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lunes, 4 de octubre de 2010

Consciencia. Evolución biológica y Hominización.


Agustín Jimeno Valdés.

Lección nr. 2.
 Consciencia. Evolución biológica  y Hominización.

1. El origen de la consciencia.

1. Reconocimiento propio y del otro.
Se acepta que la consciencia del yo es una de las características que identifican a la especie humana. Se trata del reconocimiento de uno mismo; es decir, del yo y en consecuencia de su comparación o contraposición con el tú. A partir de ello surgirían el nosotros y el vosotros. Y todo ello seria base y condición para la aparición de estructuras sociales superiores como la familia, la horda,  y la tribu.
Se decía hace años, yo mismo lo decía y lo escribí, que esta consciencia del yo exigía la aparición previa del lenguaje. O dicho de otra manera que su emergencia en la  evolución era paralelo al del lenguaje.
Todo ello nos parece hoy bastante dudoso, por no decir que falso. La antropología se sirve hoy más que nunca de un poderoso instrumento de comprensión y de crítica que es la etobiología; es decir, del estudio comparado del hombre con las demás especies animales lo cual puede hacerse respecto multitud de conductas y funciones. Incluso la más alta y actual investigación en psiquiatría se sirve de estos métodos comparativos. Sin poder entrar en detalles, recuerdo aquí meramente el estudio de los procesos instintivo-automáticos de reconocimiento de la expresión afectiva facial de las personas y que fallan en algunos esquizofrénicos dentro del llamado síndrome psicótico negativo-defectual.
Las profundas y ya famosas investigaciones de tipo antropológico cultural, podríamos decir que se han realizado en estos últimos decenios sobre diversos animales;  Con chimpancés y gorilas, por ejemplo, que sin duda ninguna se reconocen a sí mismos y a sus “prójimos” guardando puntual recuerdo de  dádivas y débitos en las interconductas sociales. Se reconocen frente al espejo y tienen algunas pautas, eso sí sencillísimas, de transmisión cultural.
Para evidenciar la existencia de  un reconocimiento propio se ha empleado también el espejo y el resultado es positivo, parece, en casi todos los antropoides y también en el elefante, que pasa por ser una de las especies más inteligentes y que cuidan a sus enfermos y hasta visitan los lugares de fallecimiento de sus allegados.
¿ Pero acaso no es autorreconocimiento de si mismo y del otro, la conducta de las parejas monógamas de aves? ¿ Y el mantenimiento de la estructura jerárquica de los grupos de los lobos y desde luego de los primates; es decir de todos los animales que se organizan  en grupos?
Por lo tanto yo creo que debe diferenciarse bien el reconocimiento del yo y del otro de su expresión lingüística y no parece necesario una palabra, gesto o grito que los identifique. La consecuencia doctrinal es muy importante. Supone aceptar que la conducta  puede suplir al lenguaje, al menos en esta cuestión.
¿Qué sucede si postulamos que el autorreconocimiento y la consciencia del yo consisten solamente en la consciencia refleja y razonante de los filósofos?
Mi respuesta es clara. El mundo real está constituido por seres y procesos que no hacen saltos. Son las palabras y los conceptos los que establecen las diferencias y luego nos esforzamos en descubrir el cuando y el como de las transiciones. Quiero decir que reconocimiento y consciencia como funciones también emergentes pueden darse en distintos grados y aparecen poco a poco, como observamos en la maduración de los  niños, que van adquiriendo estas funciones poco a poco considerándose habitualmente que es alrededor de los siete años ( yo creo que hoy día en los niños de las ciudades mucho antes)  se han desarrollado ya suficientemente, si no plenamente.

2. Condiciones psicológicas para  la aparición de la consciencia.
Creo  y suelo afirmar que la aparición de la consciencia del yo, también en los animales, exige una historia personal biográfica previa archivada en procesos de memoria. Es la presentización de “de donde vengo” lo que permite entender el “donde estoy” y también “quien soy”. Como decía en la lección anterior, también las expectativas, esperanzas y deseos del futuro se integran en el presente de la consciencia y así se organiza sin duda el YO. El yo psicológico. Creo que puede y debe aceptarse conceptualmente, por lo tanto, que estos animales superiores que presentan auto y heterorreconocimiento, de alguna manera tienen también un yo y un presente de consciencia, sea esta más bien limitada, y ausente de una expresión lingüística especifica.
Por lo tanto esta característica humana por sí misma no parece decisiva para establecer el lugar e inicio de la hominización; es decir de la aparición de la especie, o especies humanas.  

3. Los enterramientos. La documentación paleohistórica de la  aparición del autoreconocimiento y la consciencia en el hombre primitivo  no puede hacerse directamente si no por medios indirectos que dejaran plasmados en los restos arqueológicos de sus culturas. En este caso se tiene como más importante a los enterramientos.
El enterramiento supone el reconocimiento de que “algo” del fallecido sobrevive a la muerte; o bien que es preciso la conservación del cuerpo, para la supervivencia de ese algo. La admirable cultura a los muertos de Egipcio antiguo expresa la máxima creencia y cuidado en este aspecto. El enterramiento va unido al respeto y veneración al cadáver lo cual aunque su función fuera meramente de recuerdo implica ya un reconocimiento de la individualidad del “tu” y por lo tanto de la individualidad del YO que es el principal atributo de la consciencia de sí mismo y del autorreconocimiento que describía en el párrafo anterior.
Una simple acumulación de huesos no es todavía un enterramiento. Se encuentran también entre animales que perecieron juntos por causas naturales, como inundaciones o terremotos o simplemente lugares pantanosos donde animales viejos, de las especies que merodean charcas y ríos, se hundieron no pudiendo salir de ellos. Ello explica los llamados cementerios de elefantes que algunos quisieron  definir como enterramientos.
Un enterramiento exige disposición de piedras u otras estructuras alrededor de los huesos. O colocación del cadáver en posiciones determinadas e iguales dentro del mismo grupo cultural. Si además se encuentran objetos fabricados, como puntas de lanza, estatuillas, cuentas de collares…. No existirá ya ninguna duda.

4. Conocimiento de la propia muerte.  La existencia de enterramientos muestra también el conocimiento de la propia muerte individual. Se dice que es el conocimiento más importante y distintivo de la especie humana y que aparece, desde luego, por la observación de la muerte de los semejantes que a su vez se plasma en los enterramiento  y  el culto a los muertos.  Este conocimiento originario que ligaron tanto los existencialistas a la angustia originaria, se plasmó, quizás, en nuestra cultura en la creencia y dogma del pecado original; es decir la contemplación de la muerte desde el tiempo arcaico mitológico como pena y castigo impuesto por la transgresión de alguna ley originaria. Como el tema de la Expulsión del Paraíso propia de nuestra cultura cristiana.
En siglos pasados se atribuyó a este conocimiento el origen de la moralidad, como exigencias de conducta que garantizarían un gozoso porvenir trascendente, pero hoy día sabemos que este origen es mucho más antiguo , y que pertenece a las pautas  etobiológicas de conducta que también tienen los animales, desde los más inferiores y que son pautas necesarias para la supervivencia de la especie  y que se crean reforman y transmiten por los mismos procesos de la selección natural en la evolución biológica. Dedicare una lección a este importante tema dentro del capitulo de la Sociobiología.

5. Utillaje. Cultura. Arte y pensamiento simbólico.  Es difícil determinar el objetivo de las primeras creaciones de objetos artificiales, sean armas, herramientas de cultivo o objetos artísticos que al principio no van más allá de grabaciones de muescas, rayas o perforaciones en objetos utilitarios. Las pinturas en las cuevas, los pictogramas en las rocas con los símbolos universales infantiles de la esvástica, las líneas del agua, el circulo de la madre tierra… Bueno: los nombres son interpretaciones de los paleontólogos, pero tienen a su favor el impresionante hecho de que se encuentran símbolos iguales en las culturas más remotas lo que alude a la existencia de arquetipos universales, como defendía C. Jung, que de alguna manera forman parte del mismo patrimonio genético-evolutivo de la humanidad.
Parece en todo caso que los primeros objetos artificiales fueron herramientas. En animales se han documentado pequeñas herramientas, como palitos preparados y utilizados por algunos primates para extraer hormigas de las cortezas de los árboles y ello además con carácter de innovación y hasta de transmisión a otros. Fue muy famosa  la observación  de una tribu de chimpancés, me parece, que separaban el grano de la tierra lavándolo en el río. En fin, ya hemos dicho que respecto  a casi todo puede encontrarse algún antecedente. Incuestionablemente son las industrias líticas no pulimentadas las herramientas y artes más primitivos, aunque es de suponer que también antes o simultáneamente se utilizaron herramientas o armas de madera que el tiempo ha destruido. La opinión actual más aceptada es que tales herramientas primitivas se encuentran en todas las especies del género homo  de las que se han identificado muchas aparte de las dos más conocidas de neandertales ( Homo Heidelbergense)  y cromagnonenses o hombre moderno sapiens sapiens.
Las maravillosas pinturas paleolíticas de Altamira y sus similares en Francia muestran ya un hombre muy avanzado, con lateralización, ( mostrada por la silueta de manos izquierdas ejecutadas con la derecha) sin duda lenguaje y creencias religiosas, aunque ignoramos de que tipo, probablemente animistas y totémicas, pero ello es más bien una suposición de la historiografia de los psicoanalistas.

