El Juego y el Ocio en la tercera edad.[1]
Agustín Jimeno Valdés.
Profesor titular de Psiquiatría de la Universidad de Valladolid.
Introducción.
En nuestra cultura judeo cristiana el ser humano es definido como esencia caída. Creado por Dios semejante a él, cercano al ángel o aún más perfecto que el ángel al estar dotado el hombre de cuerpo, desciende por el pecado a niveles de ser más inferiores e imperfectos. Un pecado que siendo original; es decir situado en el origen mismo del hombre, se transmite a todos los descendientes, a toda la raza humana, expresión que podemos traducir por toda la “especie humana”.
Mas la ciencia, que también introduce criterios conceptuales, muestra lo contrario. La especie humana se arrastra desde el mundo animal a formas diferentes de organización, de complejidad, de inteligencia, de supervivencia. No es adecuado afirmar que “niveles cada vez más superiores” La marcha de la evolución, como las sociedades en la Historia, unas veces asciende, otras retrocede, otras se estabiliza, y no sabríamos decir si la especie humana es biológicamente inestable, si bien es evidente que socioculturalmente sí es inestable, diversa, y por lo tanto grande o grandiosamente evolutiva.
Ahora recordaré algunas “características ” biológicas del ser humano que proceden del aparente ya periclitado mundo del siglo XIX y que sin embargo conservan enorme interés para poner en orden el un tanto caótico saber de la actualidad en relación con nuestro tema de hoy.
1. Algunas características etobiológicas del hombre en relación con el juego.
Una vez más acudo a la doctrina de la evolución como doctrina eje y fundamental de la biología y que mediante el método comparativo permite la comprensión de comportamientos y funciones, entre otros del juego. Porque ya comprendereis que no voy a detenerme en esta lección en hacer un panegírico del juego en la tercera edad o en describir en detalle unos u otros tipos de juego en relación con diversas funciones o necesidades, si no que intentaré presentaros el fundamento de las mismas, dando por supuesta la bondad y necesidad del juego, no solo en la tercera si no en todas las edades en el caso del hombre.
Pero antes procedamos a la definición de “juego”:
“El juego es una conducta no dirigida a la obtención de un fin, que obtiene placer y justificación por sí misma aunque suele remedar alguna conducta útil o necesaria dentro de los tres grandes grupos de actividades biológicas que son la nutrición, la defensa y la reproducción.
El juego se observa en los mamíferos y en las aves, sobre todo en las primeras etapas de la vida. No existe, parece, en los demás grupos taxonómicos. Puede diferenciarse muy bien si el animal juega o no por la misma estructura de su conducta; por ejemplo un roedor que juega persiguiéndose con otro congénere si entra en su madriguera reaparecerá poco después mientras que en una huida “en serio” tardaría mucho más en aparecer. En otros animales como en el perro existen actitudes posturas y gestos bien definidos que aparecen y señalan el juego o la invitación al mismo.
Los tipos principales de juego son:
- De entrenamiento de funciones adultas sea de lucha, defensa o sexuales: por ejemplo el gatito que juega con una pelotita de lana y que remeda los movimientos de caza de un ratón.
- De situaciones “como si” que en parte engloba a la anterior y son tan típicas y frecuentes en nuestros niños.
- De exploración y de búsqueda, Quizás es este tipo el más importante al menos en el hombre.
Recurriendo de nuevo al método comparativo constatamos que en los animales el juego es tanto más frecuente, intenso y por ello importante cuanto:
1. Más inteligente o superior sea la especie considerada; por ejemplo; es mayor en los póngidos que en los roedores.
2. Cuanto más peligrosa sea la actividad básica del animal. Por lo tanto es mayor en los cazadores ( felinos) que en los recolectores ( roedores)
3. Tanto más cuanto más largo sea el tiempo de maduración o de crecimiento.
Esta ultima característica permite relacionar el juego con el aprendizaje, sin que sea ésta su única función, pero sí una de las más importantes sobre todo en el juego de los cachorros.
