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lunes, 4 de octubre de 2010

Desde la percatación a la conducta humana.

 

Desde la percatación a la conducta humana.

Agustín Jimeno Valdés.
Profesor Titular de Psiquiatría de la Universidad de Valladolid (ESPAÑA-UE).
INTRODUCCIÓN:
En un articulo anterior (2) presenté una reflexión psicopatológica sobre la integración de las distintas subfunciones de la sensopercepción a efectos de la configuración del contenido de la consciencia en un momento dado.
Describimos los distintos niveles: fisiológicos, neuropsicológicos y propiamente psiquiátricos con la intención de comprender mejor su desintegración en los distintos síndromes patológicos. Especialmente me detuve en el nivel psiquiátrico en el cual describí en un nuevo modelo dos subniveles que organizan la consciencia:
Un primer subnivel al que denominé significado y un segundo sentido. Este modelo permite comprender las dos formas principales de disfunción psicopatológica en las psicosis. La disfunción del significado produce las alucinaciones y la percepción delirante. La del sentido el delirio como tal, sobre todo el delirio primario. En su conjunto definí la función sensoperceptiva como "percatación" que sugiere la toma de consciencia de la escena presente en toda su integridad.
Para más detalles debe acudirse al citado trabajo en estas mismas páginas. También puede observarse la primera columna de la izquierda del esquema de la Fig. 1. en el presente trabajo.
A continuación examinaremos:
1. Consecuencias filosófico antropológicas del citado modelo.
2. 1. Estructura del acto humano.
2. 2. La percatación. El área y gradiente del conocimiento.
2. 3. La planificación. El Área y gradiente de la voluntad.
2. 3. La ejecución del acto humano. El área y gradiente de la libertad.
3. Las leyes dinámicas de la integración de gradientes.
4. La aplicación del modelo al estudio de algunos síndromes psicológico-psiquiátricos concretos.
4.1. En la paranoia o mal llamado trastorno delirante.
4.2. En las psicosis esquizofrenias.
4.3. En los síndromes afectivos.
4.4. En los síndromes por dependencia.
4.5. En los estados de intoxicación por drogas legales o ilegales.
4.6. En los trastornos del control de impulsos.
5. Resumen.
1. Consecuencias filosófico antropológicas del citado modelo.
La tragedia intelectual más importante de nuestra cultura grecolatina es, en mi opinión, la persistencia a lo largo de dos milenios y medio de dos grandes cosmovisiones aparentemente irreconciliables: La cosmovisión llamada monista materialista que postula la existencia de una única materia o sustancia en la construcción de la realidad; y la que postula la existencia de dos sustancias o entidades: una material y otra espiritual, concepción llamada dualista.
En el pensamiento científico en general solo de una forma residual se mantiene dicha controversia. El concepto de función emergente en cada nivel de organización de la realidad parece ser suficiente para un modelo coherente con la investigación científica y la tecnología subsidiaria sin que explícitamente la cuestión sea debatida, lo cual desde luego es expresión de lo que denomino pensamiento plano; es decir expresión de la trivialización frecuente de las implicaciones filosóficas y por ello éticas de los procesos del conocimiento científico y la potencia cada vez mayor de las técnicas que los manipulan. Una cuestión que en mi opinión puede poner en entredicho la pervivencia del hombre.
Por otra parte en un tono menor o débil dicha controversia permanece en la aceptación de dos grupos de ciencias diferentes tanto por sus métodos como por sus fines: las ciencias humanísticas, y las ciencias de la naturaleza. Esta dualidad es cierto que también se está debilitando bajo la aceptación de que el hombre es parte de la propia Naturaleza por lo cual sus productos culturales también lo serian. La etobiología y la sociobiología han aportado aquí su importante grano de arena para superar este hiato.
Así pues estamos ya manifestándonos a favor de lo que llamaré una concepción unitaria del cosmos, en un intento de superar el mal nombre para algunos, que la cosmovisión monista pudiera representar.
No cabe duda sin embargo que deben describirse importantes diferencias entre un grupo de ciencias y otras lo que siempre renueva el recuerdo nostálgico hacia la concepción dualista fuerte .
Efectivamente:

En las ciencias humanísticas o del espíritu:

Se trabaja con conceptos que representan objetos cerrados y bien delimitados categorialmente.
Impera, pues, un modelo algorítmico, preciso y lógico-conceptual que intenta comprender el mundo y especialmente el hombre. Todo ello vehiculado por las palabras y los demás sistemas de codificación sistemática.
