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lunes, 4 de octubre de 2010

El Sentido de la Vida y de la muerte.

  El Sentido de la Vida y de la muerte.  
Agustín Jimeno Valdés. 

Introducción:
Decía mi maestro el Dr. Marañón que las comunicaciones científicas debían leerse y no meramente relatarse para asegurar la necesaria precisión en conceptos o datos.
Ordinariamente en nuestros cursos y lecciones sin embargo procedemos a la exposición libre lo que facilita la atención y el interés.  Mas hoy voy a aplicar el consejo de Marañón debido a la complejidad y dificultad del tema en el que es fácil la equivocación o la mala interpretación. Pues no nos enfrentamos con conceptos  bien definidos, ni con conclusiones lógicas y racionales sino con problemas que afectan al fondo humano de la persona y  que solo obtienen una cumplida comprensión desde las ciencias del espíritu.
Pues ya adelanto que el sentido de la vida y de la muerte  son atributos que el sujeto consciente adscribe a su ser y a su actividad  en su medio y como tales, son actos de su voluntad.
Aceptando esta premisa dividiré mi exposición en dos partes:
En la primera examinaré el concepto “sentido de la vida y de la muerte” desde cuatro perspectivas: Religiosa, Filosófica,  Humanistico-Psicoterapéutica Situación sociológica actual.
En segundo lugar explicaré desde el punto de vista  psicopatológico el porqué y el para qué del sentido de la vida..

      1.   El Concepto de Sentido de la Vida y de la Muerte.
           
      El sentido de la vida y de la muerte consiste en la respuesta individual o social que  se dé a  los interrogantes básicos  del hombre y que surgen concomitantemente con la aparición de la consciencia del yo, que es lo mismo que decir con la aparición de la mente.
      Estas preguntas son:
      ¿Porqué estoy aquí vivo en el mundo? O  mejor aún:  ¿Cual es la finalidad ultima de mi vida? Alrededor de esta pregunta básica aparecen todas los interrogantes escatológicos sobre el origen del mundo, el porqué del bien y del mal, tanto físico como moral como  bases de la organización social y las fuerzas que han de sustentar las normas morales y jurídicas de las sociedades humanas. Por lo tanto las respuestas a estas  preguntas sustentan toda la organización social configuran la cultura intrínseca de cada sociedad o grupo. Son preguntas clave también respecto la estabilidad psicológica individual, motoras de sus motivaciones y reguladoras de su conducta y por lo tanto depende de ellas esencialmente la satisfacción y felicidad del individuo con su vida y su actitud ante su propia e inevitable  muerte.

      Por ello mismo puede afirmarse que la cuestión del sentido de la vida surge en el contexto social, es transmitida al niño como contenido cultural e ideológico y se transforma en el joven al compás de su curso biográfico, permitiendo  en el adulto modificaciones bien a nivel personal o bien por identificación con otras opciones que pueda ofrecer el medio social en el que se desarrolle el sujeto.
      El estudio de la historia y de la antropología cultural permite afirmar que todas las sociedades  humanas se han planteado estas preguntas y han elaborado unas respuestas. Es evidente sin embargo que el grado de preocupación o participación de los individuos concretos en dichas creencias puede ser variable. Sin duda mucho más estricto y fiel en culturas primitivas dotadas de un solo abanico de respuestas y mucho más laxa y diversa en sociedades avanzadas o abiertas o sometidas a diversos influjos culturales que permiten al individuo escoger o bien crear sus propias respuestas.      Si bien  todas las sociedades humanas ofrecen al menos un sistema creencial de respuestas al sentido de la vida, es evidente que desde el punto de vista individual no todos las  personas aceptan, producen o se interesan por “el sentido de la vida”.  Este mismo hecho  permitiría calificar su “falta de interés” por el tema como típico de la  instalación en el mundo el  que el antropólogo Von Gebstattel califica de  “Vida inatutentica” y que cree descubrir en muchos psicópatas, y en enfermos mentales, pero que nosotros creemos aparece también en personalidades normales pero sencillas, por su cultura o su medio, y que viven a espaldas; es decir, solo implícitamente, la cultura de la sociedad a que pertenecen.
      Por lo tanto afirmamos que todas las sociedades y culturas ofrecen respuestas a las preguntas escatológicas entre las que se encuentran las relativas al sentido de la vida, pero que no todos los individuos concretos desarrollan la necesidad de hacerse  dichas preguntas y de responder a ellas.
      Creo que es muy importante  a efectos de las ciencias del ser,  y dentro de ellas la psicología y la psicopatología , el diferenciar adecuadamente las ideas “superiores” que desarrollan las “inteligencias” de la sociedad, de las ideas mostrencas del individuo y ciudadano llano que vive preocupado de sus necesidades e intereses cotidianos y que solamente se plantearia respuestas de este tipo ante una encuesta o  bien, como describe Jaspers, en momentos límites de su existencia como son la adversidad, el dolor o la cercanía presentida de la muerte.



