Agustín Jimeno Valdés.
Prólogo.
Estos apuntes abarcan el contenido de un crédito en la asignatura optativa de Antropología Medica que dirige la Profra. N. López Fernández en la Facultad de Medicina de Valladolid y de cuya impartición cada año, tiene la amabilidad de encargarme.
El apóstrofe de “natural” quiere decir científico-natural por contraposición a una antropología filosófica o histórica. También se contrapone a la antropología física clásica que se centraba en la descripción antropométrica de personas y grupos. En estas lecciones, por lo tanto prescindo de los detalles y del análisis, para ocuparme de algunas características generales del hombre como especie biológica, y muy especialmente de su origen evolutivo. La comprensión profunda de este singular proceso, sin embargo, lleva desde la evolución de la especie a la evolución biológica en general y de aquí a sus procesos subyacentes, sus implicaciones respecto las leyes físico químicas generales, como la termodinámica, y muy especialmente a las nuevas teorías de la autoorganización, del caos determinista y en general de la física de los procesos no lineales, que van haciendo comprensible en términos de la ciencia natural el crecimiento de la complejidad y la aparición del orden a partir del desorden; unos procesos ininteligibles hace solamente unos pocos años y que daban pie a la multitud de explicaciones especulativas habituales.
Como digo todos los años al principio del curso, mi intención es más formar que informar, lo que quiere decir intentar acercarme no solo al cómo si no a los porqués, lo que entraña desde luego una interpretación, pero pienso que en antropología es imposible no caer en interpretaciones de los hechos, debido sobre todo, a que es el mismo sujeto el que se contrapone como objeto de observación y estudio. Estas interpretaciones son las que constituyen no solo lo humano si no lo humanístico. En una reflexión y estudio posterior, sin embargo, entro en un intento también de explicación desde la ciencia natural de estas mismas interpretaciones; es decir, una comprensión científica de lo humanístico. Así el cómo y el porqué de la cultura, de las normativas éticas, de las leyes del altruismo y en general de las creencias, no por ello menos importantes, respecto al mismo hombre, el universo, el sentido de la vida y aun la trascendencia. He de recordar que estos temas y esta orientación están hoy día sumamente en boga o moda, por el recrudecimiento, lo que parecía increíble e improbable en la época del átomo y de la informática, de las controversias entre la Ciencia y la Fe , y el renacimiento también de los fundamentalismos de diversos tipos incluidos también los que se definen como puramente científicos. Estos hechos me prestan aún más argumentos a lo que en realidad siempre hemos sabido y es que la vida humana no puede ser regida solamente por el razonamiento instrumental y la supuesta verdad científica, sino que la acción correcta y el entusiasmo, tienen que brotar de la emoción y el afecto; en suma del amor, sea al conocimiento o a las criaturas.
LECCION 1.
1. Clases de antropología.
Como en el resto de las ciencias los diversos tipos de antropología se clasifican según el objetivo concreto de estudio por una parte y por otra del método empleado.
Según el objetivo de estudio distinguiremos una antropología física o antropometría, ya olvidada por de sobra conocida, centrada en la descripción de las características físicas de los individuos y los grupos; una antropología médica centrada en el origen de la enfermedad desde una consideración unitaria y holistica del ser humano, y una antropología cultural centrada en las producciones externas del hombre a lo largo de su historia, tanto en sus productos materiales, entre los que englobaríamos al arte, como en los espirituales como las obras escritas en todos sus ámbitos.
Según el método surgen tres grandes tipos de antropología:
Desde el método especulativo: la antropología filosófica.
Desde el método creencial: las antropologías míticas y religiosas.
Desde el método empírico, observacional y científico natural, la antropología científica que he llamado en estas páginas simplemente natural.
El hombre es un microcosmos; es decir, un sistema englobado en el macrosistema de su entorno. Su entorno primero en su ciudad y en su casa y por sucesivas extensiones por el planeta tierra y de ahí al universo entero. Puede aceptarse que esta definición fue aceptada desde siempre, pero los filósofos antiguos que la sistematizaron tenían ante sí dos posibilidades.
a) El microcosmos humano como semejante al macrocosmos universal y por lo tanto reproducción en el hombre de los materiales, de las estructuras y de las funciones del resto del universo. Esta es la posición del hombre como parte de la Naturaleza.
b) Otros en cambio colocaron ambas instancias en contraposición aceptando así la serie de dualismos a que parecía obligar nuestra consciencia: La consciencia del yo oponiéndose al mundo. El yo como ser mental oponiéndose al mundo como ser material y aun al otro como no yo.
Puede decirse que estas dos posturas antagónicas han marcado la historia, no solo de la filosofía, sino de la misma actitud ante la vida y su sentido en Occidente.
2. Posiciones básicas sobre la Estructura Psicofísica del Ser Humano.
El Monismo: La primera posición fue mantenida por Aristóteles que aceptaba una sola “sustancia”, en todas las cosas y que ésta adquiría sus distintos aspectos y funciones por la “forma” que caracterizaba cada uno de los seres. En esto consistía el llamado hilemorfismo o teoría de la materia prima ( sustancia universal ) y forma que bien podemos traducir por estructura formal. Esta posición fue calificada como monismo, que quiere decir una sola sustancia como término filosófico o una misma materia en la nomenclatura actual.
El Dualismo: La segunda posición fue mantenida por Platón que daba primacía al mundo de las ideas como mundo perfecto al cual se asemejarían más o menos los distintos seres del mundo percibido por lo humanos.