Conceptos como libertad, voluntad, imputabilidad, responsabilidad... son importantes como enlace entre uno y otro grupo de ciencias; es decir precisamente aquellas funciones humanas que por tal pertenecen al orden de la naturaleza y del espíritu simultáneamente.
Las ciencias de la Naturaleza y en concreto los modelos científicos del ser humano trabajan con:
Gradientes continuos de funciones dado que el ser real es un proceso continuo en todos sus aspectos y no una procesión de distintos seres o estados ontológicos (aquí nos ha brindado un maravilloso ejemplo reflexivo, en este caso antinómico, la doctrina de la teología católica tomista respecto la procesión de las Personas Divinas en la Santísima Trinidad)
En ningún punto pueden establecerse categorías claras ni cortes conceptuales. La misma vida emana lentamente del movimiento inanimado de las proteínas de la misma manera que consciencia y libertad surgen lentamente y en diversos grados en los niveles superiores de organización.
Un lugar magnifico para la superación de dichas dicotomías lo brinda el modelo de la Evolución Biológica.
Un segundo lugar magnifico lo brinda el modelo del psiquismo y conducta humana que es objeto de los presentes escritos.
Algunas de las presentes reflexiones me han surgido tras mi obligada actuación en peritaciones como profesional psiquiatra en delitos en los que la defensa alegó "Trastorno del control de impulsos" y no hubo manera de entrar en el debate respecto a si tal denominación es meramente descriptiva o algo diferente; es decir, si el trastorno corresponde al "querer" o al "poder".
Por ello mismo la presentación de un modelo algo más completo en nuestra opinión, de lo habitual nos parece importante. Mi trabajo en estas paginas citado anteriormente acerca de la organización funcional de la "percatación" a efectos de la constitución del estado y contenido de la conciencia en un momento dado, forman el primer eslabón de la secuencia temporal que organiza desde aquí una conducta concreta que denominamos acto humano. Véase la Fig. 1.
Las funciones psicológicas superiores por lo tanto brindan sugerencias y modelos importantes a estos efectos. Tan importantes como que no solo aportan comprensión a dichas funciones mismas sino que son garantes de la organización social, léase el Estado, del que emana toda convivencia racional y razonable y que necesariamente ha de elaborar desde la justicia y la ley, la comprensión de la libertad e imputabilidad de la acción humana.
Sin embargo voluntad y libertad han desaparecido de la psicología y de la psicopatología, aumentando la incomprensión entre las instancias sociales del conocimiento científico del hombre y su ordenamiento moral, ético y jurídico en nuestras complejas sociedades.
Ello provoca entre otros desajustes una debilidad del derecho y una ambigüedad continua en la responsabilidad del individuo que en este mar de innana cultura posmoderna solo puede conducir al caos destructivo de la convivencia y por lo tanto pone en peligro la misma pervivencia del hombre.
2.1 La estructura del acto humano.
Konrad Lorenz en el frontispicio del pabellón de antropoides del parque zoológico de Frankfurt:
"El Eslabón perdido entre el hombre y en mono somos nosotros"
Aldous Huxley en "Arte, Amor y Todo lo demás" Cap. I Pág. 492 de sus obras completas Tomo I editadas por Plaza Janés:
"No tenemos motivo alguno para enorgullecernos especialmente de poseer cualidades que hemos heredado de nuestros antepasados y que compartimos con los animales domésticos. Lo que resultaría halagador seria descubrir en la sociedad contemporánea indicios de virtudes exclusivamente humanas... por ejemplo la comprensión, la ausencia de prejuicios irrazonables, la tolerancia absoluta, la persecución perpetua y razonable del bien. Mas  ¡ay!, éstas son precisamente las virtudes que no podemos descubrir...
Esas gentes joviales y optimistas que nos aseguran que la humanidad es admirable porque las madres aman a su hijos, los pobres se socorren mutuamente, y los soldados mueren por su bandera, no hacen sino consolarnos con argumentos que serian adecuados para consolar a las ballenas, los elefantes o las abejas...
Estos horrores y estas miserias nacen de la carencia de razón en el hombre, del fracaso humano para conducirse de manera completa y sabiamente humanas. Las virtudes selváticas son simplemente el anverso de este animalismo, cuya cara es la bondad instintiva y cuya cruz es la estupidez y crueldad instintiva."