      2. Las diversas ideologías  respecto el sentido de la vida.
     
      A continuación vamos a reseñar  los contenidos más generales de las respuestas al sentido de la vida desde los tres puntos de vista antedichos: Religioso, filosófico  Humanístico psicoterapéutico y Situación social actual.
     
      a.Religioso.
       Los positivistas creyeron que el desarrollo cultural de la humanidad y de las culturas particulares seguiría un orden preciso desde las concepción míticas  y religiosas a las filosóficas y racionales. Hoy sabemos que no es así. Las distintas opciones coexisten. Coexistió en Grecia clásica la creencia en su panteón  con el materialismo monista de Leucipo y coexisten en nuestras días   muchas y más distintas formas creenciales  contradiciendo la creencia ( ella misma ingenua) de los positivistas de la modernidad  que auguraban la extinción de toda creencia religiosa aun filosófica para ser sustituida por el saber racional.   En la ultima parte de esta lección abordaremos el porqué de este hecho desde el punto de vista psicológico.
  Las respuestas religiosas contienen la creencia en seres superiores a los hombres dotados de consciencia y voluntad por que  es posible  apelarles  en las necesidades humanas.  Por lo general se adscribe a ellos la creación del mundo y la administración de una justicia compensatoria de los sufrimientos, sea en este mundo o en un  supuesto el venidero y todo ello se integra en una cosmogonia – origen del mundo y de la vida – en la cual encuentra su lugar; es decir, el sentido la existencia humana. 
      Este sentido se muestra primeramente en  respuestas simples, por ejemplo: El hombre fue creado por los dioses para que les den de comer, o les sirvan  o les entretengan jugando con sus destinos. La  respuesta cristiana antigua  de “glorificar a Dios” representa,me parece, una herencia arcaica de  estas ideologías animistas . Respuestas de índole más abstracta  las encontramos en las religiones superiores y monoteístas como el cristianismo en el cual la creación del hombre se explica a partir de la bondad divina que quiere hacer participe de su felicidad a otros seres como el hombre al cual se le ofrece esta opción si cumple con su voluntad ( Es decir con la voluntad divina siguiendo libremente el bien) El sentido de la vida cristiano es por lo tanto claro y completo. La vida en la tierra es una oportunidad para alcanzar la salvación; es decir, la felicidad completa participando del ser divino.  La vida actual es por ello prueba, y el mundo “valle de lagrimas”. Algo parecido puede decirse del Islam. Puede afirmarse que la doctrina de las reencarnaciones sucesivas ascendiendo a seres superiores o descendiendo  a inferiores como consecuencia de la rectitud  o maldad  moral de las conductas es  equivalente. Por cierrto que esta creencia tan extraña a las ideologias occidentales está aumentando enormemente entre nosotros. Veasé la bibliografia citada. Caso curioso lo constituye el budismo en el que no se encuentra escatología alguna, y en el cual la satisfacción del propio bien obrar vale como recompensa a la  virtud. Por ello mismo podemos considerar el budismo como una ideología de transición entre  las respuestas religiosas y las puramente filosóficas.
     