Acudamos de nuevo a la doctrina de la evolución en busca de características etobiológicas de la especie humana.
El concepto de Neotenia y Fetalización.
Neotenia significa el hecho de que algunas especies – en gusanos y peces – regresan a formas infantiles cuando el individuo se encuentra en algunas condiciones adversas.
Fetalización es un concepto introducido por el zoológo holandes Bolk en los años 50 del siglo pasado por el que afirma que las formas adultas del hombre se parecen a las fetales de otros póngidos.
Cita entre otras características la menor prominencia de la mandíbula inferior, que produce un ángulo facial menos agudo; la dirección de la vagina que facilita el coito anterior; la posición del agujero occipital; la carencia de pelo y pigmentos en la piel y otros.
Pues bien, hoy día y sin duda ninguna podemos añadir a estos rasgos morfológicos de fetalización y neotenia el hecho de la conservación en la especie humana de la pulsión del juego, de la persitencia en el adulto de conductas de curiosidad, indagación y exploración, la tendencia a la variación de ambientes y hábitos y por ello la persistencia de la capacidad e interés en el aprendizaje.
Ello produce la inmensa variación y variabilidad típicas de la conducta humana y por ello su capacidad de adaptación que sería mucho menor de estar constreñida a pautas de conducta rígidas.
2. Perfil de estas características neoténicas en relación con la personalidad.
Podemos, pues, aceptar que cuanto más acusadas se presenten en una persona estos rasgos neoténicos, tanto más alto estará, al menos en algún aspecto, en la escala de la hominización. Efectivamente; aunque el afán de exploración, innovación y juego está más o menos presente en todas los individuos humanos parece mayor precisamente en el tipo genial, o al menos más creador. La investigación, efectivamente, es afán de indagar, de descubrir, de apartarse de los caminos trillados y la recompensa por el hallazgo o la invención se encuentra en el mismo hecho del éxito en la búsqueda, tal como exige la definición de juego. El artista también, en cualesquiera de sus especialidades, quizás sobre todo en el artista plástico de la escultura, pintura o arquitectura, crea muchas veces por el mero afán de la creación constituyendo lo que siempre se ha llamado vocación irresistible. Podría citar innumerables genios creadores sobresalientes por su actividad incesante, su alegría en el propio “trabajo” juntamente con otros muchos rasgos “infantiles” de su ser y sus costumbres. Recordaré solamente al máximo genio de Leonardo, paradigma de la experimentación y observación de .....todo..... pero que dejaba inconclusas muchas de sus obras. Cito también al físico nuclear Feymann que en su adorable libro autobiográfico rezuma placer y alegría de su trabajo y de sus aficciones que iban desde la experimentación hasta tocar la batería en complicados ritmos de jazz, complejidad de ritmos, pro cierto que pueden estuarse mediante los métodos de la Ciencia del “ Caos y del Orden” y que permiten medira el grado de complejidad de un sistema según la complejidad de dichos ritmos u otros comportamientos. En las letras recordaremos a Quevedo, capaz de reirse de su propia sombra y de sus múltiples desgracias y cómo no a Einstein en su famosa y desvergonzada fotografía en la que saca la lengua al observador, y el genio de la experimentación con “juguetes” electromecánicos : Edison.
Con ello he citado ya la sonrisa, que no tanto la carcajada, y el sentido del humor. La risa del chiste brota de alguna incongruencia entre lo esperable del suceso o la narración y el hecho concreto que observamos o nos relatan, siempre en relación con vicisitudes de una persona humana. Respecto al sentido del humor o de lo cómico no han sido muchos los ensayistas que lo han estudiado . Es muy conocida la obra de Freud sobre “El chiste en la embarazada”. Más profundo me parece el tambien ensayo ya clásico del filosofo francés H. Bergson: “ Sobre lo Cómico” . Empero respecto nuestro tema de hoy prefiero aportar una definición propia:
El sentido del humor consiste precisamente en la capacidad de transformar una situación seria en una situación de juego.