"El Hombre es algo que debe ser superado"
F. Nietzsche
Estas tres citas deben colocarnos en la tesitura anímica deseada para continuar nuestra reflexión sobre el hombre "Un puente tendido entre dos abismos" que también dijera Nietzsche. Un enigma y una contradicción; el ser más complejo del universo de los astrofísicos y un producto de la evolución de la naturaleza en la cual en un momento dado cristaliza el soplo del espíritu sustituyéndose la visión de las cosas por la visión en nuestro interior del impacto que producen las cosas.
Acto y no conducta, pues la segunda alude a complejos extensos en el espacio y en el tiempo desbordando las posibilidades de comprensión y modelización. Acto sin embargo en el cual ha de latir toda la profundidad del Ser cuando éste se organiza en función de las más elevadas deseos, aspiraciones, temores, y deberes del ser humano. Mas estos deseos y deberes surgen del conocimiento de la situación concreta en la que el yo se encuentra y así y, como es obvio, el primer paso de la secuencia conductal ha de ser:
El conocimiento; que hemos denominado como percatación.
El segundo paso previene reflexiona y organiza. Llamémosle, pues planificación.
El tercer paso sea ya la ejecución.
En el modelo general de la Fig. 1, que hemos de tener presente continuamente, en su línea superior observaremos esta secuencia temporal de la organización del acto humano.
esquema completo :
LA ACCIÓN HUMANA.
Secuencia conductal.
Niveles de organización


                                             
PERCATACIÓN          PLANIFICACIÓN          EJECUCIÓN
Nivel Psiquiátrico
SENTIDO SIGNIFICADOIDEOLOGÍA-MOTIVACIÓN
Delirio primario ESCENA PRESENTE
Percepción delirante
Alucinaciones
FUTURIZACIÓN
Integración espacial y
temporal VOLUNTAD
(Conación)
ACTO LIBRE Y VOLUNTARIO
Capacidad psíquica
completa ACTO JUDICATIVO
Nivel Neuropsicológico
SIMBOLIZACIÓN LINGÜÍSTICA
(Palabras) GNÓSICO
(Objetos)
Categorías Semánticas
CONCEPTUALIZACIÓN
Afasias RECONOCIMIENTO DE OBJETOS
Agnosias
ACTO IMPULSIVO
Escasa planificación pero acto intencional
SEMIAUTOMÁTICO
Disminución de imputabilidad
Nivel fisiológico
COMPETENCIA
SENSORIAL
Organización primaria del objeto
Cegueras-Sorderas
Gradiente de la cognición
No planificación
ACTO EN CORTOCIRCUITO
ACTO INSTINTIVO O REFLEJO Gradiente de la voluntad
Anulación de la imputabilidad
Gradiente de la libertad

2.2. La percatación.
Ya fue explicada exhaustivamente en mi articulo anterior. Es una fase, por supuesto cognitiva cuyas subfunciones encontramos expresadas en el citado esquema que debe leerse desde abajo hacia arriba significando los gradientes de aumento del nivel de organización y en este caso de la cognición.
Tan solo llamaré aquí la atención sobre algunos aspectos:
En primer lugar la función gnósica consistente en el reconocimiento (y por lo tanto uso adecuado) de objetos es una función meramente designativa, pero no denotativa o semántica en sentido lingüístico estricto. Es decir, se refiere siempre a objetos presentes o representados por sus características sensoriales pero en ningún caso por su correspondiente concepto simbólico. Corresponde a la inteligencia sensomotora o a la fase preoperativa de Piaget. Tan solo permite, pues un pensamiento o cognición manipulativa relativa a objetos concretos presentes como tales en el espacio externo o en el interno, pero no en los espacios conceptuales abstractos. Se trata sin embargo de auténtica cognición y de auténtica inteligencia y debemos aceptar que este tipo de inteligencia la compartimos con los animales, como es perfectamente conocido desde los experimentos de Köhler en la famosa estación de antropoides de Tenerife en los años de entreguerras.
Quede por esclarecer si el pensamiento geométrico que manipula imágenes que en sí mismas pueden ser arquetípicas o símbolos lógico abstractos que permitirían rendimientos cognitivos por su mera manipulación espacial. Se dice que Pascal redescubrió los principios de las curvas cónicas antes de su pubertad y quizás en este caso y similares no sea preciso un autentico pensamiento lingüístico categorial.