El Parménides de Platón: Quien quiera profundizar en los entresijos perennes del pensamiento humano no puede dejar de leer los diálogos de Platón, por lo menos aquellos que tratan del conocimiento o de la ciencia, y sobre todo del ser como el dialogo del Parménides. Se trata de un dialogo poco conocido en el que se debate la naturaleza del ser real. En él Parménides defiende su teoría de la unicidad, univocacidad, y estabilidad inmutable del único ser real existente: Este mundo en el que estamos, en el que somos y al que pertenecemos. Frente a él defiende Platón la dualidad de su mundo: El espiritual y perfecto de las ideas y el que llamamos real y que percibimos y que es, para Platón, sin embargo, una mera sombra del otro.
Los diálogos de Platón. Los diálogos de Platón además de confrontarnos con distintas formas del pensamiento humano que no fueron igualadas hasta Kant, ofrecen al lector de hoy el sosiego de la conversación culta, la suave aceptación y respeto del adversario, el lento paso del tiempo en la ocupación más humana que es el pensar en compañía y por ultimo la despedida amigable y a la vez solemne sin que se esboce ni un resumen, conclusión o doctrina aceptada por el autor, quedando todo comentario y toda creencia a la libertad del lector.
Monismo y dualismo se arrastraron por toda la filosofía de occidente y de su mano se conformó la teología del cristianismo, verdadero crisol del mundo actual, aunque a veces parezca que se ha hecho precisamente en la confrontación y negación. La doctrina de la antitesis dialéctica y su síntesis posterior según la dialéctica de de Hegel cobra aquí una vivida significación histórico cultural.
El espiritualismo judeocristiano: El espiritualismo judeocristiano exigía la existencia independiente del mundo del espíritu (Dios y el alma humana ) y por ese motivo su doctrina de base no podía por menos de ser la dualista platónica en la cual el mundo perfecto de las ideas parecía identificarse con la mente de Dios.
Santo Tomas de Aquino y la Summa Teológica. El más conspicuo de los filósofos-teólogos cristianos de la Edad Media , Tomás de Aquino, acepta pues el dualismo, convertido ya en los entes, mejor dicho sustancias, de cuerpo y alma, mas afirma que ambas sustancias son incompletas y ordenadas para el desarrollo de todas sus potencialidades el estar unidas (integradas, diríamos hoy mejor) en un mismo ser. Con ello quedan infinidad de preguntas pendientes que se esfuerzan en contestar otros pensadores a lo largo de la historia y dentro de la ortodoxia cristiana a la que prácticamente no se podía renunciar tanto por el inmenso peso de su tradición como a su defensa – por las armas,- podríamos decir, por los poderes fácticos de todos los tipos.
Cuerpo y Alma. Doctrinas filosóficas
Así la tradición filosófica occidental sucesora de la grecolatina y medieval cristiana va presentando a lo largo de la historia sucesivas teorías para explicar las interrelaciones entre el cuerpo y el alma que poco a poco se fueron decantando de forma más prosaica como Mente (entendiendo como tal sobre todo a la consciencia) y cerebro. La polémica ha sido muy aguda en algunos momentos hasta sangrienta. En tiempos actuales el problema sigue siendo investigado y tratado por múltiples autores procedentes unos de la neurofisiología, como Damascio, otros de la bioquímica genética, como Crick, otros desde la microfísica como Penrose. Otros desde campos mixtos como Dennet. En la bibliografía si me da tiempo a escribirla se encontraran las obras precisas de estos autores, cuya lectura y reflexión me han ocupado estos últimos años, sin que, sea dicho en honor a la verdad me hayan proporcionado mucha luz. La luz me ha venido desde las teorías de los Sistemas y de la Complejidad y de los procesos de autoorganización dentro del caos determinista, pero esto es materia de otras lecciones.
Es muy difícil ordenar estas teorías desde un punto de vista histórico pues todas se superlapan y se suceden. Es por ello más útil presentarlas bajo un esquema general en el cual se ubicaran diversos autores de diversas épocas.
El mejor esquema que conozco sobre este problema es el de Martín Ramírez que presento en la tabla adjunta.
La tabla está dividida en cuatro partes por dos líneas una horizontal y otra vertical que se cruzan en el centro.
La línea vertical recoge las posturas dualistas, que comprenden dos tipos:
a) Un dualismo ontológico que afirma la existencia de dos sustancias diferentes ( material y espiritual) y que se sitúa en la mitad superior de la línea.
b) Y un dualismo meramente lógico que afirma que mente y cerebro son meramente dos clases lógicas; dos conceptos o entes de razón. Se sitúa en la mitad inferior de dicha línea.
Por otra parte en la línea horizontal se sitúan los monismos; es decir los que afirman la unidad sustancial del universo: Una sola y misma “sustancia”.
Los monismos a su vez pueden ser de dos tipos:
c) Materialismo. ( Solo existe la materia). Se sitúa en la parte izquierda de la línea.
d) Idealismo ( Solo existe el espíritu) Se sitúa en la parte derecha de la línea.
a) Dualismos ontológicos. Son los ortodoxos dentro de la tradición Platónico cristiana, representado en la patriótica por San Agustín.
Los escolásticos medievales denominaron a la filosofía como ancilla; es decir, sierva de la teología, mas a partir del Renacimiento comenzó la independización cada vez más firme de la filosofía sin perder, como podrá verse, el fuerte impacto histórico cultural de la ortodoxia cristiana, ya que la negación del dualismo teológico parecía llevar al hombre a la animalidad y a la perdida de toda su responsabilidad moral y por ello al hundimiento, se pensaba, de toda la cultura. Esto explica las curiosas componendas, vistas desde hoy día, que los pensadores más conspicuos de los siglos XVII, XVIII y aun XIX fueron tejiendo para resolver especulativamente el problema. Daré algunos ejemplos y nombres de los pensadores más importantes.