El más dotado en este punto será capaz por lo tanto de tomar absolutamente todo, como juego, y afrontar así tanto los trabajos como los sufrimientos como meras actividades a prueba y “como si...”
Me vienen aquí a la memoria las fiestas del carnaval alemán: En muchos lugares se confiere la insignia de “ la orden de la seriedad animal” aludiendo claramente a la falta de sentido del humor de los animales o de la proximidad a los mismos de quienes carecen de sentido del humor. El carnaval consistía también en nuestros pagos en poner en solfa; es decir, en juego o en broma precisamente, personas, objetos o ceremonias absoluta o totalmente serias ( y por ello temibles ) como las religiosas o las civiles, sea en forma de guerras o de leyes execradas. Es evidente que su función principal es la de superar el miedo durante al menos ese tiempo de excepción, que sin embargo para algunas personas especialmente dotadas, es o puede ser permanente o extensible a toda su vida.
Tambien es pertinente citar aquí un ensayo, en su dia muy famoso, del gran historiador Johan Huizinga y que se titula “ Homo Ludens”. En el muestra como multitud de actividades sociales desde la guerra medieval a la administración de justicia , cumplen la estructura de “juego” en cuanto definición de unas reglas, la situación del “como si “ etc. constituyendo dicho Ensayo de suyo, una interpretación de la Historia como juego y afirmando por ello, que el principal atributo del hombre es el juego lo que permite definir nuestra especie como Homo ludens mejor que “Homo sapiens” o “Homo faber”
Destacaré que según todas las consideraciones expuestas los juegos de azar, las apuestas o las maquinas tragaperras no pertenecen en absoluto a los “juegos” que comentamos. Estas actividades están dominadas por el fin y la espera del beneficio, si bien pueden existir situaciones intermedias según por ejemplo, se juegue a las cartas con más o menos dinero. Pueden servir como entretenimiento, incluso apasionamiento, y por supuesto como dependencia patológica, pero ello es muy distinto del siempre gratificante e inocuo “juego”
Bien: Pues existe otro tipo de personalidad que se sitúa en el extremo opuesto. Es la personalidad obsesiva -predepresiva. Destacaré sus rasgos esenciales tan magistralmente descritos por Tellenbach:
Son personas ancladas en su circunstancia invariable. ( Includencia) Rutinarias y rígidas, temerosas de toda variación o aventura y por lo tanto tienen grandes dificultades de adaptación. Ausentes de aficciones en su tiempo libre. Ancladas también en su pasado y en su recuerdo que neuroticamente no solo no intentan superar sino que viven de él y para él. (remanencia) Actitud solo util si acaso para algún tipo de creación poética o literaria.
Entrambos polos como siempre se encuentra un comprensible gradiente de intensidades respecto los rasgos descritos.
En la educación tradicional, cuento para ello con la que recibí yo mismo, se valoraban positivamente todas las cualidades de obediencia, rutina y seriedad, y comprueba nuestra tesis que no fueron precisamente los más exitosos en la vida aquellos premiados en los viejos colegios. Sin embargo muchos de los díscolos, traviesos o aparentemente torpes, dominaron su vida y circunstancias escalando éxitos o altas posiciones sociales o en su defecto consiguiendo el mayor de los triunfos: ser feliz.
3. En la tercera edad.
Por ello las personas activas, de aficciones variadas, con sentido del humor y que no se han tomado excesivamente en serio su trabajo o su situación social son las que están mejor preparadas para afrontar su ancianidad o su jubilación. Es más suelen estar deseandolo para dedicarse tanto más a sus aficciones fuera de las responsabilidades y fatigas inherentes a pesar de todo con el “trabajo serio”.