6. El fuego y la cocina. El dominio del fuego o al menos su conservación a voluntad a partir de fuegos espontáneos es también uno de los pilares más importantes en el proceso de hominización. Por una parte permitió la iluminación dentro de las cavernas, por otra mantuvo alejados a depredadores animales, también permitió, seguramente endurecer puntas de madera así convertidas en lanzas, pero sin duda cobró su mayor importancia en la cocina; es decir, en la preparación de alimentos.
Efectivamente la preparación culinaria de los alimentos con la cocción o asado, permite una más fácil asimilación, sobre todo de los almidones y las carnes.  Puede que en paralelo con ello se “celebrase” el canibalismo ritual, quizás de victimas de la guerra con otras tribuos pero quizás también de los propios fallecidos de la tribu. Así, aparte el horror que actualmente nos produce, nuestros más antiguos ancestros se proveían de proteínas “de la propia especie”, por lo tanto  de las más necesarias. En todo caso este cambio en la alimentación propició una disminución del tracto digestivo, del tiempo necesario para recolectar y comer, dejando espacio y tiempo para el desarrollo cerebral y de otras actividades no  relacionadas con la comida. Esto se dice fácilmente, pero si acudimos a la novela picaresca española del siglo de oro veremos como entonces y seguramente en los intervalos más largos de las historia de la humanidad el hombre común dedicaba la mayor parte de su tiempo, precisamente en los trabajos para la consecución de la necesaria comida cotidiana. No en vano Marx definió al hombre como “esa cosa que tiene que comer todos los días”.

7. La consciencia: Hito en la evolución En todo caso la aparición de la consciencia señalizada en estos hechos que sumariamente he descrito es a la vez motor de nuevos avances evolutivos. En el párrafo siguiente estudiaremos algunas de las ventajas evolutivas que supuso la aparición de la consciencia. Véase diapositiva nr. 2

2. Funciones evolutivo biológicas de la consciencia.

La lista podría extenderse casi indefinidamente, pero voy a señalar aquí únicamente las funciones que me parecen más importantes o más fácilmente comprensibles.

1. Creación de un modelo interno del mundo que permite el ensayo y organización de la conducta.  Todos tenemos una intuición clara de esta función. Se trata de la capacidad de elaborar una conducta reflexiva que antes de realizarse ensaya  en el mundo interior de la representación tanto su modo de ejecución como sus consecuencias. En psiquiatría  estas funciones se denominan prospección en cuanto preven acontecimientos futuros en el entorno y propositividad que alude a las intenciones de actividad y conducta que tienen en cuenta los deseos y necesidades y su forma de satisfacerlos adelantándose a las reacciones o hechos del mundo externo que es necesario tener en cuenta.  El estudio fino de estas funciones en estos últimos años deriva precisamente del estudio de los defectos psicóticos de los esquizofrénicos que adolecen de fallos en ellas. Fallan sobre todo acerca de la evaluación – prospectiva- de las intenciones y conductas esperables de sus familiares y demás personas, lo que acaba produciendo los síntomas paranoides; es decir de desconfianza y delirio “de persecución”
Sin embargo pueden estudiarse los distintos niveles de organización de esta función tanto en la ontogenia como en la filogenia.  Los niveles inferiores son de tipo sensomotor y referidos a la situación presente. Como ejemplo se puede citar la función perceptiva de la rana. Si visualiza un objeto pequeño que se mueve, lo atrapará con su lengua pues presumiblemente se trata de un insecto. Si visualiza un objeto grande que se mueve probablemente es un depredador, como una persona y se esconderá en su charca. Estas conductas instintivas, como decía K, Lorenz , corresponden a un aprendizaje filogénico que imprime en los sistemas nerviosos características del entorno, del mundo externo, que el animal, y el hombre nace conociéndolas ya.  Por supuesto que en el hombre actúan sistemas semejantes, como prueba un conocido experimento consistente en asomar a un niño sobre una mesa de cristal a una especie de precipicio lo que desencadena una reacción de huida y pánico.  Las pautas de conducta innatas son numerosísimas  sobre todo en los mamíferos; y en el hombre no son tan importantes por superarlas  inmensamente las capacidades de aprendizaje experiencial personal. Sin embargo hasta los 3 4 años de edad, este aprendizaje es también psicomotor; es decir, orientado al conocimiento de las formas, bultos, objetos  físicos  del entorno. Todo ello ha acabado con el mito del hombre como “Tabula Rasa”; es decir de que todo su conocimiento nacería de la experiencia bajo aquel adagio de los llamados sensualistas: nihil in intelectu qui prius  non fuerit in sensu. De todas formas aun existen polémicas acerbas sobre esta cuestión.
No es tema de estos Apuntes  extenderme más sobre el desarrollo cognitivo de los niños, y por ende de otras especies animales. Es importante solamente tener en cuenta algunas características generales como las que siguen.




Los niveles sucesivamente superiores de esta función consisten en:
 Extensión paulatina en el espacio y en el tiempo de los objetos, conductas,  y sucesos del entorno mejorando así la predicción. El nivel superior lo constituyen los conocimientos científicos acerca de la realidad física y cósmica. ( Prospección)
 Aumento y perfeccionamiento de la capacidad de  representación interna (en la conciencia) de este mundo externo constituyendo, como decíamos un modelo del mismo y de esta forma “ensayar” mental y previamente  las consecuencias de nuestros intenciones y actos. 

2. Conocimiento subjetivo del estado del propio organismo. Evidentemente se trata de una función análoga o idéntica a la anterior, referida en este caso al propio organismo en vez de al mundo entorno.  Las sensaciones de dolor, y todos los afectos y emociones como ansiedad, ira, alegría, miedo etc. sirven claro está, para la  organización de la propia conducta a fin de satisfacer las necesidades del yo en todos sus aspectos.  Suelo referirme a ello como profundización de la consciencia; de la consciencia del yo. Estas capacidades de Introversión son distintas según la personalidad de cada sujeto, pero estas diferencias sutiles no importan en el presente capitulo de estos Apuntes.

3. Conciencia del yo y del no yo. Se trata de una de los funciones importantes de la consciencia:  El establecimiento de hiatos y diferencias entre el yo y el tu; entre el yo y el mundo exterior etc. Contribuye así  a esta profundización de la consciencia que establece niveles cada vez más exactos y exigentes respecto el propio yo.

4. Vivencias de trascendencia, libertad, responsabilidad y superación del sufrimiento. Son ya altas funciones especificas de niveles altos de organización social y personal. No sabemos hasta que grado podrían haberse desarrollado en el hombre paleolítico, que bien podría haberse regido solamente por aprendizajes tribales en aquellas durísimas culturas primerizas.

5. Organización social bajo la base de la moral y de la ley.  Así escrito y dicho este nivel corresponde a sociedades avanzadas estructuradas, sobre todo por lo que respecta a la ley, en estados más o menos perfectos. Parece oportuno citar aquí un bellísimo ensayo, como todos los suyos, de Ortega Gasset, titulado: El Origen deportivo del Estado, y que ilustra el paso desde una sociedad tribal organizada sobre el clan de sangre, al Estado organizado bajo la ley, aunque fuera aún primitiva e imperfecta. Ortega escribe desde otros textos de antropólogos y sociólogos alemanes pero tuvo, tenía la habilidad y misión, como él decía de exponerlos al publico culto español en su lenguaje atractivo y claro. Afirma el citado Ensayo que en un determinado momento evolutivo cultural, repetido sin duda en innumerables culturas innumerables veces, pues se trata de un arquetipo evolutivo, los jóvenes comienzan a reunirse en un espacio propio vedado a los adultos y que denominan la Casa de la Juventud. Allí, como en las Peñas que organizan nuestros adolescentes en las fiestas de los pueblos, organizan juegos y competiciones de tipo deportivo, quizás también otros tipos de juegos que tienen como características comunes  e importantes el estar sometidos a reglas y en los que además se respeta totalmente al perdedor, que tiene naturalmente que aprender y soportar la derrota en el juego.  Más adelante los jóvenes se hartan de la “tiranía” de los adultos y viejos y una vez fuertes y ejercitados en sus juegos, naturalmente también guerreros  retiran o asesinan a su viejos ( el asesinato ritual del padre, que describiera Freud) convirtiendo las reglas de juego en las leyes del Estado que así fundan  y basado en la solidaridad y disciplina y no ya en las normas e imposiciones tiránicas de los jefes tribales….. Naturalmente que es  todo ello muy bonito, pero no sabemos hasta que punto verdadero. 