Interaccionismo de Descartes. Su doctrina es muy conocida. Aceptaba la existencia de las dos sustancias material, que llamaba res extensa, y la espiritual, que denominaba res cogitans. Conoció la existencia de las conexiones del sistema nervioso vehiculadas por los fluidos animales y a partir de sus estudios anatómicos postuló que alma y cuerpo se encontraban en la glándula pineal, situada en el centro del cerebro.
Paralelismo o armonía preestablecida de Leibnitz. El gran filosofo alemán, inventor con Newton del análisis infinitesimal matemático postuló para resolver el problema, que Dios desde la creación del mundo, y en concreto de cada alma humana, Hace coincidir en el tiempo los “movimientos” de la materia con los del espíritu a manera de dos relojes que marchan al unísono y paralelamente, pero sin influenciarse el uno sobre el otro.
El ocasionalismo de Malebranche. Este autor, más bien un teólogo, propuso la teoría de que cada movimiento del espíritu era ocasión para que Dios produjera los correspondientes de la materia. Parece que la necesaria preservación de la libertad humana obligaba a admitir que lo primario era precisamente el movimiento ( o voluntad de acción) del espíritu o alma.
Trialismo de Eccles y Popper Es curioso que en tiempos actuales, aunque se trate ya de más de un decenio estos autores, el primero Premio Nóbel de fisiología por sus estudios sobre la neurona y el segundo el famoso epistemólogo de la ciencia originario de las escuelas neopositivistas de Viena, postulen una especie de tres mundos diferentes a lo que llaman trialismo. Lo expusieron en una obra famosa, aunque quizás ya olvidada titulada en inglés The self and is Brain. El yo y su cerebro. Un primero mundo el de las cosas materiales, un segundo la mente humana y un tercero un mundo más bien platónico que albergaría todos los contenidos de la cultura humana pero también todos los razonamientos, ideas, matemáticas, relaciones lógicas etc. posibles y aun por descubrir o que no se descubrirán nunca. Según recuerdo, o no recuerdo, no queda muy claro como conciben las mutuas interrelaciones y desde luego renuncian al concepto de sustancia. Más bien denotan lo que en ontología podía llamarse distintos tipos y ámbitos del ser; todos reales pero cada uno accesible por vías peculiares. Estos autores se apoyan en parte en conocimientos sobre las funciones cerebrales. Impactaron sobre todo los descubrimientos de Sperri, que mostraban cómo el hemisferio cerebral dominante era a la vez lingüístico, matemático y base funcional de la consciencia, por ello atribuida al lenguaje y al concepto del YO. El hemisferio menor elaboraría funciones espaciales, imágenes e iconos mediante programas que elaborarían la información más bien en paralelo que secuencialmente. Estos conocimientos se realizaban en el “cerebro hendido”
Es decir, un cerebro en el que se habían abolido las comunicaciones interhemisféricas por lesiones o agenesia del cuerpo calloso que es la estructura que conexiona ambos hemisferios cerebrales. En curiosos experimentos se muestra así por ejemplo cómo la persona en esa situación puede reconocer y utilizar un objeto, por ejemplo un vaso, pero no puede nombrarlo. Las funciones gnósicas de reconocimiento se elaborarían en el hemisferios espacial o menor y las lingüísticas en el mayor o dominante.
b) Dualismos lógicos.
Podemos situarlos de todas formas muy próximos a los últimos autores citados. Aceptan por así decir, dos ámbitos conceptuales definidos, pero cuyas diferencias son por eso conceptuales y no reales o sustanciales. Proceden de las escuelas neopositivistas vienesas que crecieron y se perfeccionaron con el emprirismo inglés de lo que nació la línea filosófica actual quizás más importante denominada de Filosofía Analítica.
En Viena desde comienzos del siglo XX habían trabajado además de Freud y todos los literatos y músicos, físicos como Mach, lógicos de la ciencia como Popper, lógicos matemáticos como Carnap, Lakatos y sobre todo Wittgestein. Es la escuela de los neopositivistas. El positivismo inicial es desde luego Francés desarrollado por Augusto A. Compte, que puede aceptarse marca una orientación y una punto de salida.
El traslado de estos investigadores a Gran Bretaña sobre todo de Wittgestein y su contacto con los sucesores del empirismo ingles, dio lugar al florecimiento de la lógica matemática, de la lógica formal, de las bases filosóficas del conocimiento científico, y en suma la decantación de una rama, que se fue convirtiendo en principal de la filosofía y que se denominó, como escribía, Filosofía Analítica por dedicarse sobre todo al análisis del método científico del conocimiento y de sus instrumentos de expresión como el lenguaje y las matemáticas.
Estos autores son críticos muy especialmente con la metafísica; es decir, con las tradiciones históricas desde Aristoteles sobre las características generales del ser tanto real como pensado. Bertrand Russell muestra cómo el concepto de sustancia y de esencia, sobre todo el primero, es un producto de la frase sustantiva típica de todas las lenguas indoeuropeas y su aceptación lleva a difíciles equívocos que trastocan el carácter del ser real que es fundamentalmente un Proceso[1] y como tal un continuo.
Así pues estos autores, que Ramirez coloca en la rama de los dualistas, eran más bien monistas materialistas en cuanto aceptaban la unicidad del mundo real y arrojaban el problema del alma y cuerpo, mente y cerebro y similares al rincón de los seudoproblemas debidos a un análisis insuficiente del lenguaje que los crea.
c) Monismos materialistas. Por seguir un plan didáctico, citaré algunos autores y posiciones próximos a los anteriores y que pueden considerarse como los más aceptados actualmente en la ciencia.