Dice Ciceron en su conocidisimo y actualmente de moda escrito “Sobre la vejez” que una de las ventajas de la vejez es precisamente la ausencia de los “oficios”; quiere decir de los trabajos y sus responsabilidades “serias”. También nos parece un rasgo más bien de humor la apuesta que hace Ciceron por la” inmortalidad”: “Prefiero creer en ella, nos dice, puesto que con ello, si no existe, nada pierdo y puedo ganar mucho en esperanza, y si existe no quedaré defraudado en poder charlar con los antiguos grandes varones.…”
Como antítesis que ejemplifica una vez más lo que estoy afirmando, todos conocemos tambien el caso de personas importantes en su trabajo, responsabilidad o rango social, sea politico académico etc. y que quizás se destacaron por su excesiva responsabilidad, o por la excesiva importancia que a sí mismos se concedian caracterizandose tambien por sus exigencias a sus subordinados en su carácter sencillamente caciquil y autoritario y que por ello mismo al ser jubilados se ven doblemente condenados a la fustración, abandono y soledad.
Estos en su jubilación son propicios también a sufrir enfermedades como la depresión grave, la enfermedad psicosomática o sencillamente a la muerte prematura. Claro está que muchas de estas profesiones, como la de investigador o parcialmente la de profesor pueden seguirse ejercitando incluso despues de la jubilación, aunque pierden entonces los rasgos más apreciados por los “ serios predepresivos”; es decir, las posibilidades de mando y ejecución y quizás tambien de aceptar la declinación de las fuerzas y la calidad.
Recuerdo muy bien de mi abuela que en gran parte me educó, aquí en Valladolid” que defendía a su vez las enseñanzas de su padre, bisabuelo mio que fue fundador y primer director del Instituto Zorrilla de Valladolid: Decía mi bisabuelo que “toda persona debe tener una profesión y un oficio”, entendiendo él sobre todo como oficio conocimientos y aficciones de un oficio manual, tanto más importante para los que tenían o tenemos como profesión una de tipo más intelectual.[2]
La máxima suerte la comparten aquellos pocos priviligiados seres que logran convertir su aficción en su trabajo, o dicho de otra manera que viven de su aficción. Siempre en este punto me acuerdo de la libertad del escritor, pero también sabemos de sus sufrimientos cuando acuciado por las necesidades materiales se ve obligado al trabajo en ausencia momentánea de la disposición o la inspiración. Cito aquí al anciano D. Benito Perez Galdós, que según sus propias referencias se vió obligado para subsistir a escribir estando ya medio ciego y sufriendo calambres de escritor….. Recomiendo también la lectura de la reciente autobiografía de Gabriel Garcia Marquez: “Vivir para contarla” Un escritor prodigioso, el más preclaro, quizás de las letras hispánicas hoy día y que relata sus sufrimientos y pobrezas durante tantos años hasta conseguir el éxito después de haber jurado que “no viviría jamás de otra cosa si no de escribir”; lo que podemos interpretar como : Estoy dispuesto a no vivir ( ser pobre) por dedicarme solo a escribir.
Se dice que el bienestar fisico y mental exige un cierto cuantum de estress y podría alguien pensar que el anciano en la sociedad de bienestar puede tener carencia del mismo. Mas el estres es consustancial a la vida y también a la más feliz de la humana por el mero hecho de la inevitable presencia del espectro de la muerte, la enfermedad, la pobreza, o lo que es peor el desamor, situaciones que evidentemente son harto frecuentes, también en esa edad, como para sufrir por su ausencia. Un aspecto particular de estress o de temor podemos relacionarlo con las creencias escatológicas. Acostumbramos a oir, sobre todo de los creyentes, que los no creyentes tienen que tener mucho más miedo y angustia ante su aceptada aniquilación total. Mas la experiencia de médico muestra que tantos creyentes mueren agobiados por el temor al juicio final o los infiernos y que tantos agnósticos mueren en paz aceptando el sabio juego de la Naturaleza que nos hace morir para que otros puedan disfrutar del impagable don de la vida. Aquí la generosidad filonómica; es decir, el amor a quienes nos siguen, sean descendientes por la sangre o meramente compañeros en la sociedad y la vida, pueden y deben suplir la tristeza por nuestra propia desaparición que por otra parte, hoy día, no suele ser repentina sino acompañada de enfermedad larga y por ello de sufrimiento, excepto en esa enfermedad tan penosa para los familiares como paliativa para quien la sufre y que es la demencia de Alzheimer pero en la que por otra parte ya se está muerto antes de morir.