3. Hominización. Factores convergentes.

Como en todo proceso evolutivo natural pueden siempre señalarse infinidad de factores, subsistemas y circuitos cibernéticos autorregulados, que convergen en impulsar al proceso en su  dirección. Fácilmente se escapa y estamos tentados a escribir y pensar en vez de su dirección, la dirección requerida  con lo cual estaríamos ya aplicando un pensamiento antropocéntrico y teleológico. Es evidente que se establece una dirección del proceso, pero no puede afirmarse en buen pensamiento científico que sea una dirección preconcebida – por algo o alguien – Abordaremos más ampliamente el problema en la lección siguiente relativa a la evolución de los sistemas complejos. Adelantaré aquí solamente que el fin o finalidad a lo que parece ( nos parece)  que se dirige el proceso  es el llamado atractor del sistema y que describe las distintas posibilidades finales de  su evolución; sin embargo, de las diversas posibilidades se formaliza solo una. Este es el problema llamado por Monod tan adecuadamente como del Azar y la Necesidadtan bellamente descrito en su libro que es un clásico en la explicación y comprensión de estas cuestiones difíciles.

Teniendo presente estas consideraciones presentaré a continuación algunos de los factores que actuando convergentemente condujeron a la hominización; es decir, a la formación en la evolución biológica del género Homo. Prescindimos por lo tanto totalmente de las distintas teorías, ramas, nombres y especies propuestas por los antropólogos para fijarnos solamente en factores generales que parece han actuado en todos los casos o estirpes del género.

1. Braquiación y circunducción del hombro. Es ya casi un conocimiento común que nuestra especie apareció en África oriental en las etapas en que la pluviselva tropical abundante en árboles se transformaba en sabana, escasa de ellos.  Nuestros ancestros vivían realmente sobre y en los árboles, como los actuales gorilas y orangutanes y el resto de los primates que poseen la capacidad de deambular auténticamente colgándose de las ramas de los árboles. Este “colgarse de” permite que los brazos, todavía extremidades anteriores puedan colocarse totalmente erguidas, levantadas sobra la cabeza, lo cual no ocurre en ningún cuadrúpedo que deambula por el suelo. Esta capacidad exige una profunda remodelación de la anatomía de la articulación escapular – hombro - . Paralelamente la mano se hace fuertemente prensil de forma que puede así agarrarse fuertemente a las ramas de las que el animal se cuelga. 

2. Marcha erecta. Portar objetos. Al descender al suelo los largos y fuertes  brazos permiten que aun apoyándolos en el suelo – por los nudillos- el animal esté aun erguido pero a la vez encorvado.  Se supone que para otear por encima de los altos arbustos de la sabana cada vez se yergue más apoyándose cada vez más en las extremidades inferiores. Así comenzaría la posición y marcha erecta.
Por otra parte la marcha apoyándose en los nudillos permite que la mano con sus dedos puedan asir algún objeto, como un palo, y más adelante objetos mayores con lo que comienza la función de “acarreo” de forma cada vez más eficaz.

3. Visión binocular y formación de la cara. La visión binocular; es decir, con los dos ojos  simultáneamente sobre el mismo objeto es necesaria para percibir la distancia y lugar en el espacio tridimensional en el que se encuentra el objeto. Los campos visuales de ambos ojos por lo tanto se superponen. La visión independiente con cada ojo aumenta el espacio visual pero a costa de perder la evaluación en profundidad del mismo. Así un camaleón y otros anfibios que cazan insectos proyectando su pegajosa lengua posee la facultad de mirar tanto mono como binocularmente; de aquí sus redondos y móviles ojos. Los antropoides saltarines de rama en rama también precisan percibir muy exactamente la posición y distancia de la rama a la que quieren saltar, so pena de precipitarse al suelo. Por lo tanto también tienen visión binocular, o la van adquiriendo a lo largo de la evolución lo que quiere decir que el hocico aplanado propio de las especies más antiguas se va haciendo más chato colocándose los ojos cada vez más frontalmente.
Simultáneamente, en el caso de la hominización, se va reduciendo el tamaño de la mandíbula debido a los nuevos hábitos alimenticios. Todos estos factores combinados  dan lugar a la aparición de la “cara” importante después como vehículo de expresión mímica y afectiva indispensable para el establecimiento de relaciones sociales. Claro está que ello no es indispensable pues por ejemplo en los lobos, animales altamente jerarquizados no encontramos ni cara chata, ni visión binocular ni disminución de la mandíbula, y sin embargo poseen una amplia variedad de expresiones fáciles para la comunicación de los diversos estados afectivos.

4. Confrontación cabeza-pelvis en el parto. La formación de la “cara” y el ensanchamiento de la frente que lleva consigo converge con el crecimiento del cerebro, y especialmente de los lóbulos frontales; es  decir los de la frente. Por lo tanto se produce el paulatino aumento del tamaño de la cabeza.
Por otra parte la marcha erecta exige el aumento en fortaleza de la pelvis que a través de las extremidades inferiores ha de soportar ahora todo el peso del cuerpo. Ello tiende a disminuir el diámetro del anillo pélvico por donde ha de pasar la cabeza del feto en el parto.
Se produce pues una confrontación, o cuello de botella evolutivo que en algunas especies  ha conducido a su extinción y en otras a un estancamiento evolutivo definitivo. Sea el ejemplo de los arácnidos. Se supone que son parientes cercanos de los insectos pero con tendencia a un aumento paulatino de los llamados ganglios cerebrales que engrosando en tamaño van accediendo a ser dirigentes del resto del sistema neurológico ganglionar del  animal.  Estos ganglios, “desgraciadamente” forman un anillo alrededor del esófago del animal y así al ir creciendo en las distintas fases evolutivas tienden a estrechar su luz, de tal manera que los arácnidos solo pueden absorber líquidos, los líquidos internos de sus presas que chupan con su aparato mandibular.  Un crecimiento mayor llevaría a la  oclusión total del esófago  por lo tanto a la extinción de la especie cuya evolución sin embargo se detiene en este punto. Es lo que se llama un saco sin salida evolutivo.
Pues bien en la evolución de nuestra especie  aparece una “inteligente” solución consistente en la presentación cada vez más precoz del parto con lo cual la cabeza más pequeña puede pasar el anillo pélvico, si bien con dificultades lo que condiciona que el parto humano sea largo, peligroso  y difícil. Se supone que en analogía con otras especies el embarazo humano debería durar unos dieciséis meses. Con el parto prematuro el niño recién nacido es por ello muy indefenso y precisa la estabilidad de una familia que lo cuide. Se condiciona así la formación de la familia con reparto de roles que es una de las características también de la especie humana.
Este parto prematuro condiciona también otra importantes situación consistente en que el niño con su cerebro aun inmaduro es expuesto muy precozmente a los estímulos del entorno aún antes de la maduración de las tendencias innatas e instintivas. Ello permite el aprendizaje precoz y constante; es decir, el predomino de conductas aprendidas respecto las conductas instintivas. Otra característica del hombre.

5. Hábitos alimenticios. Carroñeo. Canibalismo. Ya nos hemos referido a estas dos características. Por una parte el aumento de la dieta carnívora en detrimento de la omnívora y vegetal. A la vez con el conocimiento del fuego y el inicio de la cocina todos los alimentos, incluidos el almidón de los vegetales se digieren mucho más fácilmente. Ello condiciona el empleo cada vez de menor tiempo en la recolección y preparación de la comida cotidiana, tiempo que queda disponible para otras actividades, pero lo que es más importante se consigue que el sistema digestivo pueda ser cada vez más pequeño y en cambio el cerebro más grande. Ahora es el cerebro el órgano que consume más recursos y necesita más aportación de sangre y oxigeno. Con ello se reduce también el tamaño de la mandíbula lo que contribuye a la aparición de la cara  con su posición anterior de los dos ojos.
 Ya hemos hablado del posible canibalismo ritual y del carroñeo de animales muertos lo que exige sin duda menos esfuerzo  y riesgo que el tenerlos que  cazar.