En el nivel siguiente o fásico se adscribe a cada objeto un símbolo lingüístico inaugurando auténticamente la conceptualización con la creación de clases lógicas que derivadas por abstracción y síntesis de los objetos. La denotación es su primer nivel cognitivo y la connotación el segundo.
Al fin y al cabo las cosas son diferencias que nosotros ponemos citando una famosa frase de Goethe. Así en el juego incesante entre los diversos niveles cognitivos, como la escalera de Jacob tendida entre el cielo y la tierra, es creado el universo lingüístico que pone orden en el ser real pero nos atrapa también dentro de un marco limitado al cual se aplican posteriormente las funciones psicológicas superiores de la dación de significado y sentido que explicamos suficientemente en el citado trabajo anterior.
Todos estos niveles en la persona consciente operan automática y simultáneamente en el primer momento de consciencia; es decir están operando continuamente en la sucesión de contenidos de la consciencia pero pueden ser modificados por la atención y por la voluntad en vistas a la finalidad del acto en cuestión. Así el deseo, la necesidad y el parámetro afectivo modulan y precisan inmediatamente la escena percatada. Mas ello es ya el comienzo del segundo paso: La planificación. Por ello debemos entender que existe un va y ven continuo entre unos pasos y otros lo cual expreso por la flecha a trazos en sentido inverso a la que marca la secuencia principal desde la cognición a la ejecución.
2.3. La planificación.
La planificación exige la tensión completa del campo de la consciencia. Integra pasado y presente para prever un futuro. Un futuro manipulado por el yo; es decir se representa en la consciencia una situación futura consecuencia de la conducta; es decir supone una futurización. Esta es creada por la voluntad. Es la voluntad lo que convierte la motivación, deseo, necesidad o deber... según los casos, en un futuro presentizado que constituye la esencia del acto; el acto humano llamado por ello siempre voluntario. Por ello a este gradiente de integración psicofísica le denominamos gradiente de la voluntad.
En el nivel inferior o neuropsicológico tal voluntad prácticamente no existe todavía. No hay propiamente planificación. La incidencia de necesidades primarias desencadena automáticamente actos reflejos más o menos complejos o conductas instintivas también automáticas.
Estas conductas automáticas sin embargo pueden ser asumidas y aceptadas por el yo si proceden en el paso anterior de un nivel cognitivo alto. La voluntad asume el acto y "se deja ir en su planificación y ejecución" Sin duda puede denominarse a esta situación con el viejo epíteto de "dejarse dominar por las pasiones". Tal situación podría darse por ejemplo en los actos de violación. Indicios respecto a la forma concreta de la ejecución pueden atisbar el nivel de organización preciso en tal momento. Ya veremos sin embargo en las importantes leyes dinámicas del presente modelo cómo estas tendencias instintivas pueden en condiciones de normalidad, ser dominadas siempre por las instancias superiores.
En el nivel siguiente o neuropsicológico apenas existe planificación o es totalmente somera.
En este nivel surgen y se sitúan las conductas en cortocircuito que son formas aprendidas de conducta que surgen de forma semiautomática bajo una presión afectiva y un abandono de la capacidad volitiva. Por ejemplo una agresión utilizando una herramienta de trabajo.
Asimismo la conducta impulsiva surge en este nivel calificando un nivel de organización algo superior respecto a la anterior.
En todo caso obra el esquema Estimulo Respuesta; si bien el enlace entre ambas puede ser rápido y automático o parcialmente reflexivo .
Solamente en el nivel superior emergen la finalidad y la motivación, la voluntad plena y la capacidad de futurización que se extiende a las consecuencias deseadas e indeseadas del acto.
La reflexión tiene en este paso su casa propia. Tanto más profunda y perfecta cuento más tiempo se tome entre la decisión de la voluntad y la ejecución del proyecto. El trabajador puede ahorrar durante años para comprar su vivienda; el estudiante durante años prepara su titulación que le servirá en su vida; y el paranoide puede permanecer anodino e insignificante mientras planea durante decenios su gran venganza.
Estos parámetros de tiempo y espacio califican la planificación y por ende la voluntariedad del acto en cuestión.