Así los neurofisiólogos como Miller, Feigl, Rodríguez Delgado, o Pinillos describen las interrelaciones entre mente y cerebro como:
Isomorfismo: Es lo mismo pero estudiado con métodos diferentes.
Epifenomenismo: Los fenómenos mentales serían epifenómenos producidos por la actividad cerebral, por lo tanto dependientes totalmente de la misma.
Emergentismo. Las funciones mentales son funciones nuevas y emergentes producidas por el órgano complejo que es el cerebro. La Teoría General de los Sistemas; las leyes de organización y dinámica de la complejidad y otras tienen aquí su aplicación. Las trataré con más detalle en la lección número cinco.
Es fácil comprender que todos estos nombres coinciden realmente en las mismas ideas que pueden ordenarse con ello dentro de la Filosofía Analítica actual.
Otros nombres y escuelas.
Materialismo ingenuo. Dentro de este grupo del monismo materialista es necesario colocar y recordar otros dos grupos clásicos y tan antiguos como finales del siglo XVIII y que cito ahora a pesar de ser posteriores a los anteriores, como decía, por razones didácticas.
Sea el primero el materialismo llamado a veces ingenuo, en el sentido de no contener otra doctrina o intención y que constituía el credo habitual de científicos y biólogos sobre todo posteriores a la publicación y tremendo impacto de la publicación de El Origen de las Especies y posteriormente deEl Origen del Hombre de Darwin. Algunos como E. Haeckel y T.H. Huxley fueron grandes divulgadores de estas nuevas doctrinas a partir de libros de ventas máximas en aquella época de enorme interés popular por la ciencia. En esta línea puede citarse también a C. y C. Vogt, un matrimonio de neurofisiólogos, laboriosisimos estudiosos de la corteza cerebral.
Materialismo dialéctico. Como es sabido es el nombre que recibió la doctrina general sobre el mundo y el hombre defendida por el Socialismo-Comunismo desde sus primeros pensadores como Marx y Engels. En esta nuestra cuestión, apoyándose en los trabajos de Paulov y de las sucesivas y magnificas escuelas de neurofisiología rusas, como Vigotski y hasta Luria, entienden que la mente es un mero reflejo de la realidad, y sociedad, donde se crea, estableciéndose una dialéctica; es decir, una dinámica entre las distintas instancias de la misma.
Pensadores antiguos. Para terminar citaré algunos pensadores antiguos: Entre los griegos Leucipo y Demócrito en sus teorías del atomismo se encuentran próximos, si no a la par, de todos estos autores del siglo XX. Sigue impresionando el pensamiento griego que ofreció toda clase de soluciones a los problemas más profundos y que en algunos, como en este, se adelantan más de dos mil años a la ciencia actual. Los átomos indivisibles y eternos formarían en sus combinaciones todas las materias, cosas y propiedades de este mundo. Una hipótesis, pero una hipótesis que no necesitaba otras hipótesis auxiliares para hacerse comprensible y en todo caso no contradictoria. Leibnitz en su doctrina de las mónadas universales se acercaba a esta posición, si bien debo deciros, que nunca he entendido bien estas mónadas que también universales, y conformadoras de todas las cosas albergaban en sí tanto lo material como lo espiritual.
Epicuro. Ha tenido muy mala prensa, por así decir, hasta hace poco, pues su doctrina de la búsqueda del placer contradecía no solo las doctrinas cristianas sobre el valor escatológico del sufrimiento – si no de la inevitabilidad del mismo en este complejo mundo por lo que la atribución de algún valor al mismo cumplía exigencias psicológicas, tan bien explicadas luego por el Psicoanálisis. Se le culpaba además con un hedonismo egoísta y rastrero que sin duda partía de su desconocimiento. Pues Epicuro defendió siempre la búsqueda del placer en su sentido más amplio y noble, como disfrute de la sabiduría, de la amistad y de la solidaridad humana, lo cual demostró con su vida y sobre todo su muerte atormentada con enormes sufrimientos. La búsqueda del placer así entendido, también como satisfacción y paz respecto a uno mismo, y desde luego el placer de la ayuda a los demás y de la solidaridad, como demostró por la conducta con sus amigos de El Jardín, que es como denominó a su escuela. Para entenderlo hoy mejor lo expresaré en lenguaje psicoanalítico: Busca lo que denomina placer en la congruencia entre los deberes del super yo y los actos del yo.
Esta doctrina también es congruente con todos los conocimientos biológicos y etobiológicos actuales. La conducta animal y humana se guían por la búsqueda del refuerzo, que no es ni más ni menos que la búsqueda de esa satisfacción o placer al que alude Epicuro.
Labró en tres grandes y sencillos aforismos sus creencias:
Los dioses si existen no se ocupan de nosotros ( como prueba la realidad cotidiana)
El dolor puede ser vencido fácilmente.
El objetivo de la vida es la búsqueda del placer.
Gómez Pereira. Quiero citar brevemente a este autor por cercanía del lugar donde escribo (Viana de Cega) respecto el lugar donde escribió el su curiosa obra, ( Medina del Campo) y que tituló con el nombre de sus padres: Antoniana Margarita. Menéndez y Pelayo le coloca en un lugar destacado de sus Heterodoxos. Se trata de un médico renacentista de Medina del siglo XVI y ha sido desconocido hasta que en el año 2000 se reeditó su obra, y se revalorizó local y nacionalmente. Un Instituto de enseñanza media de Medina lleva su nombre.