6. Organización social y familiar. Muchos animales gregarios ante la presencia de un enemigo colocan a las hembras y sus crías en el centro de un circulo en cuyo exterior se presentan para ataque y defensa los machos.  Parece que presenta esta conducta por ejemplo los équidos y los elefantes. Nos recuerda algunas tácticas de lucha de los indios americanos según nos lo presentaban las películas del “oeste” en aquellos años pasados en los cuales el ataque y destrucción de los amerindios era políticamente correcto. ( Jamás se hicieron en España películas análogas con los “conquistadores”. )
Que acudan a la lucha todos los componentes del grupo y que los más fuertes – de momento los machos - tengan que repartir sus fuerzas para proteger a hembras y cachorros no es una buena táctica. El hombre aun en fases muy primitivas, pero desde luego desde el dominio del fuego, dejaba a hembras y cachorros en un “campamento” y salía en grupo de guerreros  en expedición, sea de caza o de guerra lo que aumentaba la eficacia tanto de la defensa como del ataque.  La mujer en cambio quedaba en el campamento, que siempre se establecía, aun tratándose de tribus nómadas. En el campamento cuidaba el fuego, de aquí el nombre de hogar derivado de fogar ( fuego) , y de los niños.
Así que se establece una eficaz organización social con diferenciación de roles y no olvidemos, aparte de este claro ejemplo que diferenciación y diversidad son siempre la base imprescindible y el primer paso del progreso. Lo digo y escribo como recuerdo de la cacareadisima igualdad que nos pregonan los políticos y los filisteos de la cultura[1]  hoy día. Igualdad jurídica sí, igualdad de sexos, roles, comportamientos y costumbres no.

7. Lateralización cerebral y lenguaje. Las controversias sobre el origen del lenguaje han sido, son y serán infinitas, sin embargo es una cuestión clave y por supuesto las teorías brindan cada una algún atisbo de verosimilitud. Yo voy a exponer la que más me ha impactado por su belleza y singularidad. 
Algunos teorías, se centraban en la utilidad o necesidad del lenguaje para la coordinación de la caza en grupo y afirmaban que de los gritos o imprecaciones iniciales habría brotado el lenguaje y que por ello los primeros tipos de vocablos habrían sido  la interjección y el modo imperativo verbal.  Sin embargo sabemos por otros animales que cazan en grupo estructurado, como los lobos, que no necesitan para nada de lenguaje y se bastan y sobran con expresiones mímicas, actitud corporal y movimientos del rabo.  Por otra parte la diferencia básica entre el lenguaje humano y la comunicación animal es por una parte la creación de un símbolo y no solo de un signo  y por otra y a partir de ello, poderse referir  a cuestiones, sujetos o situaciones que no están presentes.  Recordaré que el signo es referente natural del objeto, por ejemplo unas huellas sobre la nieve refieren en forma, tamaño etc.  al pié o pata  que las produjo; en cambio una palabra dotada de semanticidad es un símbolo significante que solo por pura convención se refiere a su  significado, si bien es verdad que muchas veces puede observarse la deriva de un carácter a otro por ejemplo en las  palabras de origen onomatopeyico que son muchas. Onomatopeya quiere decir semejanza por el sonido, por ejemplo cuando el niño llama al perro como “guau guau”.
Parece que han sido varios los autores que han expuesto hipótesis semejantes a la que voy a exponer, algunos de los cuales que introducen algunas variantes no recuerdo. En lo esencial seguiré el libro de Steven Mithen[2] donde expone largamente sus ideas acerca del origen del lenguaje, la música y el canto que considera íntimamente relacionadas. 
Dicha teoría afirma lo siguiente:
El lenguaje y la lateralización cerebral que condiciona y a la vez exige, nacen en la mujer que queda en casa cuidando los niños  y el fuego. La mujer tiene que sujetar al niño con la mano izquierda para que pueda apoyar su cabecita sobre el corazón situado al lado izquierdo de la mujer. Sabemos que el latido cardiaco es el mejor sedante y tranquilizante del niño. Así se crea aquella urdimbre afectiva por el contacto directo piel a piel de la que nos hablaba Rof Carballo, y con él todos los estudiosos del desarrollo infantil y sus problemas. Así pues queda libre la mano derecha de la mujer que es la que coge el atizador del fuego y en su caso la cuchara que remueve la sopa. Así la mano izquierda sujeta y la derecha actúa. Es el comienzo de la especialización o lateralización cerebral. Simultáneamente la mujer madre arrulla a su bebe con vocalizaciones, de aquí surge la nana y el verbo: La canción de cuna habría sido el primer lenguaje. Canción, ritmo. Canción de trabajo, pues, canción de acompañamiento y de ritmo, canción de paz y de cuidado. Canción y palabras al compás del movimiento de la mano y lateralización por ello de ambas funciones en lo que será hemisferio cerebral dominante.
Precisamente el ritmo y canción de trabajo condicionan su expresión en grupo y por ello mismo propiciarían la cohesión social y las actividades en colaboración.
¿Tropo bello?
Otros autores, y yo mismo en algunos otros escritos y lecciones mías, hemos expuesto otras ideas no menos especulativas como bellas y de alguna manera probables o posibles. Se habría originado el lenguaje   al ritmo y compás de los primeros trabajos al esculpir las herramientas de piedra.  El operario imitaría con su voz lo sonidos producidos al golpear de distinta manera e intensidad una piedra con otra para dar forma a su hacha de silex o punta de lanza. Chis, Chas, Pum…. En un segundo momento la expresión de estos sonidos significaría y aludiría a este trabajo de la preparación de la herramienta de piedra.  Y así sucesivamente…..

8. Consciencia de la muerte. Transcendencia y religión.  Nada más doloroso en la vida humana que el sentimiento de la madre ante la pérdida de un hijo. Puede creerse por lo tanto, y es una hipótesis personal, que precisamente es la madre también la que ante la perdida de un hijo espere con fé que no ha muerto del todo y que en algún lugar o en algún tiempo podrá de nuevo verlo y recuperarlo. Este sentimiento tan fuerte en la espera y la esperanza de una vida futura y de la existencia de algo inmortal en el ser humano creo que puede haber aparecido precisamente de esta manera y no en la ferocidad de la guerra – tanto primitiva como actual – En todo caso  este saber de la inexorabilidad de la propia muerte se dice que es propio y único del ser humano y es base y origen precisamente de su angustia originaria y por ende de sus estrategias de superación mediante las creencias religiosas.



4. Neodarwinismo. La Mecánica de la Evolución.

La obra de C. Darwin sobre El Origen de las Especies publicada en 1856 es seguramente la obra científica, o quizás incluyendo a las no científicas, más importante de todos los tiempos. Fue seguida en 1871 de la Ascendencia del hombre o Origen del Hombre, que causó no menos sensación y revuelo. Es de todos conocido eñ proceso apunado por Darwin. La selección del más apto a través de la lucha por la vida y el aumento de los individuos con los rasgos adaptativos positivos en las generaciones siguientes. Darwin también admitió la selección sexual, es decir la mayor tasa de reproducción de los padres dotados de mayores “atractivos”.  En aquel entonces no se conocía casi nada sobre la genética, salvo la experiencia de los criadores de animales, bien estudiada por Darwin como naturalista amante de la naturaleza. La inmensa variedad de razas de perros y palomas criados en cautividad, ofrecían un parangón respecto aquella variedad de picos de los pinzones que encontró en las islas Galápagos.
Entre 1900 y 1930 se operó una segunda revolución de conocimientos. Las leyes de la herencia, descritas pro vez primera por Mendel pero solo descubiertas para la ciencia por De Vries en 1900; la existencia del cromosoma y de los mecanismos de división celular y de aquí el postulado de los genes como partículas materiales de nucleóticos ubicados en cadena en los hilos cromosomiales.
Así se produjo  hacia los años 50 la llamada Síntesis Moderna o Teoría Sintética de la Evolución  formulada sobre todo por el biólogo Julian Huxley biznieto precisamente de aquel Thomas Hunt Huxley  que como amigo y compañero de Darwin había defendido celosamente en publico la teoría de la evolución.  Yo incluyo dentro de esta misma fase o nivel al descubrimiento de la “Doble Hélice” de Crick y Watson que desentraño el código genético. Descubrimiento trascendente pero que de suyo no añadió ningún esquema nuevo a la Teoría Sintética, al menos en mi opinión.
Quedaban siempre por explicar los aspectos termodinámicos del proceso, de los procesos de aumento de la complejidad y estructura en general en los seres vivos y su aparente no obediencia a las leyes de la entropía. Recuerdo aquí un librito de Julio Palacios, catedrático muy reconocido entonces de física en la Universidad de Madrid y que estudió cuantitativamente los procesos calóricos durante el crecimiento del pollito en el huevo. Y así mismo otro librito muy citado y conocido  del fundamental físico quántico E. Schrödinger bajo el titulo de Que es la Vida. Hoy la termodinámica de los seres vivos es casi una disciplina de por sí.
Incluso explicada la termodinámica de los seres vivos bajo la introducción de conceptos como entalpia o energía libre – remito a dichas publicaciones – quedaba aun por entender el cómo y porqué de ese maravilloso aumento de la complejidad de los seres vivos tanto en la ontogenia como en la filogenia, y por extensión de procesos similares repartidos por todo el ámbito del universo.
La aportación decisiva lo consiguieron las nuevas ciencias del orden y del caos;  y de los procesos de autoorganización en lo sistemas no lineales. Nombre como Lorenz, Prigogine, Stengers y otros que iré citando aportaron en verdad nuevos paradigmas en la comprensión de procesos que tanto intrigaban al investigador  y que tantas veces  tuvo que acudir a principios extramateriales para explicar a su manera las actividades dirigidas a fin, los procesos de reparación y curación, las prodigiosas actividades y conductas de los seres vivos y al fin la aparición del cerebro humano con su consciencia y libertad, al menos consciencia de su libertad y que no tenían otro parangón. Con ello se evidenció también que tales procesos ocurren continuamente en todo el cosmos, tanto en la formación de los diversos elementos de la tabla periódica como en la evolución molecular, como estelar, como planetaria o galáctica….Es decir tanto en los fenómenos del micro como del macrocosmos.
De todo ello me ocuparé en la lección siguiente numero tres.