Durante el tiempo de planificación pueden fluctuar los niveles de organización y así un acto largamente pensado y planificado puede pasar al acto de forma impulsiva, o en cortocircuito. Las drogas de diseño actuales y desde siempre el alcohol, se han utilizado para "dar ánimo" al momento de un acto importante. Estas rebajan el nivel de la planificación sustituyendo la voluntad por la impulsividad. Sin embargo la toma ex- profeso de dichos sustancias para este fin, no debería, en sentido jurídico o penal, disminuir la imputabilidad, sino más bien aumentarla puesto que implica toma de decisiones en vistas a futurizaciones todavía más amplias. Ello ha sido obviado completamente en los procedimientos jurídicos actuales, condicionando, en mi opinión, el mayor aplanamiento e irresponsabilidad de las conciencias en esta era posmoderna que nos aflige. El concepto de la teología moral cristiana de "voluntario in causa" tiene aquí su más que justificada aplicación.
2.4. La ejecución.
La ejecución exige en los niveles inferiores capacidad psicomotora. Esta puede ejercerse en melodías motoras preformadas por mecanismos bien reflejos, bien instintivos, bien aprendidos. Sin embargo en el nivel superior se entiende que estos procesos son insuficientes en vistas a un acto complejo por lo que la ejecución exige un seguimiento continuo en bucle retroactivo de lo que va consiguiendo el acto en vistas a la futurización planificada. Es decir la comparación continua entre lo que queremos y lo que conseguimos realmente. Se trata por lo tanto de una acto de creación, como resultado final del acto humano.
Estamos en la fase en la cual la voluntad se expresa en el espacio y en el tiempo y por ello identificamos el gradiente de niveles en la ejecución del acto como gradiente de la libertad.
es condición para que la voluntad actué, pero la imputabilidad; es decir la atribución del acto a la persona y su yo se identifica en el segundo paso secuencial: en el de la planificación. De la voluntad deriva el bien y el mal moral como calificativo del acto imputado, por lo que en buena lógica, de nuevo en la doctrina moral cristiana es en esta fase del querer, aun querer meramente pensado pero no ejecutado, donde se constituye el pecado. NO tanto la buena acción que a nada conduce sino mediante la ejecución de la buena obra. En esto difiere radicalmente la doctrina luterana de la católica. En el luterano solo la Fe justificaba y esta era acto y obsequio de la voluntad, pero no precisaba de la ejecución del bien. Incluso la ejecución del mal no afectaba a los méritos conducentes a la salvación. En el lado católico en cambio la Fe sola no justifica y en magnifica precisión psicológica coloca el pecado ya en el pensamiento, pero el bien solo en la buena acción. (Por sus frutos les conoceréis)
Libertad
Otro máximo testigo puede presentarse en esta consideración: I. Kant que deriva todo el mal y el bien moral de la buena voluntad. Es la buena voluntad lo único que puede exigirse, lo cual podría tener inmenso interés por ejemplo en los procesamientos de médicos a consecuencia de fallos en sus actuaciones. El pensamiento pragmático tiende de nuevo a despreciar los complejos procesos en los que se organiza el acto humano sobre el que aquí reflexiono en voz alta y letra abierta.
Insisto en que todas estas reflexiones pueden parecer ociosas frente a las altas técnicas de la investigación por ejemplo neurobiológica, pero me atrevo a decir que para la supervivencia del homo sapiens es mucho más importante la mejoría moral de su conducta y la represión social del peligroso que las aventuras en el espacio y las veleidades de la investigación sobre el genoma. (Y que ellos quienes quiera que sean, me lo perdonen) Y todo ello entre otras cosas exigiría abrir un debate profundo sobre la prevención del delito y también, sobre la aceptación del delito de pensamiento o planificación aún no ejecutada en parangón con el citado pecado de pensamiento.
Esta última reflexión sé que resulta especialmente odiosa y retrograda en el espíritu de la época que vivimos -el llamado postmodernismo-. Éste precisamente predica la abolición de los valores en vistas, se dice, de su imposible justificación racional. Mas léase La Critica de la Razón Practica de Kant y encontraremos razonamientos más que suficientes para fundamentar la ley moral y por lo tanto la ley penal incluida la preventiva.
3. Las leyes dinámicas de la integración de gradientes.
Las leyes dinámicas de la integración de gradientes que aquí presento (Tabla I) son meramente adaptación para este sujeto particular de las leyes generales de organización y desorganización por niveles que puede aceptarse operan en toda la Naturaleza. Fueron precisadas inicialmente por H. Jackson para el sistema nervioso y sus funciones siendo en este caso bien conocidas por todos los médicos. En su forma más general pueden consultarse en mi trabajo anterior en estas mismas páginas. Podemos sin embargo realizar algunas matizaciones.