Además podemos legar a nuestros descendientes o a la historia nuestro buen o mal recuerdo y ejemplo y desde luego las creaciones de nuestra mente, alcanzando así la suerte de inmortalidad de todos los genios y personas memorables de la historia.
En este punto me parece necesario citar un “juego” por antonomasia que es el del amor comprenda o no tambien la sexualidad, aun recordando las infinitas formas de la misma que pueden practicarse al margen del dcclionar de la “potencia” propiamente dicha. Un tema eludido antes por ser tabú y hoy día por primar la vida y milagros exclusivos de la juventud. Sin embargo nada, en algunos casos, puede revitalizar tanto a quien anciano esté ya sin pareja o sin amor que un nuevo afecto. La Biblia en el Antiguo Testamento, con su vitalidad arcaica nos recuerda cómo metieron en la cama del rey David anciano a una bella joven….para devolverle el vigor y las fuerzas….. Pero éste es un tema creo de otra lección de este curso.
Como contrapunto quiero sugerir, repito sugerir meramente, pues no deseo polemizar, ni mucho menos escandalizar, sobre un ultimo derecho humano que podría ser especialmente importante en la ancianidad y cuya discusión por lo demás está de moda al compás de alguna película y de alguna novedosa legislación en paises del Norte. Me refiero al derecho a escoger la propia muerte; o dicho de otra manera de la eutanasia activa voluntaria. Puede que esté en juego, y valga la redundancia, la capacidad de poner en juego o aceptar como juego la propia vida y por ello mismo su final natural.
4. Otros comentarios. Prevención y recomendaciones.
Si los hábitos y personalidad son decisivos para afrontar la tercera edad y jubilación debemos afirmar que la prevención de los males en la misma mediante la actividad y el juego tienen que ser estimulados y aprendidos a lo largo de toda la vida. Cada vez más en nuestra cultura se estimulan los hábitos relacionados con el ocio, como el turismo, la actividad física o social y las actividades sean intelectuales o manuales. Ello es ya prevención, pero debe ser enseñado e instruido continuamente, incluso desde la juventud y con este fin dentro de una información adecuada de estos conocimientos como los que he intentado transmitirles en esta lección. Seguirá predominando la personalidad básica, pero esta tiene siempre en el ser humano amplios espacios de variación y perfeccionamiento. Se han denominado estos procesos como procesos de autodomesticación consistentes en la superación de las disposiciones innatas en pro de hábitos más adaptativos en la situación histórica y social concreta.
Declasificación y ridículo
Hasta aquí todo lo dicho no me parece aportar ninguna reflexión nueva respecto el tema que nos ocupa, pues coincide con el consenso habitual en nuestro momento histórico y por ello en lo que contiene de doctrina podría afirmarse que todo lo que he dicho es politicamente correcto, asunto por lo demás que una vez más nos imponen la moda imperial proveniente de Estados Unidos.
Precisamente, sin embargo, mas bien observo los excesos actuales del “Ocio y el Juego en la Ancianidad”. Porque en gran parte se fomenta el infantilismo.... y no es eso. Nos da pena ver a tanto anciano en bermudas, zapatillas deportivas y camisa infame emulando a sus nietos, o incluso corriendo deportivamente – pero con el aliento próximo a ser el último – en torso desnudo y sudor despiadado, bajo un sol infernal sin una mísera gorra deportiva. O bien en falsa alegría de acompañantes o agentes sociales bienintencioanados y mejor instruidos con su diploma profesional escalando juntos cumbres o escaleras en insólitos monumentos con su pequeña caterva de cojitrancos que intentan entender lo que nunca vieron ni por lo que nunca se interesaron.