5. Impacto  Histórico cultural. Las tres grandes humillaciones de la Humanidad.

1. Copérnico. La tierra no es el centro del Universo. Frente a la concepción mítica de la tierra como plana rodeada del mar tenebroso, o océano, ya en la antigüedad clásica los más destacados astrónomos como Aristarco de Samos y Eratóstenes  comprendieron a partir de la observación, que la tierra era esférica. Consiguieron medir con bastante aproximación su diámetro y hasta su distancia al sol. También defendieron el heliocentrismo; es decir, la teoría que aceptaba que era el sol y no la tierra el centro del sistema solar alrededor del cual giraban los planetas. Planetas y sol eran en la antigüedad el solo mundo conocido. Las estrellas fijas, como inalcanzables e inalterables en el tiempo de la vida humana ya fueron adscritas por Aristóteles al mundo de los supralunar o inmutable.
Sin embargo durante toda la Edad Media se fue aceptando, consolidando y conociendo mejor la doctrina de Tolomeo, el geógrafo, más que cosmólogo, vigente en sus mapas y cálculos hasta los primeros viajes de descubrimientos del siglo XV y XVI. El modelo de Tolomeo para “casar” con las observaciones respecto el movimiento observado de los planetas introducía numerosas correcciones y complicaciones como la de los epiciclos. El epiciclo es la curva que  genera  un punto de una circunferencia que a su vez gira sobre otra circunferencia. El sistema que intentaba ser  representado en las complejas “Esferas armillares” o modelos mecánicos del mundo, entonces, como decía, solo sistema solar, era tan inmensamente complejo que al erudito y estudioso Alfonso X de Castilla ocupado en la publicación de sus conocidas tablas planetarias Alfonsinas, le hizo exclamar “ Si yo hubiera sido dios hubiera hecho las cosas de forma más sencilla” Frase blasfema que sin duda le fue perdonada, quizás porque en el fondo tenía razón.
Los teólogos de la época sin más aceptaron dogmáticamente que la tierra no podía por menos de ser el centro del Universo dado que allí, es decir, aquí, había vivido y muerto por la salvación del mundo Jesucristo. Desde luego nada parecido se encontraba en los libros canónicos cristianos, y menos que nada en los más importantes que son y siguen siendo los Evangelios, norma no superada de convivencia y amor.
La doctrina tolomeica comportaba, pues, serias dificultades para armonizar el “computo” es decir el calculo de posiciones, eclipses sobre todo etc, que se realizaban con muy buena precisión también por necesidades de la imperante  astrología, con el modelo material pictórico geocéntrico.  Precisamente este problema se ha presentado innumerables veces en el curso histórico de la ciencia; quizás el más sonado y fácil de entender es el caso del  átomo,  que comenzó como modelo en miniatura del sistema solar, con los electrones girando alrededor del núcleo, para terminar como un modelo sobre todo matemático, en un sistema de matrices y de valores cuya correspondencia con un modelo pictórico queda solo para la imaginación del profano.   Sin embargo el sistema cognitivo humano es sobre todo de índole sensomotora; es decir de bultos y de situaciones de cosas en el espacio  y en el tiempo y por ello los modelos pictóricos y espaciales son los más intuitivos y deseados para establecer modelos de la realidad. Continuar este asunto que implica las doctrinas gnoseológicas tanto filosóficas, como psicológicos, nos llevaría demasiado lejos en este momento.
En todo caso ya al final del siglo XVI volvieron a surgir nuevas teorías de todo tipo. A Giordano Bruno que defendía la existencia de universos múltiples en espacios casi infinitamente alejados del nuestro, doctrinas que últimamente y por razones que ya expondré, han cobrado últimamente una importante vigencia, a Giordano Bruno le costaron la vida, ajusticiado con  los brutales métodos de la época.
No es extraño, pues, que el libro cardinal de Nicolaus Copernico sobre De Revolutionibus Orbium Coelestium. y que se basaba también en las observaciones de Ticho Brahe, el ultimo astrónomo que trabajó a ojo desnudo,  solo se publicó a la muerte de éste.
Es una de las obras capitales del mundo moderno.
La tierra no es el centro del sistema solar, si no el sol. Con este modelo se hacen congruentes los resultados del calculo, con los de la observación y con  la comprensión sensomotora de un modelo de “bultos en el espacio tiempo.”

2. Darwin. El Hombre producto evolutivo biológico. El libro de C. Darwin “ El Origen de las Especies”, publicado en 1856, ha sido seguramente la obra científica más impactante sobre la sociedad occidental, y desde luego una de las más importantes, si no la que más, de todas las publicaciones científicas de todos los tiempos. No es necesario por de sobra conocido ilustrar este párrafo con anécdotas, controversias y discusiones que envolvieron y siguen envolviendo a esta obra y a su autor. El impacto se redobló e hizo aún más profundo con la publicación de lo que puede denominarse segunda parte: El origen del Hombre, publicado en 1978. Así modernamente se ha denominado a este impacto como la segunda humillación sufrida por el hombre  racional occidental desde aquellas seguras y acogedoras creencias tradicionales en las que el hombre, centro del universo, era especialmente protegido por la Providencia.  Ahora el hombre es parte de la Naturaleza, semejante a ella y semejante a los demás compañeros de la vida, desde la planta a los demás animales.  Entre otros factores beneficiosos de esta apreciación pueden contarse la conciencia ecológica, que en nuestros días se está transformando en principal fuente de moralidad, y  con ello la aceptación de los derechos de los animales y el respeto en suma por todo el cosmos, actitudes todas que habían sido despreciadas por las soberbias creencias judeocristianas, que colocaban al hombre como dueño  y señor del universo. Recordemos de paso como las culturas animistas primitivas al sacralizar los montes, los ríos y los mismos animales que cazaban a los que  dirigían oraciones en busca de comprensión y exculpación, fueron mucho más respetuosos con el entorno, que  esta cultura occidental fáustica y agresiva, que estamos ahora poco a poco superando. Un hecho sin embargo podemos constatar, la evolución biológica del hombre, según escriben las autoridades actuales más conspicuas en el tema, la evolución biológica del hombre se ha terminado. La acción de la cultura ha eliminado las fuerzas selectivas de lo biológico y ahora actúa y seguirá actuando la evolución cultural a la que dedicaremos algunos párrafos en la lección siguiente sobre la sociobiología.