Se le tiene por antecesor de Descartes y de los materialistas pues defiende el automatismo de los animales; es decir, serían meramente máquinas o autómatas. Un conocimiento más profundo como el que ofrece la página Internet de filosofía española, explica que más bien es un espiritualista absoluto respecto el hombre y que llega a ello precisamente para diferenciarlos de los animales en los que descubre sensibilidad, conocimiento y conducta en principio análoga a la humana. Precisamente al no aceptar que el hombre sea también un animal, niega el alma sensitiva a los animales aceptándolos así como autómatas. En consecuencia reprobable admite la “moralidad” del maltrato a animales ( piensa en los toros) y a los esclavos como hombres inferiores o de la categoría animal. La pagina citada de filosofía recuerda que ya antes del Descubrimiento de América se vendían en Sevilla esclavos negros, por lo que Las Casas y Ginés de Sepúlveda, los defensores de los indios americanos no tuvieron reparo en aceptar a los esclavos negros para proteger a los indios. En fin, es bastante difícil de entender.
d) Monismos idealistas ( o espiritualistas). También desde la tradición filosófica más antigua se encuentran defensores de un espiritualismo monista que comprendería, en la mayor parte de los autores, no solo al hombre sino al conjunto de la Naturaleza.
Plotino y los neoplatónicos. Entre los antiguos Plotino según lo expresó en extensos y complejas obras ( Las Enneadas) defiende el panteísmo. Todo el universo es Dios y dios, un único dios es todo el universo que se origina a sí mismo mediante un proceso de sucesivas emanaciones. A mi el concepto de emanaciones me recuerda el también intrincado concepto teológico de las procesiones de las tres personas divinas sucedido desde y en la eternidad. Y si me dejo llevar aun más por antiguos conocimientos y recuerdos, también este concepto me lleva a escritos de la gnosis griega clásica y la sucesiva aparición de los arcontes en los eones de los tiempos.
Los románticos tanto filósofos como Schelling y Schopenhauer, o poetas y escritores, como Goethe y Schiller participaron de este movimiento que aceptaba un “alma del universo” y la presencia de un espíritu o principio o entelequia vital en los seres vivos. Estas doctrinas cristalizaron en las posiciones biológicas vitalistas importantes hasta hoy día.
El estudio de la embriología, de los procesos de reparación y crecimiento, y los típicos aspectos teleológicos, incluidos el de la evolución; es decir, la aparente conducta dirigida a fin de los seres vivos, eran interpretados por la presencia de este espíritu vital distinto de la materia sin que se llegara a afirmar un dualismo sustancial puesto que tal entelequia o almas animal y vegetativa solo podrían existir integradas en sus correspondientes cuerpos. Se recupera también la tradición Aristotélica y escolástica de las tres almas o principios vitales, de naturaleza poco clara, pero en todo caso ajena al cuerpo material: la vegetativa, sensitiva y racional, de forma que es difícil decidir, según me parece, la clasificación de estas doctrinas como monistas o como dualistas.
Alma vegetativa, correspondiente a las funciones simples al servicio del mantenimiento de la vida y análogas a la de las plantas; el alma sensitiva, correspondiente a las funciones de relación y movimiento de tipo animal y el alma racional propia y exclusiva del hombre. Desde la Filosofía de la Naturaleza romántica estos distintos grupos de funciones atribuibles a distintos principios vitales y bajo la cosmovisión de considerar a todo el universo, o mejor Naturaleza como un ser vivo unitario, los “principios vitales” pasan a formar parte de ese todo espiritual que conforma el cosmos en una acepción que abarcaba a todos los seres y por ello mismo también a Dios.
En biología y por ende lo que corresponde desde este punto de vista a la antropología el “Principio vital” o Entelequia vital seria el responsable de aquellas funciones biológicas inexplicables, según parecía, de otra manera. Por ejemplo: La teleología o direccionalidad del desarrollo tanto embrionario como de la evolución biológica en general; la capacidad de autoreparación y adaptación y en general la conducta dirigida siempre al fin de conservar y mejorar la vida. El biólogo vitalista más destacad fue Driesch. En España quiero citar dos personas, maestros míos en distintas épocas y representantes de estas doctrinas vitalistas espiritualistas y a quienes por este medio quiero rendir mi agradecimiento y recuerdo.
El primero es el Dr. D. Francisco Arasa, medico internista de gran prestigio, de Barcelona, ya fallecido, editor de la revista Folia Clínica Internacional, y Fundador de los Simposia de la Ciencia del Hombre en los que convocaba a científicos, humanistas y teólogos europeos, sobre todo alemanes y italianos para presentar y debatir estas y otras muchas cuestiones. Tuve el privilegio de asistir a muchas de estas reuniones y de publicar mis trabajos en la revista durante muchos años.
El segundo es el maestro de Valladolid D., Pedro Gómez Bosque a quien todos conocéis y admiráis. Lo conocí en mis primeros años de carrera de Medicina en Valladolid y participe desde entonces en seminarios, reuniones y escritos con él y sus discípulos. Mantuvo siempre y desde entonces esta postura vitalista, teleológica, respecto los seres vivos y el hombre.
Parece oportuno citar aquí una obra escrita en colaboración titulada Diálogos de Fin de Siglo y editada por la Universidad de Valladolid. En ella se discuten problemas de toda índole, desde la necesidad actual de las creencias y doctrinas de salvación, el interés actual, sobre todo de los jóvenes por la cultura, la evolución general del cosmos y la particular de los seres vivos terminando por cuestiones acerca de la trascendencia. De forma muy viva, creo, se encuentran las actitudes teleológicas que defienden el llamado principio antrópico fuerte de D. Pedro, con las meras teleonómicas que defiendo por mi parte y que aceptan que efectivamente la evolución biológica se dirige a fines o metas constituidas por los atractores del sistema que engloba las distintas posibilidades de evolución de las cuales por azar o selección solo se realiza una, opinión. Es decir metas o fines, pero no finalidades ni intencionalidades por parte de nada ni de nadie.