¿Qué hubiera dicho el serio y dignisimo Ciceron ante estos espectáculos actuales?
Ya sé que exagero la nota e incluso puedo ganarme improperios de quienes promueven o disfrutan de estas actividades, pero yo aquí estoy diciendo que ante todo debe preservarse la dignidad del anciano, su respeto por lo que fue y a lo que estuvo habituado en su vida, y salvando las distancias y por favor perdoneseme esta ultima agresión al público, pues me recuerda la queja de un profesor alemán que en su día estuvo preso en un campo de concentración Nazi: “Lo que más me hizo sufrir, decía, es que me trataran de tú por mi nombre en vez del apellido y omitiendo lo que de siempre me correspondió; el título de “Herr Professor”. Claro que eran otros tiempos, pero yo sé muy bien del sufrimiento interior de quien toda la vida fue Doña Teresa y que en la residencia tercera edad tuvo que aceptar Teresa a secas, o el caso del influyente profesor, como el del relato, constreñido a convertirse meramente en X o Z. Ya sé que son las costumbres de la época, y que todo ello no excluye autentico afecto o al menos perfección profesional, sin embargo, al menos me siento en la obligación de citar estas frecuentes situaciones que al cabo significan la declasificación y cosificación social del anciano. Traigo también a colación nuestra inmortal obra literaria de El Quijote: Es el caballero D. Quijote quien se excede y llama Doñas a las aldeanas que le salen al paso en El Toboso y a la mujer de su escudero a lo cual replica el villano: “No le llame dones ni doñas que siempre fue Teresa Panza.
Ya sé que exagero e incluso me contradigo respecto las recomendaciones dadas de que no nos tomemos demasiado seriamente ni a nosotros mismos, ni quizás siquiera nuestro trabajo, lo que no supone ni mucho menos que éste lo desarrollemos mal, sino que en cierto aspecto lo tomemos como un juego, juego, desde luego, en el que hay que ganar. Pero una cosa es lo que nosotros opinemos sobre nosotros mismos y otra que los demás traten a cada uno según el respeto y los méritos que le correspondan. No se defienda lo contrario en aras de la democracia pues si esta es algo es la justicia en cuanto se debe dar a cada uno lo que necesita y se merece, siendo aquí una pretendida igualdad esencialmente injusta.
Ya sé también que probablemente nunca más volverá a ser el anciano mentor de la juventud o consejero de su descendientes; todo ello se niega bajo la falsa excusa de que las costumbres y condiciones sociales varían tan rapidamente que ha lugar a que las experiencias de antaño no sirvan a los pájaros de hogaño. Excusa falsa repito, porque también existen constantes del ser humano y del ser histórico que se repiten desde que existe la humanidad. Los criterios acerca de la prudencia; la dependencia de la salud respecto normas morales; los hábitos de cooperación, de superación del sufrimiento y la frustración integrados en la firmeza del carácter y sí, también en este humor sano ante la vida que hemos descrito..... son válidos para todas las épocas y pueden ser enseñados en ejemplos y relatos para.... quien quiera escucharlos. De una vez por todas citaré que la mayor parte de las guerras nacen del ardor y fanatismo ignorante de la segunda juventud o adultez inmadura, y que la sabiduría de los dirigentes ancianos más bien han profundizado en la concordia y la paz. Ya sé que este es el argumento quizás más falaz puesto que con seguridad pueden encontrarse cientos de ejemplos en contrario, mas lo expongo como reflexión.
Aun algo más.
El derecho al trabajo.
Bien está, o mejor dicho imprescindible es, el cese en un momento dado del trabajo y su sustitución por la jubilación, más si el trabajador o funcionario están y lo demuestran en condiciones de realizar adecuadamente su tarea, ¿ No es la jubilación forzosa un atentado al derecho humano y constitucional al trabajo?
Muy bien está la flexibilidad en la jubilación respecto a edad, voluntariedad y capacidades del sujeto en relación con su actividad mas ¿ jubilación forzosa en condiciones de capacidad?