      b.      Respuestas filosóficas.
        Según ya dijo Nietzsche la filosofía puede considerarse como una “teologia  disimulada” y efectivamente,  sucede a la misma en su intención de encontrar – entre otras misiones – un sentido de la vida. Las ideologías filosóficas a este respecto se caracterizan   por eliminar todos los contenidos escatológicos suprameteriales buscando el porqué de las preguntas y la investigación sobre las respuestas sobre el sentido de la vida, en el propio ser y vivir de cada individuo. Ello inicia  el “humanismo”  que nace de  aquel axioma de Anaxagoras, según creo recordar, de que “ el hombre es medida de todas las cosas”; es decir que debe buscar en él mismo las respuestas a las preguntas que le inquieten.
      En cuanto que búsqueda y respuestas se enmarcan en el solo individuo o en los grupos más reducidos de las escuelas filosóficas representa una fase diferente y mas compleja de la consciencia, tal como expondré en la ultima parte de esta lección. Exige por lo tanto un mayor esfuerzo de abstracción y de voluntad de la persona y es por ello más inestable en cuanto a su seguridad subjetiva y en cuanto a su estabilidad en el tiempo biográfico. Aquí intentaré presentar algunos contenidos clasificados en orden de más a menos proximidad  con las Fes religiosas.
            La apuesta agnóstica.  Pueden aquí alinearse a Pascal con su celebre apuesta por la Fe, y entre los antiguos a Ciceron en su tratado sobre la Inmortalidad del Alma y a Unamuno entre los modernos. Mas o menos puede formularse como sigue. No podemos probar por la razón la existencia de Dios que sustentaria un sentido de la vida y de la muerte  religioso, pero cabe la duda y en la duda nuestra voluntad apuesta por lo más favorable que es la aceptación de la Fé  y la Esperanza en la salvación definitiva integrándose el sujeto en la vida tras la muerte en la gloria divina.  Esta posición es altamente inquietante y es evidente que no satisface ni puede satisfacer plenamente. Pienso que puede ser enunciada pero no aceptada  lo que produce  o- o es producido – por personalidades angustiosas e inseguras.         Admite, en todo caso  la posibilidad de que determinadas cuestiones escapen a la misma no pudiendo negar por la via racional.  por lo tanto, las creencias religiosas de otros grupos o personas. 

      Un caso aparte lo ofrece Epicuro. La opinión sobre el epicureismo ha sido degradado en tiempos históricos como doctrina esencialmente asocial ante su defensa del hedonismo: Nada más erróneo. Epicuro  mantuvo una vida ejemplar de solidaridad hacia sus semejantes, de  reciedumbre ante el sufrimiento y de equilibrio mental y físico  en la salud y en la enfermedad. Sus tres máximas podrían ser suscritos por muchos hombres actuales. : "Si los dioses existen no se ocupan de nosotros. La vida es bella y el sufrimiento puede ser siempre superado. El fin de la vida es la consecución del placer por la vía de la ética." Seguramente mejor que la traducción clásica de “placer” deberíamos utilizar el término: satisfacción; en cuanto satisfacción de las necesidades materiales y espirituales del hombre.
      Un caso singularisimo lo ofrece Kant que en la razón pura se presenta como escéptico completo afirmando sin embargo la escatología cristiana, no por razones practicas, como simplemente suele aducirse sino por la aplicación de la razón también impecable a la realidad humana concreta en la sociedad y en la historia.

      El ateismo simple. Supone un paso más del agnosticismo basado en la evidente regla lógica de que “las premisas afirmativas deben reputarse como falsas mientras no existan pruebas a su favor, y que   las premisas negativas  son verdaderas en tanto no se demuestre lo contrario". Así si afirmo que “existe un gato de tres patas”  será falso mientras no  pruebe que  existe, pero si afirmo que “no existe un gato de tres patas” he de creer que es verdad  en tanto no tenga pruebas de que sí que existe. Ahora la cuestión se reduce a la presentación de pruebas irrefutables sobre las respuestas de tipo religioso al sentido de la vida. Podemos citar aquí a Bertrand Russell que tuvo la valentía de expresarse abiertamente en su conocido ensayo “Porqué no soy cristiano“ y que mantuvo en la B.B.C. por radio una famosa polémica en una época aun restrictiva para tales cuestiones.