Tabla I
LAS LEYES DINÁMICAS DE LA INTEGRACIÓN DE GRADIENTES
1. EL NIVEL DE CONCIENCIA ACTÚA DE FORMA HOMOGÉNEA EN TODAS LAS SECUENCIAS.Su descenso no anula las funciones sino que disminuye su precisión.
2.  LA CAÍDA DE UNA FUNCIÓN A UN  NIVEL INFERIOR NO ANULA LA FUNCIÓN SUPERIOR SINO QUE MERAMENTE DISMINUYE SU PRECISIÓN.
3. LA CAÍDA DE UNA FUNCIÓN EN SUS NIVELES SUPERIORES AFECTA MÁS PROFUNDAMENTE LA CUALIDAD HUMANA DEL ACTO.El ciego es consciente y libre; el loco no.
4. LA PRESIÓN AFECTIVA (MOTIVACIÓN O IMPULSIÓN) EN LOS NIVELES INFERIORES CONDICIONAN LAS CONDUCTAS  PERO NO ANULAN LA CAPACIDAD DIRECTIVA DE LAS SUPERIORES.
5. EL GRADIENTE DE VOLUNTAD-LIBERTAD EN LAS SECUENCIAS DE PLANIFICACIÓN Y EJECUCIÓN  ES TANTO MÁS PERFECTO CUANTOS MÁS ELEMENTOS EN EL ESPACIO Y EN EL TIEMPO ENTREN EN LA PERCATACIÓN.A ello lo denominamos el campo de la consciencia.
6. LAS DISFUNCIONES EN LA PERCATACIÓN SON MÁS GRAVES QUE EN LAS SECUENCIAS POSTERIORES DEL ACTO.
7. EL ACTO HUMANO IMPUTABLE EXIGE LA INTEGRIDAD DE TODOS LOS NIVELES Y DE TODAS LAS SECUENCIAS.
REGLA DE ORO:




LA COMPRENSIÓN PSICOLÓGICA DE UNA CONDUCTA NO ANULA POR SÍ MISMA SU VOLUNTARIEDAD Y LIBERTAD.Es decir el acto humano intencional y consciente no es azaroso sino motivado y comprensible. Diferencia de Jaspers entre la comprensión por motivos (psicológicos)  y la explicación por causas (orgánicas).
Por ejemplo los conceptos de nivel y campo de la conciencia.
El nivel de la consciencia depende del estado de excitación central del S.N.C. Se equipara pues al nivel de vigilancia o a la potencia cognitiva general del sistema en un momento dado. Es fundamental para todas las secuencias y funciones como expresamos en la primera ley.
El campo de la conciencia comprende los elementos cognitivos concretos que se toman en cuenta para la ejecución de un acto. Interviene por lo tanto sobre todo a nivel de la planificación, como expreso en la ley 5.
La ley nº. 4 marca el lugar de actuación de la presión afectiva que influye no tanto en la cognición (percatación) como en la tendencia a cortocircuitar el acto intencional, es decir en la planificación.
En todo caso los niveles inferiores sustentan pero no comandan tal como expreso en las leyes 2 y 3 repitiendo una ley básica de la ontología de Hartmann aplicada a esta cuestión particular.
A continuación consideraremos algunos síndromes específicos respecto a las modificaciones que producen en la organización del "acto humano".
4.1. En la paranoia o mal llamado trastorno delirante.
En ningún otro capitulo del DSM IV se muestra tan dramáticamente la insuficiencia conceptual, y por lo tanto científica y clínica de este necesario engendro americano.
La renuncia en las psicosis a consideraciones etiopatogénicas impide distinguir las autenticas enfermedades que bajo los criterios clásicos de Kurt Schneider han de ser enfermedades de base orgánica, de las desarrollos delirantes y otros procesos similares en los cuales se conserva la continuidad biográfica y de sentido, es accesible a una comprensión genético dinámica y por último sigue pautas dimensionales en las cuales la disfunción sigue una evolución gradual, sin soluciones de continuidad. En estos casos el carácter morboso surge de una mera consideración funcional bajo el criterio de " equivalente morboso "en cuanto afecta a la adaptación y progreso biográfico de la persona. La conservación íntegra de la inteligencia, la voluntad y la acción", como dijera textualmente Kraepelin en su definición clásica de la paranoia, ya define claramente la conservación completa de la imputabilidad en estos casos. Podemos citar dos casos típicos de la bibliografía: El caso Wagner estudiado por Gaupp y reeditado actualmente en las monografías de "Archivos de Neurobiología" y el caso español de Hildegard en los años de la segunda republica española.