3. S. Freud. El Psiquismo Humano sometido a leyes y estructuras. Los  comienzos del siglo XX y en Viena fueron prodigiosos en las artes y en las ciencias. En las segundas se derrumbó por fin el principio del determinismo en la física; se pusieron las primeras piedras para la comprensión de las misma ciencia y sus métodos, y por lo tanto del concepto de verdad y de certeza y se profundizó en el conocimiento del psiquismo humano, no tanto en su enfermedad, si no precisamente en su vida cotidiana y respecto a los problemas que a todos nos incumben. Los pensamientos, conductas temores y angustias ante el amor, ante la muerte, ante los avatares de la existencia y las relaciones con nuestros amigos y enemigos y todo ello desde el pozo profundo de las necesidades más esenciales como la sexualidad, principio, sin duda, base de todo acontecer en la vida cuyo fin, que no finalidad más exigente, es salvaguardar y proseguir la misma vida. Y por ello mismo se produjo la tercera gran humillación del hombre occidental.  Ya no se sabia donde podría quedar la libertad, como don más preciado del ser humano desde todas las filosofías y religiones; todo estaba motivado, causado, quizás. Los más íntimos pensamientos y deseos podían ser descubiertos, explicados, tenidos por obligados por necesidades casi o sin casi físicas, ancladas en las mismas estructuras profundas de nuestra mente, no presididas por las ansias ideales de la perfección  o la belleza, si no meramente por las exigencias, también de la vida, al igual que la necesidad de comer todos los días o de mantenernos lejos de un fuego ardiente.  Es más, las mismas creencias, los mitos, las narraciones ancestrales, las creaciones artísticas y literarias cobraban comprensión y necesareidad a partir de esa lucha tripartita entre esos monstruos:  el supero yo, yo y ello que alberga nuestra alma. O al menos así lo parecía. La Sociedad y Cultura Occidental quedaron fascinados, pero las voces de critica ante la amenaza de la eliminación de los conceptos mismos de libertad y responsabilidad aun resuenan y seguirán resonando.


6. Reflexiones y comentarios.

1. La Polémica entre la ciencia y  la Fe.
La polémica entre la Fe y la Ciencia se arrastra desde el mismo comienzo de la Ciencia moderna dentro del universo cristiano; es decir, y básicamente desde el Renacimiento. La actitud de los cardenales romanos al negarse a mirar por el telescopio de Galileo con el que claramente se distinguían los satélites de Júpiter orbitando a su alrededor y que desbancaban a la tierra como centro de todo el universo, describe únicamente un aspecto de esta lucha. Dejemos aparte a Galileo, Giordano Bruno o Copérnico para avanzar hasta el siglo XIX durante cuyo transcurso se polarizó más agriamente esta lucha. Por una parte los científicos, sobre todo en el campo de las ciencias naturales y sobre todo a partir de la publicación de El Origen de las Especies de Darwin, adoptaron una posición que podemos englobar dentro de aquellas monistas materialistas  que describía en la lección 1. Darwin personalmente, desde luego,  se mantuvo ajeno a tales luchas, pero sus defensores y epígonos entre los que citaré a Ernst Haeckel por el enorme impacto que hizo su obra de alta divulgación: Los enigmas del Universo adoptaron cada vez más una posición beligerante e intransigente. De la misma manera actuaron las iglesias, sobre todo la católica, que en el Concilio Vaticano I (alrededor de 1870) también adoptó una postura radical contra todos los “modernismos” en los cuales se incluía el y los materialismos de la ciencia del momento.  Como ejemplo anecdótico por haber estado en mis manos desde adolescente y pertenecer a la biblioteca de mi bisabuelo D. Policarpo Mingote, catedrático de Geografía e Historia del Instituto de Valladolid y promotor y director del mismo, citaré la obra “Contestación a Draper” escrita por el erudito agustino P. Tomás de la  Cámara, del  importante Estudio Agustino ( Seminario ) de Valladolid.[3] D. Policarpo aunque ni se manifestó ni que yo sepa intervino en polémicas de este tipo, aunque conozco su talante más bien liberal y por lo tanto moderno-científico, tenía muchas obras de carácter científico en su biblioteca y estaba ligado a los agustinos por haber sido discípulo y profesor en el Colegio Agustino de El Escorial. En esta obra el P. Cámara se instala en una apologética del credo cristiano del creacionismo intentando destruir los argumentos paleontológicos y cosmológicos de Draper, un paleontólogo americano.  Fueron frecuentes y extensas en esa época las obras de divulgación y la polémica adquirió notoriedad y virulencia al menos en las élites ilustradas europeas. La situación obligó, como había sucedido en las épocas de la Reforma y Contrarreforma a que estudiosos católicos, se formasen también y profundamente en ciencias naturales de todo tipo con el fin ultimo de hacer compatible precisamente la Ciencia con la Fe. En este campo puedo citar más anécdotas y recuerdos personales, pues yo mismo en mi adolescencia tardía,  cuando estaba construyendo mi concepción del mundo y de la vida me topé de lleno con el problema centrado sobre todo, como decía, en la cuestión de la Evolución Biológica. En el Colegio de San José de Valladolid tenía como profesor de ciencias a un maravilloso jesuita el Padre Jesús del Portillo, que había estudiado, nada menos que en Munich por cuya universidad era doctor con una tesis sobre el ojo de los insectos.  En su habitación de clausura y después de las clases discutíamos sobre el hecho de la evolución. Me mostraba libros escritos por otro eximio biólogo jesuita, el Padre Pujiula, que tenia su propio centro experimental en Cataluña – donde escribía también el cosmólogo y astrónomo jesuita P. Puig. Pujiula era sobre todo embriólogo y defendía que las maravillas del desarrollo embrionario no podían deberse solamente a fuerzas ciegas de la Naturaleza. Respecto a la Evolución aceptaba una evolución menor de variedades y razas dentro de cada especie…  El P. Portillo me enseñaba unas laminas con esqueletos de antropoides y del hombre: ¿No ves las diferencias radicales? Aquí un dedo pulgar prensil, aquí un desde pulgar con oposición a todos los demás dedos. Aquí un fémur recto, aquí un fémur curvado. Allí un pié prensil, Aquí un pie plano apto solo para la marcha. Aquí por fin la inteligencia racional y el lenguaje, allí solo gruñidos y conductas instintivas.  ¡Qué poco se sabia y que poca sensibilidad existía entonces respecto conductas y sentimientos de los animales! Y que poco también de las animaladas, con perdón, que podían realizar los humanos. Y yo a su vez ante aquellas láminas aducía: Mira aquí siete vértebras cervicales, aquí también doce costillas y desde luego ambos tienen dos manos y dos pies y el mismo numero y disposición de los huesecillos del carpo y tarso….    Yo acabé convencido de que el P. Portillo tenía que creer en la Evolución pero que su orden y su puesto impedían reconocerlo y sin embargo la constatación de este hecho me produjo un inmenso impacto emocional- racional que determinó mi posición, para siempre o casi para siempre, de las relaciones entre la Ciencia y la Fe. Parecían incompatibles. O bien tenían que mantenerse cada una en su ámbito propio firmando una especie de Paz.
Entre tanto en el campo protestante tan centrado exclusivamente en le Biblia como fuente de la Fe y cuya interpretación al menos nominalmente, podía establecer cada persona, también cometió excesos dogmáticos, como el de aquel clérigo de nombre olvidado, que situó la creación del mundo en fecha y hora exacta unos seis mil años atrás. Sin embargo y de manera inteligente y centrándose únicamente en el relato bíblico grandes teólogos protestantes como Bultmann y posteriormente Rahner, comenzaron el llamado proceso de desmitologización el en cual sustituyeron la  hermenéutica teológica por la critica literaria e histórica. Un proceso que se dice es necesario y se está produciendo también en algunos círculos elitarios  del islamismo. Algo de esto ha ido sucediendo también en el campo católico-vaticanista. Las reformas por ejemplo del padre Arrupe en los Jesuitas en los años 60 apuntaron al olvido de la formación y discusión intelectual y la dedicación al campo propio y evangélico de la atención a los  pobres y necesitados. ¡Que lejos aquellos tiempos del P. Ricci en China en el que los jesuitas que asombraban a los emperadores Chinos por su sabiduría en la técnica y las artes mostrando así la supremacía del cristianismo!. No se dieron cuenta que el abandono de la formación de la elites en España y en Europa conducía por una parte a que otros de pensamiento más radical ocuparan su puesto y por otra a que se profundizara cada vez más el proceso del laicismo, si es que así se escribe, de las masas y las élites.
En todo caso durante toda la mitad, al menos del siglo XX parecían haberse terminado las luchas, al menos las más virulentas  entre científicos y teólogos. El Concilio Vaticano II renunció, parece, definitivamente a toda definición dogmática. Se aceptó, hecho verdaderamente novedoso e insólito, el pluralismo religioso,  y se aceptó hasta cierto punto que existían caminos diferentes hacia la salvación del hombre.  Y en el fondo y solapadamente, y aquí entra ya en juego la psicología más que la historia, la aceptación de que la persona no es libre respecto sus creencias y su fe, y si no es libre no puede ser culpable de las mismas, sean estas a favor o en contra. Pero todo esto ultimo es más una opinión personal que convicción extendida. Tómese, pues, cum grano salis.
Un ultimo ejemplo, positivo, en mi interpretación lo está ofreciendo el cultísimo e inteligente nuevo papa, Benedicto XVI, Ratzinger, que aun llegado al papado con temor de todos por su anterior puesto como  Secretario de la Congregación de la Fe ( Santo Oficio), destaca ahora por su aggiornamiento en lo más trascendente. Así con asombro leemos en una de sus ultimas declaraciones, por ejemplo, que el infierno no tiene porqué ser un lugar físico, sino que es o puede ser meramente un estado  o situación de la persona  que pena por su alejamiento de Dios.