      El ateismo militante. Consiste en la negación explicita de la existencia de Dios y la trascendencia tras la muerte sustituyendo la escatología trascendente por una escatología materialista histórica que afirma que el sentido de la vida es la construcción de una sociedad perfecta – por lo tanto utópica y por ello mismo inalcanzable – La aceptación del sufrimiento, el mal etc. quedan explicados y justificados, mientras que no se alcance esta sociedad perfecta que persigue la actividad política - y aun bélica de sus directivos. Las consecuencias históricas de esta doctrina son conocidas por todos. Al lado del comunismo que aquí someramente hemos citado puede colocarse toda doctrina ideal que coloca el fin de la vida en metas sociales ajenas al propio individuo. 

      Por otra parte el ateismo como negación explicita constituida en ideología, puede considerarse  también como creencia que  suele ser sustituida por ideologías meramente políticas.

             Una ultima opción en la línea filosófica seria el nihilismo propagado sobre todo por las escuelas existencialistas que dominaron a la inteligencia europea en los años posteriores a las segunda guerra. Sartre y Heidegger describen al ser humano como arrojado e inerme a este mundo; obligado a vivir como una Pasión Inútil, y presto por lo tanto a caer en la desesperanza y  en el suicidio.

      c.   El sentido de la vida en el humanismo psicoterapéutico.
      El psicoanálisis según los análisis psicohistóricos  consumó el proceso denominado de desencantamiento que conduce desde las cosmologias de Copernico  hasta nuestro momento actual de la llamada posmodernidad, o como prefieren otros, hipermodernidad. El proceso consiste en la destrucción de las creencias tradicionales  místicas y religiosas que explicaban el orden del mundo y el sentido de la vida, al ser sustituidas por el avance del conocimiento racional. El hombre es destronado de su puesto central en el Cosmos, por Copernico, de su puesto único en el mundo biológico por Darwin,  aún el origen  del  universo encuentra su explicación  en la teoría de la gran explosión a partir de una “fluctuación cuántica“ . El psicoanálisis por ultimo descubre los entresijos del alma humana sometida también a reglas que socavan su libertad.. Estas  “humillaciones sucesivas” de la cosmovisión, al menos en el mundo occidental, ponen también en entredicho   el sentido de la vida. El psicoanálisis ortodoxo  centrado exclusivamente en la búsqueda de la satisfacción y  la evitación del dolor, no era sin embargo suficiente  para gran numero de espíritus que seguían sintiendo dolorosamente la ausencia de un sentido radical de la vida que diera sentido precisamente al sufrimiento que nunca puede ser anulado, dada la experiencia insoslayable de la enfermedad y de la muerte además de los avatares de la vida humana y del acontecer histórico.  El propio vigor del psicoanálisis desde su seno y en sincretismo  sobre todo con  las medicinas neohipocráticas y la Escuela de Sociología de Frankfurt crea la línea, primero del análisis existencial y después de la psicoterapia humanística en la cual destacan sobre todo E. Fromm y V. Frankl. Por ser menos conocido y además en mi opinión muy superior al primero, voy a detenerme en la ideas del segundo.
     Víctor Frankl se ha considerado como creador de la tercera línea de psicoterapia vienesa. Seria la primera la de Freud naturalmente y la segunda  la de A. Adler. Frankl tuvo algún contacto con Freud pero desarrolló básicamente su doctrina tras su experiencia en el campo de concentración Nazi de Buchenwald    en el que estuvo preso. Su reflexión sobre el sentido del sufrimiento dentro de un humanismo laico y la voluntad de sobrevivir aun en aquellas penosas circunstancias le ayudaron a soportar aquellas condiciones infrahumanas así como ayudar a otros detenidos. Frente al Psicoanálisis ortodoxo que descarga sobre los instintos la explicación de la angustia y las motivaciones de las conductas, Frankl propugna el poder del espíritu y de la voluntad. Describe la neurosis noógena como conflicto entre las creencias y motivaciones y apela a la voluntad de encontrar " el sentido  de la vida" propio de cada persona y circunstancia como fuerza capaz de superar el sufrimiento y las dificultades de la vida.
            Explora el sentido de la vida preguntando " ¿ Porqué no se suicida Vd. ?". Su psicoterapia por lo tanto apela al consejo y dirección, no solo al apoyo, reforzando o creando las creencias y la Fe en el deber de cada persona  en sus circunstancias concretas tanto históricas como personales. Existen estudios de validación y una amplia experiencia en este tipo de terapia para los cuales remito a la bibliografía.

      d. Situación social actual.