No tendría que ser humillante realizar algún examen, o como tantas veces se ha pretendido disminuir en un cierto momento la responsabilidad o la fatiga, o flexibilizar el horario u cualquier otro procedimiento de jubilación escalonada.
Ya sé que nadie niega al anciano que realice cualesquiera actividad o trabajo del que sea capaz, siempre que sea diferente o alternativo a su antigua profesión.
¿ Porqué?
En primer lugar supone un terrible despilfarro de capacidades y fuerzas sociales y económicas.
Pero también y éste argumento me parece más fuerte, supone un atentado a derechos humanos y constitucionales del derecho al trabajo de cada ciudadano. En estos artículos no se cita para nada la edad o edades límites. El anciano sigue siendo un ciudadano con todos sus derechos ¿ Quién se atrevería a negarlo? y en ningún punto constitucional consta el cese por la edad de cualquier derecho. Estoy diciendo por lo tanto que la jubilación forzosa a una edad fija, sin más, podría ser anticonstitucional.
Es curiosísimo el caso de la jerarquía eclesiástica católica. Antes nunca se aplicó a obispos o papas edad de jubilación. Después, seguramente bajo el impacto de las “modas” sociales el papa impuso edad de jubilación para todos menos para él mismo. Un caso, desde luego que nos recuerda a ese político del noroeste, para quien y con mucha razón, no vale edad de jubilación alguna mientras “se sienta con fuerzas” según su propia expresión.
¿ Que se quitan puestos de trabajo para los jóvenes? Los puestos de trabajo dependen del desarrollo económico y social del conjunto de la sociedad. Siempre habrá espacio para una actividad humana nueva o vieja. En la mayoría de las actividades, además, sobre todo las del sector de servicios y en concreto en la sanidad y el turismo, las posibilidades de puestos de trabajo son practicamente ilimitadas dependiendo el número y su calidad solamente de las posibilidades de financiarlas. Si la eficacia de la economía es mayor y el gasto en pensiones menor, aumentarán sin duda, los puestos de trabajo.
¿ Qué la financiación de las pensiones depende del trabajo del los jóvenes? Yo siempre creí que las pensiones devenían, como en los antiguos gremios y en las mutuas, de los intereses y beneficios del ahorro colectivo y para el cual cada trabajador aporta durante largos años parte de su salario. ¿No es así?
Bueno en todo caso la calidad y desarrollo del sistema social de bienestar se muestra y se mostrará por la capacidad de aceptar todas estas sugerencias que os he mostrado. Libertad y flexibilidad frente a rigidez y regulación de estos dos últimos derechos de los ancianos – que son también ciudadanos como todos los demás.
- El derecho a decidir el momento de su propia muerte. ( Bajo garantías médicas y legales)
- El derecho a trabajar mientras goce de la capacidad adecuada y por ende el derecho a dejar de trabajar voluntariamente bajo supuestos razonables.
Ya en algún país en años boyantes estuvo a punto de aceptarse que todo ciudadano por el mero hecho de serlo y sea de cualquier edad y condición tendría derecho a percibir una paga sin contraprestaciones; es decir sin necesidad de trabajar. Ya lo consiguen muchos bajo subterfugios y enfermedades imaginarias, pero no como derecho explícito. Mas ya he hablado o escrito demasiado y este tema no tiene que ver con el que me encomendaron para hoy, así que meramente lo cito para vuestra reflexión particular.
Muchas gracias por vuestra atención.
Bibliografía y comentarios en la dirección electrónica del autor:
<agjimeno@wanadoo.es>
[1] Lección impartida en el curso: “Ancianidad y Salud Mental” de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid, dirigido por el Prof. J.A. Macías Fernandez. Octubre de 2004.
[2] D. Policarpo Mingote . Fue profesor de Geografía e Historia y y creador y director del primer Instituto - el Zorrilla – de Valladolid. Falleció en 1919.
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