Por ello es verdaderamente curioso que en los últimos años y desde Estados Unidos se haya abierto de nuevo y con toda virulencia la polémica Fe Ciencia y curiosamente también en el ámbito precisamente de la Evolución Biológica. Presentaré un resumen de esta cuestión según yo lo veo.
Una ola de integrismo religioso recorre los Estados Unidos. Ya nos extrañaba en Europa que  se desnaturaliza así misma negando su propia identidad cultural al descolgar por ejemplo los crucifijos de las escuelas, que continuamente el presidente Bush recurra a Dios nos bendiga, o Dios bendiga a América, o presente a veces discursos parecidos más bien a homilías. Y tanto más no asusta ello cuanto más se enfrenta a sus enemigos políticos naturales sobre todo desde el 11 M. y que a su vez son integristas fanáticos de otras Fes. Parece que solo Europa tiene experiencia suficiente de las trágicas y prolongadísimas guerras que puede producir el enfrentamiento integrista- ideológico.

Así, sobre todo los metodistas, iglesia a la que pertenece el presidente Bush, ha declarado la guerra a la teoría de la Evolución.  En algunos Estados se ha prohibido completamente su explicación y en otros se obliga a que se presente como una mera hipótesis en parangón de igualdad con el creacionismo que defienden bajo el nombre de Diseño Inteligente. La más elemental consideración epistemológica sin embargo muestra que no se trata en absoluto de teorías que pudieran defenderse alternativamente si no que cada una de ellas deriva de presupuestos ideológicos y metodológicos completamente diversos. La teoría de la evolución es algo más que una mera teoría y el diseño inteligente es desde luego una fe, para quien crea en ello y más próximo a aquellas creencias que situaban a la tierra en el centro del Universo.
La situación parece, que en Estados Unidos que cada vez, al menos a nivel popular parece más inculto, se ha extendido al mismo debate entre ateismo o Fe, en posturas tantas veces más radicales cuanto superficiales. Se están sucediendo publicaciones rabiosamente, es decir, militantemente ateas. La más famosa la de D, awkins el autor del más vendido: El Gen egoísta.  Se ha comentado también en publicaciones españolas y parece que destaca por sus actitudes tan fanáticas e integristas como sus opositores. Particularmente defiendo la opinión de que las creencias religiosas y sus ritos no han aportado ningún bien a la humanidad en cualesquiera épocas históricas.
Como ejemplo cito un segundo libro y sus epígonos, del que he tenido noticia a través de la publicación Revista de las Letras ( nr. 137  de  Mayo de 2008  ) Michael Onfray: Las sabidurías de la antigüedad.[4] En la ponderada crítica de Rafael Narbona, destaca también el radicalismo del autor y la debilidad de los argumentos. En verdad que es difícil si no imposible demostrar si las religiones han aportado beneficios o más bien males en la historia de la humanidad. Pregunta demasiado pretenciosa, fuera de cualquiera posibilidad de diseño riguroso y del establecimiento de criterios que siempre serian muy diferentes para diversos autores. Ello no invalida el que la pregunta pueda formularse y que se conciten las polémicas. No faltaran apologetas de las religiones y las Fes.

En paralelo, y comprensiblemente, desde este asunto se ha constituido hace poco un gran grupo de trabajo internacional que de forma máscientífica y humilde se propone investigar el cómo y porque del surgimiento y mantenimiento de las creencias religiosas en la humanidad. Hasta qué punto existe una base instintivo-genética  y como podría haber emergido y haberse seleccionado desde el punto de vista de la sociobiología etc. La tarea sin embargo es magma y no creo que llegue a acuerdos concluyentes salvo para reforzar los prejuicios iniciales de los mismos investigadores. Hemos de recordar los numerosos fraudes sobre estos complejos asuntos y que se han ido sucediendo y descubriendo en la historia de la sociología y antropología. Desde las burdas falsificaciones del hombre de Piltdown, hasta las flagrantes equivocaciones de Margaret Mead en sus estudios sobre la sexualidad y la familia en las Islas Polinesias.

Otro curioso fenómeno como movimiento filosófico-ético, quizás también político de hoy día es el resurgimiento del hedonismo defendido en contraposición a las doctrinas estoico-religiosas del estoicismo y de la valoración positiva del sufrimiento.  En este mismo numero de Revista de las Letras y resumidos y criticados por el mismo R. Carbona se citan otras dos obras que tratan del desarrollo del desarrollo histórico y valor actual del hedonismo como contraposición al cristianismo ortodoxo. Sea dicho que no se trata de un hedonismos vulgar y rastrero si no de un hedonismo dentro de la moral, como norma suprema de la consecución de la salud belleza y despliegue de las virtualidades biológicas y espirituales del ser humano. Remito a dichas publicaciones.
Citaré, más dentro de la anécdota personal, que he conocido y tratado un buen defensor de estas doctrinas ateo-hedonisticas. El Prof. B. Kanitscheider profesor del Departamento de Filosofía y Fundamentos de la Ciencia de la Universidad de Giessen, con quien mantuve amistad a través de los simposio de Folia Humanística del Prof. F. Arasa,  en cuyo departamento tuve la suerte de permanecer y trabajar durante una quincena de días en los ya lejanos años de finales del siglo pasado, pero me parece que ya me he referido a este tema en otro lugar. 

Hedonismo



2. La Dignidad del Ser Humano.
El concepto de dignidad del ser humano ha sido presentado en los últimos años como fundamento   ético-filosófico de los Derechos Humanos y por lo tanto como base de la legislación en todos los campos  y dirigidos a salvaguardar  esta “Dignidad”. Así dicho este concepto y este imperativo filosófico-político-social, me parece, que es idéntico y a su vez deriva históricamente, de aquellos postulados de la Razón Práctica que aducía Kant en su obra del mismo nombre. Se trataba de conceptos, en ultimo término creencias y valores, que él juzgaba necesarios para la vida humana a través de su organización social. También los definió como un Faktum de la Razón; de la razón práctica; es decir como de un hecho insoslayable derivado de la razón practica que es la misma y única razón, pero actuando en el campo de la vida humana; es decir de las conductas, más que de los hechos dados del universo. Entro otros, creo recordar, puesto que escribo unos apuntes y no un tratado, por lo que el lector debe comprobar algunos de los datos que expongo, creo recordar, digo,  que entre ellos estaba: la existencia de Dios, la inmortalidad del alma, y el valor absoluto del hombre postulando que ha de considerarse  al  hombre siempre como  fin en sí mismo y nunca como medio para otra cosa. Este fin en si mismode todo ser humano, y con ello la prohibición ético-política de su mediatización para otros fines, constituía para Kant, y creo que también para todos nosotros, la base del orden social a través de todos los preceptos de la ética, la moral y por supuesto de las legislaciones.