Cuando  los sociólogos del modernismo siguiendo a los de la ilustración positivista de Compte como  Durkheim y Max Weber postularon  la agonía de la religión, aparece a finales del siglo XX y sobre todo a partir de la gran contestación cultural de occidente de los años 60, una eclosión de múltiples ideologías que sustituyen a la religión o bien representan formas innovadoras de la misma. Por una parte  aparecen nuevos fundamentalismos casi todos con matices políticos como el pacifismo, ecologismo y neonacionalismos, por otra parte resurgen  creencias mánticas antiguas  como la astrología, la adivinación y las magias, por último diversas manifestaciones de la vida publica arrastradas por sus ídolos en las músicas, las competiciones deportivas o las fiestas populares se sacralizan también. Esta sacralización de la banalidad como ha sido denominada, invade los medios de difusión, acapara los ánimos  y se constituye en formas implícitas de intereses y creencias que sirven también a la constitución de “sentido de la vida “. Un sentido de la vida, plano y anodino adaptado al hombre masa de nuestra época, pero sin duda también eficaz . A todo ello a la par que con el hundimiento de los valores tradicionales centrados en la belleza, el orden, la dignidad y la ética se ha denominado civilización, que no cultura, posmoderna.


Una posición especialmente importante, me parece, lo constituye lo que Salvador Giner en la monografía que cito al final, denomina Religión Civil. La religión civil, dice, está constituida por las ceremonias públicas  tanto políticas como festivas que  integran a la sociedad civil; sean por ejemplo las elecciones, las aperturas de los parlamentos, y los ritos adjuntos a las actividades del monarca, o de los presidentes de la republica en su caso. Todo ello complementa con las “religiones privadas” descritas anteriormente  y ayudan al mantenimiento del Estado. Describe pormenorizadamente las diversas celebraciones, ceremonias y ritos de la religión civil en Estados Unidos y que conviven con las celebraciones particulares de etnias, y religiones explicitas. Es más; la  debilidad de la religión civil haría peligrar  la estabilidad sociopolítica. En este sentido esta religión civil cumpliría el papel de las religiones cristianas en  el antiguo régimen de los Estados Europeos y que precisamente por ello tuvieron que ser sustentadas por los poderes políticos originando las terribles guerras de religión.
Cabe preguntarse si todas estas religiones modernas son suficientes o son tan eficaces como las antiguas a la hora de cumplir adecuadamente las funciones de dar sentido a la vida. En mi
particular opinión, están efectivamente acordes con la mentalidad  del hombre actual,   a pero  a costa de aumentar la inseguridad del individuo confuso ante la multitud de ofertas y proclive siempre a caer en los mundos antihigiénicos individuales por ejemplo de la droga o
antihigiénicos sociales como los de los fanatismos agresivos.


