  y lo que contribuye a la vida el hilo director de la empatía o emoción estética intuitiva lo que lo dirige. Pienso que sí.
Belleza en la naturaleza  es, efectivamente, lo que contribuye a la vida o es la misma vida.  El mar en su infinitud, el sol al atardecer, las flores en su exhuberancia.... todo son manifestaciones de la vida y fenómenos que la propician.  No cabe duda  de que puede haber belleza  tambien en un cataclismo como  una erupción volcánica o un terremoto destructor; en este caso opera en mi opinión, ese sentimiento reverencial ante la magnitud y poder del cosmos y  en una meditación más próxima a lo sublime. Sin duda  los animales, en cuanto ejemplos de reacción ingenua ante la Naturaleza perciben miedo ante estos poderes destructores ligados casi todos al fenómeno destructor por excelencia  en la Naturaleza  que es el fuego.
Tambien en la percepción  y la evaluación del arte actúan  mecanismos endógenos; es decir, constitucional-hereditarios que  desencadenan más o menos automáticamente estos sentimientos: de bienestar, de admiración, de emoción estética o de temor reverencial ante lo sublime; mas sobre los mecanismos de la Naturaleza operan modificándolos los presupuestos y aprendizajes de la cultura. Postulo que para que la cultura sea tal  debe exigirse un tiempo de vigencia de dichos valores. Un tiempo quizás de siglos, siendo cultura por antonomasia la clásica. Me resisto a reconocer como arte las formas y evaluaciones efímeras de autores contemporáneos, donde en ausencia de los ideales clásicos hemos de ver, en mi opinión, meramente el juego de las modas. En todo caso podemos describir algunos de los parámetros operativos que desde el punto de vista psicoecológico, en mi opinión, elevan un objeto  o mejor dicho, la percepción del mismo a obra de arte. Nótese  bien: percepción y no evaluación puesto que el  sentimento del arte o emoción estética,  es una función  de la percepción y no propiamente del conocimiento o cognitiva.
- Postulo en primer lugar como juez y perceptor del arte al ciudadano medio y por razones bisopsicológicas que no demagógicas ni políticas. Examinamos, pues, las condiciones de emergencia de la percepción del arte en el grupo social medio.
- El objeto artístico; es decir, bello  e incluyo aquí no sola la plástica sino tambien la literatura, debe permitir su identificación con objetos o usos ordinarios de aquel material o  de aquel lenguaje;   es decir, de los contenidos formales del mismo, y sin embargo debe diferenciarse del mismo en una cierta cuantía y cualidad, lo que exige un ejercicio de interpretación individual. Bajo esta definición el mecanismo básico y universal productor del objeto artístico es la metáfora, que cobra su eficacia por una metainterpretación del sujeto en la cual, evidentemente, incluye sus  elementos subjetivos.
-Arte es, pues, resonancia creativa  del espíritu ante un mensaje en algún aspecto novedoso pero no del todo desconocido  y que por ello porta elementos y significados mostrencos al lado de otros menos definidos y capaces por ello de evocar - es decir,  movilizar,-  los sentimientos profundos del espectador o consumidor de la obra artística.  Recordemos cómo nos surge el agrado o la emoción ante una música o una pintura. Tenemos que estar familiarizados con el estilo o la forma general del objeto; o incluso necesitamos una repetición de la exposición o percepción del mismo. Una pieza de música, clásica o no, debe ser escuchada varias veces antes de que consigamos  disfrutar de ella; sin embargo, su repetición excesiva o en momentos inadecuados produce hastío y cansancio. Es ese intervalo entre "lo conocido en parte" y lo" novedoso en parte"  donde surge la emoción.  Por eso todas las vanguardias producen al principio rechazo y solamente tras un tiempo histórico o personal se convierten en bellas. Las obras más antiguas, si son estudiadas durante  la formación cultural son las que al cabo se convierten con más firmeza en arte. Los primeros estudiosos modernos del arte como Winckelman ( siglo XVIII ) afirmaron incluso que solo podía existir arte en la imitación a los clásicos. (  Sobre todo en las artes plásticas ) En este campo los estudios contemporáneos de Panofvsky nos han enseñado a descubrir la obra de arte.
No puede existir, pues, arte sin un sujeto que reaccione al mismo. Arte, pues, parte siempre de un contexto cultural en el que una persona o grupo está inmerso. Arte, pues, exige una cierta familiaridad del sujeto con el autor, el estilo, la obra etc. del artista, como antes decía. La percepción del arte opera desde una cultura básica. Evoco aquí al inculto turista americano que ante una iglesia románica nos preguntará su antigüedad, cuánto costó su construcción o si venden en ella Coca Cola, pero  que será incapaz de extasiarse ante ella en ausencia de cualquiera evaluación utilitaria.
Así pues empatía y simpatía desde las personas a la  percepción del arte y desde la percepción del arte a la percepción de la belleza en la Naturaleza y en todas las cosas. Desde aquí la persona sensible y culta puede ser arrebatada por un sentimiento o "pathos" de comunicación con el universo y de ascensión mística a la percepción de la divinidad. Ello supone aceptar que la fe  religiosa es también un sentimiento, lo que puede ser criticado desde la teología racional o razonada de las escuelas, mas.... ¿Acaso no afirmó reiteradamente San Pablo que la Fe sin amor no es nada? Y ¿qué es el amor sino un sentimiento de comunicación y empatía reconocido y afirmado capaz de operar sobre la conducta.? Luego la empatía clave también de  la conducta moral. Cualidades, pues,  positivas de la persona; rasgos psicológicos de la personalidad. Cualidades de empatía, sentimiento estético y, al fin, cualidad moral. Volvemos a los socráticos que identificaron el SER con la verdad, bondad y belleza. La educación en la estética y en la sensibilidad artística es una educación en la moralidad y en la convivencia social. Los pilotos de los bombarderos americanos preservaron  Heidelberg porque conocían su belleza como antiguos estudiantes en su universidad. Recordandolo no puedo por menos de expresar el dolor que produce al ciudadano sensible de casi todas nuestras ciudades  el penoso espéctaculo de las suciedades y destrozos en nuestros monumentos  e instalaciones urbanas. ¿Cuándo cesará este inútil llamado injustamente vandalismo pues supera a los vándalos desde luego en estulticia.? Protesta inteligentemente en nombre de muchos nuestro señor alcalde y con él otros pocos predican en “el páramo del olvido”, mas misión es del intelectual ( nos lo enseñó tambien Ortega) si quiere ser fiel a su “dharma” y cumplir con su oficio de ser sal o fermento, el clamar así en público, porque tambien en el desierto vive la belleza y por ende la sensibilidad empática.

Viana de Cega. Enero de 2004.

Bibliografía a disposición de quien lo solicite al autor.

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