Por lo demás como ya he expuesto, aun de forma implícita en mi esquema de los distintos niveles de organización del precepto y la escena, esta tendencia antropomórfica en los niveles superiores del significado y sentido es algo natural, implícito, repito en las funciones de organización del precepto que tienden a otorgar intención y “consciencia” a los sucesos últimos de la naturaleza. Es el animismo primitivo seguido por los teismos providencialistas de mayor o menor calado.
Elan vital y vix medicatrix naturae. Parece oportuno citar en este lugar aunque solo sea por su importancia histórica, dos concepciones de tipo espiritualista animista que fueron importantes en su momento.
El concepto de vix medicatrix naturae procede de Hipócrates o su escuela. Fue en aquella escuela donde, según la voz nada menos de Lain Entralgo, se inauguró en la historia de Occidente el pensamiento científico, precisamente al aceptar que los sucesos naturales como la salud y la enfermedad se debían a las mismas fuerzas de la naturaleza en cuestión. Así la fuerza sanadora de la naturaleza no era nada ajeno a ella ni propio de ningún Dios (no existe enfermedad sagrada ni unas enfermedades son más sagradas que otras) Era sencillamente la propia naturaleza o physis de los seres vivos y por extensión todos los objetos del universo los que están dotados de su propia fuerza (energia) produce sus movimientos y transformaciones.
El elan vital es un concepto desarrollado por el filosofo francés H. Bergson y que se parecería a aquella entelequia vital de los monistas espiritualistas. Lo concibe como un principio existente en la misma naturaleza, no quedando claro, al menos en lo que yo recuerdo de Bergsón, si se trata de algún principio extrínseco a la misma o se trata solo de una idealización conceptual más, realizada a partir de la observación de aquellas prodigiosas funciones de los seres vivos y que parecían, y siguen pareciendo, que transcendían las fuerzas materiales conocidas. Aquí es importante la palabra “parecían” pues de nuevo nos encontramos con aquellos niveles superiores de la percepción en los cuales de manera intuitiva, o si queréis instintiva, se otorga automáticamente consciencia e intencionalidad a sucesos complejos no explicables para el sujeto de otra manera, y que suponen desde luego un pensamiento antropomórfico. Este pensamiento sin embargo, y ya en plausible interpretación psicoanalítica permite disminuir la angustia ante los desconocido y permitiendo que el indefenso, sufriente y angustiado ser humano se dirija a esas fuerzas y a esos principios que pudieran ser aplacados, o desviados en sus malignas intenciones por medio del sacrificio, de la impetración (o oración) o la magia apareciendo así las religiones desde las animistas, totémicas, politeístas y por ultimo monoteístas según el pensamiento teológico va cobrando más abstracción.
La chispecilla del alma del maestro Eckhard. Se trata de un místico alemán del siglo que en forma poética expresaba pensamientos panteístas análogos a los de la Filosofía de la Naturaleza Romántica. Todos los seres estarían impregnados – o animados – por una chispecilla; es decir, una parte minúscula del ser divino, por lo que ambos, ser divino y el hombre y por extensión todos los seres del universo serian parte de un mismo dios único. Así pues los distintos seres se necesitarían mutuamente como partes distintas de un mismo TODO. Se trata de un panteísmo explicito, que hace participar al mundo de la naturaleza divina pero también a la naturaleza divina del mundo. Veámoslo en un delicado verso traducido y citado por otra parte por mí también en otros escritos[2]:
Soy tan grande como Dios. El sin mí es tan pequeño como yo.
El no puede existir sin mi, ni sobre mí, ni yo sobre él.
Sé que sin mí ni un momento podría vivir.
Si me aniquilo y por necesidad le abandonaría su ser.
¿ No es Dios en mi el fuego y yo en El su resplandor?
¿ No somos, acaso, en lo más íntimo idénticos?
Desde luego el maestro Eckhard fue condenado por Roma, pero así pasó a la Historia como uno de las más grandes o el más grande de los místicos alemanes, quizás parangonable solo con Hildegard de Bingen.
Este tipo de pensamiento parece por lo demás que flota sobre toda la filosofía alemana y de nuevo aquí recuerdo una sentencia de Nietzsche en su tanto maravillosa como peligrosa obra de Lo que Habló Zarathustra” Zarathustra dirigiéndose al sol le increpa diciendo:
¡Oh Tu, que seria de Ti si no tuvieras a quien alumbrar….!
El sol aquí suple al concepto de divinidad.
En todo caso y para terminar ya hemos visto como desde posiciones monistas idealistas llegamos a posiciones aparentemente dualistas, pero que en mi opinión cabe mejor englobarlas en aquellas visiones espiritualistas-panteistas de la Filosofía de la Naturaleza Romántica en la cual todo el Cosmos se halla integrado por estos dos principios que por su necesidad, obligatoriedad y universalidad, sin que ninguno de los dos puedan existir por separado, entiendo que constituyen una unidad, es decir un monismo que podríamos llamar trascendental y panteísta.
La verdad es que afirmar todo es materia, o afirmar todo es espíritu viene a ser lo mismo y desde luego queda en nada si no se define previa y claramente qué sea el uno y la otra. Los autores antiguos, desde luego renunciaban a tal tarea dejándolo seguramente en manos – o en cabeza – de quien leyere. Ello justifica plenamente, también en mi opinión que el fondo de la cuestión es fundamentalmente lingüístico en esta maravillosa pero traidora capacidad de nuestra mente de crear nombres con lo que cree haber creado seres. La llamada prueba de San Anselmo de la existencia de Dios es quizás la comprobación más palpable de lo que estoy escribiendo. En los comentarios finales de esta lección volveré a este tema.