     3. El  cómo y el porque de las preguntas sobre el sentido de la vida desde el punto de vista psicopatológico.

En toda situación de consciencia   el yo y la persona no solamente percibe los objetos del entorno sino que éstos están siempre inmersos en significados últimos en los cuales la escena presente percibida se  integra en  el conjunto biográfico que fundamenta la persona del sujeto.  Es decir, según mi propia terminología, la percepción se constituye en percatación y el conjunto de la escena percibida obtiene un sentido respecto el yo del sujeto; por ejemplo si el sujeto está en un aula  recibiendo una clase con sus compañeros, además de percibir a cada uno de ellos  a la vez que las mesas y las sillas correspondientes  se  percatará de una escena presente, que es el hecho de estar en clase que se enmarcará en un sentido,  en el sentido de su vida también, y por  el que  desea y tiene la esperanza de terminar una carrera, colocarse y vivir satisfactoriamente de ella después.
Esta atribución de significado y sentido a todos y cada uno de los hechos de una vida y que la dotan de intencionalidad se produce de forma automática en cada momento. Por ello mismo mientras se vive y actúa, las motivaciones de la conducta son el sentido de la vida en ese momento, y en caso de faltar temeríamos el suicidio inminente como postulaba V. Frankl.
      Por ello mismo desde un punto de vista psicopatológico esa atribución de sentido que  admiraba a los sociólogos desde el punto de vista psicopatológico es muy fácilmente comprensible. Otra cuestión es el tipo y calificación moral o intelectual de los diversos “sentidos del actuar y del vivir” que tenga cada persona en cada momento. Sin ellos efectivamente no se puede vivir, y de otra manera, repito se produce de forma automática en cuanto hay vida  psíquica consciente.
Así llegaríamos a la conclusión de que casi cualquier cosa, creencia o motivo  pueden proporcionar ese “sentido de la vida“ y que solamente los criterios de valor del sociólogo, ideólogo u observador  pueden negar su existencia o discriminar su importancia.



      RESUMEN:  En el aspecto sociológico existen pues, dos grupos de personas. El primero está formado por aquellas personas que se preguntan explícitamente por el sentido de sus vidas y que necesitan por ello un cuerpo de creencias que dé respuesta concreta a esta necesidad. Aquí se encuentra la mayoría creyente en formas superiores de religión o de filosofía. Un segundo grupo no se pregunta explícitamente por el sentido de sus vidas pero  su forma de vida  expresa su sentido de la vida implícito, que suele estar anclado en formas más primitivas de tipo hedonístico y utilitario. Un tercer grupo vivencia su falta o pérdida del sentido de su vida. Ello caracteriza al depresivo, conduce a la desesperación y potencialmente al suicidio. Este grupo, por lo tanto es el más susceptible de recibir tratamiento psicoterápico humanístico centrado sobre todo en la voluntad por encontrar un sentido a la propia vida.                                                     
      La psicopatología por lo demás  describe “el sentido” como una interpretación automática en el proceso de percepción y por el cual dota a la escena percibida y en  cuyo espacio y tiempo biográfico está inmerso el paciente, dota, repito de una interpretación  suprema que contiene los porqués y los para qués del mundo como ámbito de voluntad, acción y conducta; es decir, lo que Von Uexkull denominaba el "mundo de acción" ( Werkwelt) que identificaba en ultimo termino al mundo percibido. ( Merkwelt).
  Está por ver si las formas posmodernas de religión son suficientes  para mantener el nivel mínimo de la moral y de la ética necesarios para la continuación de la vida en nuestra ya pequeña tierra. Grandes pensadores creen  que no. Cito en concreto a Konrad Lorenz estudioso de la naturaleza humana partir de su comparación con la de nuestros ancestros animales. En su maravilloso libro  Los Ocho Pecados de la Humanidad Civilizada", cita algunos de estos sentidos de la vida que en alguna manera son patológicos y pueden conducir a nuestra aniquilación. Termino presentando a manera de tabla estos ocho pecados capitales relegando a la reflexión del lector todo posible comentario.     






     
      BIBLIOGRAFÍA.
     
B. Kanitscheider: “ Auf der Suche nach dem Sinn” Insel  Taschenbuch.  Frankfurt Main. 1995.
Diaz Salazar, Rafael; Giner Salvador; Velasco Fernando (edtrs.) “Formas Modernas de  Religión ” Alianza Universidad nr 783. Madrid  1996. ISBN 84-206-2783-6
Viktor E. Frankl: " El Hombre en Busca de Sentido". Herder. 20 ed. 1999
I.S.B.N. 84-254-2092-X.
Viktor E.Frankl. " La Voluntad de Sentido". Herder. 1994. I.S.B.N. 84-254-1615-8.
 K. Lorenz: “Los ocho  pecados mortales de la humanidad civilizada.” Plaza Janés. Barcelona 1975.
Jakob von Uexkull: “Ideas para  una concepción biológica del Mundo” Espasa Calpe. Buenos Aires. 2 Edición 1951.

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