En nuestros días se han añadido a estas consideraciones y postulados sobre la dignidad humana que nadie sensato osa ya negar, algunos otros seres también dignos y por lo tanto también sujetos a a aquellos faktum e imperativos ético-políticos.  Sea por ejemplo el movimiento ya legislado en casi todos los países sobre la defensa de los animales. Muy especialmente la defensa de nuestros primos los antropoides bajo el proyecto  de “El Gran Simio”. Las mismas doctrinas ecológicas, los partidos verdes de toda Europa donde sobre todo en Alemania alcanzan una gran importancia, extienden esa misma dignidad -o una dignidad un poco menor – al resto de la Naturaleza, cuya destrucción temen  y que se llevaría consigo al mismo ser humano, precisamente por ser él mismo un Ser de la Naturaleza integrado armoniosamente en la misma ( excepto cuando aparecen los huracanes, los terremotos, y los volcanes…)  Es curioso y ya se ve, que por este camino las doctrinas ecologistas más modernas se acercan a aquellos conceptos ancestrales de las épocas animistas en las cuales la declaración de sagrados de los ríos, los montes y las fuentes y por lo tanto su inviolabilidad, conservan el nicho ecológico necesario para la supervivencia de las tribus humanas, La actual declaración, ya en casi todos los Estados, de especies protegidas, de espacios naturales protegidos etc. consiguen  bajo otros presupuestos los mismos fines. En verdad, y examinándolo más exactamente, no se trata de conceptos tan diferentes. Ecología es la religión moderna, o una de la más importantes. Es lástima que algunas de las religiones tradicionales, sobre todo la católica, no se haya implicado más en estas cuestiones tan vitales como importantes hoy día y que ya son  populares  por  su número y contenido. Así que podemos aceptar que estos conceptos, valores, creencias e imperativos éticos y legales son una forma moderna de religión. Es como si el ser humano en su enorme impulso bio-psico-social consiguiera en cada momento histórico las metas necesarias en todos los aspectos para su supervivencia. No soy por ello pesimista respecto el ser humano, si no todo lo contrario, a pesar de las inmensas dificultades a las que se enfrenta y algunas de las cuales desgranaremos en las lecciones siguientes.

Bajo el prisma actual de la doctrina de los Sistemas Complejos, que también abordaremos en lecciones siguientes, cabe hacer alguna otra consideración. Efectivamente parece por todo lo dicho que la dignidad del ser; de los seres que hayan de mantenerla, iría parejo con su complejidad, con su grado y nivel de organización; es decir, por la excelencia de su mismo ser y por lo tanto por la excelencia de sus actividades y actos. Por encima de todos ellos, quizás la función consciencia, como rasgo constitutivo de la aparición de un YO receptor y ejecutor en libertad. Y se postula que puede que en un futuro no demasiado remoto aparezca algún robot con capacidad de reflexión, concepto del yo y consciencia.

  Ya hace años escribí para concursar a un premio, que no conseguí  de Folia Humanística, un articulo titulado: Persona, Personalidad y Trasplante de Órganos. Allí intentaba describir las características que habría de ofrecer un ser ( o sistema complejo activo ) que remedara; es decir, produjera en el ser humano la reacción instintiva de hallarse ante un ser humano. En este trabajo escribía yo que para que surgiera esa “sensación” o intuición era necesario que el robot tuviera un aspecto humano o al menos expresara emociones mediante una cara o rostro.  Entre tanto existen algunos robots, japoneses que remedan, dicen, estas expresiones emocionales y sin embargo todavía al menos “no engañan”. Es sabido también que existe otra prueba, propuesta, me parece por, Turing, y experimentada  mil veces en ordenadores capaces de mantener una conversación o chat. Si el interlocutor humano percibe o cree que se haya verdaderamente ante otro ser humano, la prueba seria positiva; si se da cuenta de que es un artilugio informático fallaría. Lo curioso es que estos programas  están elaborados a la manera de las conversaciones que mantienen los psicoanalistas; es decir, haciendo repreguntas sobre la pregunta y a partir de las palabras clave ( verbales o sustantivas ) del interlocutor. Nosotros en España tenemos otra ejemplo aun más contundente: la conversación a la gallega en la cual el:  ¿ y porqué? O Cuanto lo siento, o en su casoCuanto me alegro, son capaces de mantener esta misma ficción de autenticidad ante un ser humano. A este propósito me viene a la memoria una cita de un libro interesantísimo escrito por Samuel O Hoare,  embajador del Reino Unido y que recoge sus recuerdos de su apoca en España durante los años de la Segunda Guerra Mundial. Sin pensar naturalmente en robots, entonces inconcebibles, describe sus entrevistas con Franco casi en este sentido. Franco soltaba su monótono discurso y en ningún caso entraba en discusión o mostraba haber comprendido lo que le presentaba el embajador.  A la larga sin embargo se demostró, y el propio embajador aceptó, que Franco sí entendía muy bien lo que le decía y a la postre le hizo bastante caso. No entró en la guerra al lado de las fuerzas fascistas del eje y eso es lo que por encima de todo pretendía el embajador del Reino Unido que fue enviado a España con esa misión especial que a la postre consiguió.
La posibilidad de que los ordenadores adquieran capacidades auténticamente humanas como que ya tanto se han descrito en novelas y películas de Ciencia Ficción, han llevado, me parece, a Asimof, a formular un decálogo de normas y deberes de los robots. La primera de ella es que jamás atacará a un ser humano. Una norma poco profética, pues, seguramente cuando se fabriquen estos robots se emplearan precisamente para luchar contra los seres humanos “malos”…. Pero no merece la pena seguir reflexionando por este camino. Dejémoslo en las manos o la mente tuya, querido lector, si es que alguien algún  día lee estas paginas escritas en la inmensa pesadumbre de la pérdida de mi esposa, lo cual quizás haya podido  condicionar algunas de las opiniones que estoy vertiendo aquí. ¡ Qué Dios la acoja!. 

Hoy día se está comentando la posibilidad de establecer en los ordenadores y sobre todo en Internet, Redes Semánticas y no solo sintácticas; es decir que establezcan los enlaces y secuencias no por la semejanza formal de las palabras si no por sus significados, tal como ejecuta el Cerebro Humano. No cabe duda que eso se conseguirá. Los más lanzados como algunos autores que citaré en lecciones siguientes, piensan incluso que la misma Red, o super red que ya denominan Web Dos, adquirirá consciencia y personalidad y que incluso en este supercerebro podrá sobrevivir de alguna manera nuestro yo y consciencia consiguiendo así la soñada inmortalidad, pues en manera alguna puede afirmarse que solamente en un cerebro de neuronas y proteínas pueda sobrevivir y actuar una mente humana; podría hacerlo en cualquier sistema informático de similar complejidad pero de estructura; es decir, de soporte físico ( hardware) más estable.  Aun parece ciencia ficción pero su posibilidad, digamos metafísica, me parece innegable.
No puedo dejar de recordar que ideas de este tipo ya me atormentaron hace muchos, muchos años, cuando yo escribía todo, aun lo que parecía inconcebible: Por una parte pensaba que si se construía una estructura artificial exactamente igual a un cerebro humano, o más en concreto de un determinado ser humano, esa estructura tendría consciencia, libertad y voluntad como un ser humano. Ello, al menos como experimento mental, significaba, claro está, que yo pensaba que la mente y todo lo que implicaba dependía totalmente de una estructura física y que esta no necesariamente debería ser biológica o proteica….. De alguna manera yo pensaba ya que mente era información activa.
En una segunda parte yo imaginaba que  si alguien, desde su más pequeña infancia llevara consigo un ordenador  que registrara de forma paralela las vivencias, memorizaciones y conductas de ese niño… con el tiempo el niño hombre moriría pero su yo perviviría “inmortalmente” en ese ordenador. A un nivel más prosaico, en estos últimos años recomendaba siempre a mis discípulos MIR de la Facultad de Medicina y Hospital Clínico de Valladolid donde yo trabajé hasta mi jubilación ( Hace ahora ya casi tres años)  y  que deben archivar y meter todos sus datos, clases, apuntes y aun reflexiones, quizás sucesos y recuerdos  en su ordenador personal con buenas copias en discos estables. Con ello al menos ahorraran las inmensas cantidades de papeles que a todos se nos amontonan y que en momentos como en los que yo vivo ahora, más bien nos aplastan en estanterías, archivadores  y bibliotecas, produciéndonos el angustiante dilema de – o destruirlo todo o dejar esa tarea a cargo de nuestros hijos…. 



 

[1] Se trata de una expresión de. Nietzsche que denominaba así a quienes creyéndose instruidos y eruditos solo conocían la superficie y la anécdota de las cosas tergiversando su  significado profundo y las consecuencias finales de sus opiniones y conductas.

[2] Synch, Song, and Society. The Singing Neanderthals: The Origins of Music, Language, Mind and Body.  By Steven Mithen.  Weidenfeld & Nicholson, 2005. Reviewed by William L. Benzon, 708 Jersey Avenue, 2A, Jersey City, NJ 07302, USA.



[3] P. Fr. Tomás Cámara, profesor del Colegio de Agustinos Filipinos de Valladolid. Contestación a la Historia del Conflicto entre la Religión y la Ciencia de Juan Guillermo Draper. Imprenta de Gaviria y Zapatero. Angustias 1, y San Blas 7. Valladolid.
[4] Michael Onfray Las sabidurías de la antigüedad. Contrahistoria de la Filosofía. Ed. Anagrama. Barcelona

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