3. Algunos modelos más actuales.
Mente y Materia. Estratos y Funciones.
Es evidente que pueden formularse distintos niveles de estratos, de forma más o menos arbitraria y tanto a nivel estructural, como a nivel funcional aunque no es fácil correlacionar cada nivel con su función debido a la transición continua que inevitablemente se produce entre unos y otros debido, claro está, a la integración y de suyo unicidad del sistema. A continuación describiré someramente algunas de estas posibilidades a manera de ejemplo.
El Modelo de la Persona de Philippe Leersch.
En Psicología-psiquiatría y desde las tradiciones platónicas y cristianas ha sido muy aceptado el modelo de Ph. Leersch, catedrático de psicología de Munich de los años 50, y que presento en la Tabla adjunta.
El primer nivel o más inferior comprende la estructura físico-química que puede seguirse o perseguirse a niveles más inferiores en las moléculas los átomos etc.
El Segundo nivel seria el fisiológico, o alma vegetativa que depende del sistema nervioso vegetativo.
El tercer nivel sería el Fisiológico o animal ( alma animal) dependiente del sistema nervioso encéfalo espinal; es decir, incluyendo los ganglios basales cerebrales.
El cuarto nivel seria el noético o espiritual ( alma racional) y asentaría en la corteza cerebral.
Este modelo fue expuesto en un grueso libro titulado Die Aufbau der Person. Es muy importante la palabra y concepto alemán de “Aufbau”. Lo utilizó también Hegel y significa precisamente esa continua construcción de la realidad sobre niveles cada vez más complejos en estructura y superiores en funciones. Cada nivel estructural conserva su identidad y funciones emergiendo sin embargo funciones nuevas a consecuencia de su integración y dependencia parcial de los demás niveles.
El modelo de Leersch tiene su antecedente y fundamento filosófico en las ideas ontológicas del filosofo Nicolai Hartmann a quien me referiré después y más extensamente en la leccion tercera de estos apuntes
El Modelo de la Función Percepción-Percatación de A. Jimeno Valdés.
A manera de otro ejemplo, pero ejemplo importante que he utilizado en mis clases de psiquiatría en la Facultad de Medicina de Valladolid estos últimos años, así como en otras publicaciones y artículos, presento en la tabla 3 un esquema propio de los distintos niveles de organización de la función Percepción y a cuyo nivel más superior y complejo denomino percatación: Percatación de la escena vivencial del sujeto. No es propio de estas paginas extenderme en la explicación de este modelo. A efectos de los presentes apuntes describiré solamente sus aspectos más importantes.
Como no podía ser menos se asemeja al esquema de Leersch pero algo más adaptado a las funciones psicológicas y a los trastornos psiquiátricos. Naturalmente que todo ello deriva de los descubrimientos médicos bajo el modelo anatomoclinico. En las funciones complejas como son las cerebrales, las lesiones de la estructura, ( lesiones corticales) desintegran la función en sus subfunciones más elementales permitiendo así su identificación. Suelo utilizar el simil del análisis cromatográfico. En neurología este método y este modelo se expresó en las leyes de H. Jackson sobre jerarquización y dependencia de funciones. Un ejemplo es la liberación de las funciones del cuerpo estriado cerebral, productoras de hipertonia y espasticidad, al lesionarse y fallar la via piramidal. La viveza de los reflejos tendinosos segmentarios por ello mismo aumenta. (los más sencillos y que están organizados a en un mismo segmento de la medula )
En este esquema de la Tabla 3 y para mayor sencillez de lectura he situado en primer lugar; es decir en los párrafos superiores, las funciones y niveles neuropsicologicos más elementales. Por debajo y ordenadamente los siguientes en complejidad.
En el nivel inferior sitúo las funciones sensoriales elementales ( forma, color, peso… olor en su caso). Su integración organiza la percepción y reconocimiento de los objetos aislados del entorno; es decir, las llamadas clásicamente funciones gnósicas. Su fallo produce las agnosias; es decir, la dificultad del reconocimiento de objetos. Sus bases neuroanatómicas se encuentran en las áreas primarias de proyección sensorial en cofunción con las secundarias y en integración de los diversos canales sensoriales implicados en el reconocimiento del objeto en cuestión.
En el segundo nivel sitúo las funciones neuropsicológicas lingüísticas. La identificación adecuada del objeto se evidencia por su correcta utilización por parte del sujeto. Si le mostramos un lápiz lo cogerá adecuadamente haciendo ademán de trazar algunas líneas o letras, suponiendo, claro está, que el sujeto sabe leer y escribir. Si no sabe leer podemos poner de ejemplo la presentación de una manzana a la que hincará el diente.
El nivel siguiente ( Tercero) , decía, es lingüístico; es decir, el sujeto una vez identificado el objeto, un objeto conocido, naturalmente, deberá nombrarle por su nombre. En su caso; es decir, si sabe leer, también podrá escribir este nombre. El fallo de esta función ocasiona las afasias como trastorno especifico del lenguaje.
Es claro que esta función exige la actividad de otras y más extensas áreas cerebrales, en este caso las áreas del lenguaje. Ello evidencia una de las leyes de la complejidad, que por lo demás es de Perogrullo: A funciones más complejas corresponden estructuras más complejas. No solo mayores en extensión si no en complejidad. Ya veremos en otras lecciones como puede definirse y aún medirse esta complejidad. Hoy día esas maravillas técnicas que proporcionan imágenes cerebrales, en vivo, en tiempo real, y señalando la actividad presente de las diversas áreas, comprueban y muestran a la vista y con precisión todos los conocimientos que había proporcionado desde finales del siglo XIX el método anatomoclínico.