El diagrama de situación en nuestro esquema es evidentemente similar al normal.
Soy consciente de que esta opinión es heterodoxa, y que habitualmente la restricción del contacto social, la rigidez de la personalidad y la inflacción del afecto respecto el problema delirante que operan en estos casos lleva a la mayoría de los psiquiatras y de los juristas a aceptar una inimputablidad basada en la existencia del delirio. " Sin embargo la conservación del conocimiento también para diferenciar el bien del mal, así como de la plena capacidad en la planificación y en la ejecución preservan, en mi opinión, la plena responsabilidad del acto cometido aunque sea consecuencia de la ideación delirante." Acepto pues que la fuerza del afecto determina el contenido concreto del deseo y la de la motivación, pero no anula el control voluntario ni afecta por lo tanto a la libertad de la persona que conoce simultáneamente el bien y el mal, dada la integridad de su " percatación".
4.2. En las psicosis esquizofrénicas.
En la practica jurídica cotidiana basta el diagnostico de esquizofrenia para exculpar totalmente al sujeto de cualquier conducta. Ello es totalmente inadmisible tanto desde el punto de vista legal como desde el psicopatológico como del médico propiamente dicho.
Las más de las veces se origina por un vicio de raíz que suele mantener la peritación psiquiátrica española: La peritación sobre el estado y diagnostico de la persona en vez del estudio y pormenorización del acto concreto cuya imputación ha de decidirse. En una peritación correcta ha de juzgarse un acto más que una persona aunque desde luego la personalidad y la biografía son también importantes para la evaluación concreta del acto que ha de peritarse.
Por lo tanto un esquizofrénico autentico es en general imputable totalmente para cuestiones ajenas a sus contenidos delirantes. La inimputabilidad está solo claramente presente cuando el acto emana de síntomas patológicos en la sensopercepción o el juicio y puede estar intacta en los demás casos. En las situaciones residuales bajo la persistencia de sintomatología negativa suele estar perturbado el impulso y la motivación por lo tanto la planificación y la ejecución como muestra la típica pasividad y aislamiento del enfermo. El nivel en estas dos secuencias puede ser bajo y por lo tanto tender también a actos en cortocircuito, lo cual sin embargo habrá de probarse.
En las formas esquizofrénicas desorganizadas es evidente que está mayormente afectada la percatación en cuyo caso quedaría viciada toda la organización del acto siguiendo la ley numero 6 de nuestra Tabla nº. I
4.3. En los síndromes afectivos.Básicamente se afecta la motivación y la impulsividad como factores dependientes directamente de la situación afectiva. En las fases depresivas disminuye el campo de la conciencia y en las maniacas no se expande como se suele decir sino que también se restringe pero exaltando exageradamente su importancia y actividad de sus contenidos. Por lo tanto pueden afectarse las tres secuencias de forma más o menos paralela o armónica de acuerdo con la gravedad del síndrome afectivo.
En las formas psicóticas valen las consideraciones realizadas a propósito de los cuadros delirantes en la paranoia y en la esquizofrenia. Sin embargo por el carácter " invasivo" y omnipresente de la afectividad debe entenderse que puede quedar afectada de forma importante el conjunto de la persona y por lo tanto todas las secuencias y niveles estructurales del acto. Estimo por lo tanto que en las psicosis afectivas la disminución de la imputabilidad es más frecuente y más clara y más intensa, si cabe esta expresión, que en los cuadros que cursan con disfunciones predominantes o exclusivas de la función cognitiva; es decir, en nuestra nomenclatura de la percatación.
4.4. En los síndromes por por dependencia.
La existencia de una dependencia física y acompañada en el momento del acto de un síndrome de abstinencia también habitualmente exculpan al sujeto. Sin embargo al igual que en el caso anterior estimamos que la abstinencia determina la motivación y el deseo del consumo, pero si la de conciencia y la cognición por tanto son plenos, se conserva también la capacidad de decisión y por lo tanto de la imputabilidad. La extensión continua de las criterios de inimputabilidad no solo es socialmente reprobables e inadecuado desde un punto de vista práctico (aumento de la delincuencia bajo la benevolencia legal) tendiendo a una puerilización de la persona, sino que incluso desde el punto de vista del paciente le desmotivan para su tratamiento. En todo caso debe quedar claro que "la necesidad de un tratamiento médico-psiquiátrico o pedagógico psiquiátrico es independiente de la situación de su imputabilidad." Es más la posibilidad de los tratamientos psicoterápicos, basados en el contacto empático con el terapeuta apuntan a la integridad psicológica y por lo tanto jurídica de la persona. Son pues tratamientos morales y pedagógicos que actúan modificando las tendencias de la voluntad y la motivación (respecto la planificación) por una parte y del ejercicio concreto de la libertad por otra (y respecto la ejecución).
La condición necesaria para ello repetimos es la conservación de la capacidad cognitiva basada en la normal estructura de la conciencia.
4.5. En lo estados de intoxicación aguda por drogas psicotropas legales o ilegales.
El criterio definitivo respecto la desestructuración del acto humano es la situación cognitiva. Por lo tanto las drogas psicotropas que afecten a la cognición disminuyendo el nivel de conciencia o estrechando el campo por lo tanto vician de raíz todo el acto conduciendo a una disminución o anulación de la imputabilidad durante el tiempo de acción de dichas drogas. Un criterio importante para deducir dicha afectación es el desarrollo de la planificación y la ejecución. Ambos pasos serian rápidos y semiautomáticos.
El diagrama correspondiente sobre nuestro esquema correspondería a una línea situada a media altura en los tres secuencias estructurales del acto.
Otra cuestión es si la droga se ha tomado precisamente para "darse ánimo" para la realización de tal acto; o bien si el sujeto sabe, por experiencia o conocimiento que la toma de tal droga la "coloca" en la situación de tal conducta. Los antiguos moralistas llamaban a tal conducta "voluntario in causa" es decir que aceptado libre y voluntariamente el antecedente -la toma de droga- debía aceptarse también como libre y voluntario el consecuente. Puede una persona aceptar tomar alcohol y estando bebido propinar una bofetada a otro y éste caerse con tan mala suerte que se fractura la nuca y fallece. Se trataría de un homicidio involuntario. La droga propició el bofetón que quizás no hubiera ocurrido de otra forma pero la responsabilidad se extienden a las consecuencias previsibles del mismo y no más allá, similarmente a una conducta sin toma de droga. Por lo tanto no se afecta la imputabilidad. SIn embargo nuestro diagrama habría de extenderse a tiempos anteriores al primero de nuestros pasos: el de la cognición
4.6. En los trastornos del control de impulsos.
Quizás en este apartado y en el las grandes psicosis muestre nuestro esquema mayormente su utilidad. Dicho trastorno puede significar:
La descripción de una conducta impulsiva realizada bajo la presión del afecto en integridad de la persona. (Por ejemplo el asesinato de la esposa sorprendida "in fraganti" de infidelidad) (Arrebato)
La conducta impulsiva en una persona incapaz de controlar su afecto bajo la existencia de un estado patológico. Por ejemplo el asesinato cometido durante una crisis epiléptica compleja (antes: estado crepuscular).
La doctrina clásica aceptaría una disminución de la imputabilidad por arrebato en el primer caso y una inimputabilidad completa en el segundo.
En el primer caso disminuye de forma importante la planificación lo que lleva a una ejecución semiautomática y en cortocircuito.
Si la planificación es clara y se toma un tiempo no cabe aceptar como exculpatorio o atenuante el "trastorno de control de impulsos" como se quiso aceptar en un caso en el cual el sujeto había ido a buscar unas latas de gasolina para prender fuego a la vivienda de sus vecinos.
Así pues en nuestro diagrama la línea descriptiva del acto ocupara un nivel normal en la cognición y discurrirá baja en la planificación y ejecución. En estos casos se trata, pues de la colisión entre el quiero y el puedo.
5. Resumen.
Presento un modelo estructural del organización del acto humano en el que se identifican tres pasos secuenciales que denomino percatación, planificación y ejecución, y que a su vez en cada uno de ellos presenta tres niveles jerarquizados de organización: Neurofisiológico, neuropsicológico y psicológico-psiquiátrico. El citado modelo permite fácilmente la conceptualización y estudio de actos y conductas concretas a fin de evaluar su grado de imputabilidad respecto a la persona tanto a fines médicos como jurídicos.
BIBLIOGRAFÍA:
Puede solicitarse el autor.

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