El nivel siguiente ( Cuarto) que denomino psíquico propio o si se quiere propiamente psiquiátrico, porque sus disfunciones, según el presente esquema, producen síntomas psiquiátricos. Consta a la vez de dos subniveles: El subnivel del significado y el subnivel del sentido.
Significado consiste en la integración coherente de la escena; es decir, el campo actual de la consciencia. Ello quiere decir que el sujeto reconoce donde está y porqué está donde está, de donde ha venido y hacia donde y todo ello en el sentido vulgar y corriente. Reconoce por lo tanto también el conjunto de los objetos que tiene alrededor de forma que puede denominar y entender lo que llamo “escena vivencial”. Por ejemplo en este momento y en la situación supuesta de estar presentando esta lección, percibo que estoy en tal habitación, que es una clase, con tal numero de sillas y alumnos, con tales cuadros, proyectores etc.
Este nivel organiza también la orientación espacio-temporal y con ello mismo la función consciencia; la función de estar despierto y vigil; la función en suma de reconocerse como yo con su nombre y apellidos y en tal circunstancia presente.
Las disfunciones en este nivel pueden producir desorientación espacio temporal; el llamado estado confusional. Ello ocurre cuando el proceso morboso, a cuyo agente llamamos noxa morbosa, es agudo; es decir, la noxa o agente causal patógeno actua de forma aguda y global sobre el cerebro. Si la noxa no es aguda sino subaguda o crónica pueden aparecer confusiones sobre el significado de la escena perceptual y esto es una percepción delirante. Una identificación inadecuada de la escena; por ejemplo que yo dando la clase pensara que estaba en una prisión y los alumnos fueran otros presos. También pueden ubicarse en este nivel las ilusiones o falsos reconocimientos de objetos y su significado. Las ilusiones pueden aparecer dentro de la normalidad cuando son reversibles y criticables o bien de tipo patológico, que también se pueden llamar ilusiones alucinatorias. Casi todas las alucinaciones, sobre todo los distintos tipos de “voces” de los esquizofrenicos también corresponden a este subnivel.
Sentido: Lo defino como la atribución intencional y afectiva de la escena y significado percibido integrandose y extendiendos con todo el mundo creencial, actitudinal e intencional del sujeto. Abarca pues los más altos propósitos y aspectos de la persona.
Es importante citar otro autor dentro de estos conceptos y perteneciente a esta misma época. El Filósofo Nicolai Hartmann. Un filósofo por sus intereses, personalidad y aun forma de exposición muy distinto de sus contemporáneos ocupados con la filosofia existencial y avatares coyunturales de la historia de su país y occidente en esos momentos. Hartmann era un antólogo y así a su obra sintética y de asombrosa claridad ( para un filosofo aleman) la denomina: La Nueva Ontología.
En esta obra se encuentra ya un conjunto sistemático de conceptos y leyes que precisan las interrelaciones entre los estratos, la aparición de las funciones emergentes y un atisbo de lo que más tarde seria la Teoría General de los Sistemas a los que nos referiremos después.
En la Tabla adjunta Nr. 4 presento de forma abreviada las leyes de interdependencia de niveles, según Hartmann y que él denomina Leyes de la Organización Dinámica o mejor Leyes dinámicas de la Estructuración del Ser Real.
Quizá el primer comentario debo dedicarlo a la ley nr. cuatro: Los niveles inferiores sostienen los superiores mandan. En vez de mandan, y según usos más actuales podemos escribir comandan. Para comprenderlo bien podemos representarnos un robot mecánico; puede ser el más simple como el de esos brazos articulados que de forma tan elegante realizan operaciones en las fábricas de automóviles. Aquí el nivel inferior está representado por las palancas, articulaciones etc. del robot, y el nivel superior por los comandos electrónicos que gobiernan sus movimientos. Es evidente que para que se realice la función ambos niveles, mejor dicho ambas estructuras son necesarias, al igual que el brazo y su cerebro en el hombre. Sostiene; es decir, es el ejecutor periférico; mandan; es decir, el organizador interno.
Regla 3. Cuanto más alto es el nivel menor es el dominio sobre el inferior. Debe entenderse en el sentido de que el dominio es menos preciso; quizás con más grados de libertad, de aleatoriedad y también con mayor riesgo de fallos e interferencias. Todo ello debido a la complejidad del sistema. Hoy día experimentamos diariamente esta regla. Pensemos en los frecuentes fallos de nuestros ordenadores. Bloqueo de un programa; pérdida de una información; o sucede que de repente el ordenador y por sí mismo ejecuta mil tareas que ignoramos o para las que no creíamos que estuviera programado; como realización de copias, aplicación de programas antivirus etc. Así parece cobrar voluntad propia. La impresión de que algo cobre o tenga voluntad propia es también un asunto interesante. Puede aceptarse que nuestras capacidades cognitivas innatas tienden a asignar esta “voluntad propia” a todos los movimientos o actividad de maquina, animal, o aun suceso de la naturaleza que parezca no seguir unas reglas claras de conducta como las que expresa por ejemplo la regla elemental de la mecánica de Newton: La aceleración es igual a la fuerza dividido por la masa. Eso si no me equivoco en mis recuerdos de aquellos estudios para mí tan antiguos. Creo que puede por ello aceptarse que el pensamiento animista; es decir la atribución de dioses y diosas a los sucesos y fuerzas de la Naturaleza , como el rayo o las tempestades del mar, está también producido por una elaboración innata o instintiva de la cognición. O dicho en nuestra terminología se produce en aquel nivel de dación de significado y sentido al percepto.
Regla siete. Los niveles superiores extienden la integración del sistema en espacio y tiempo. Es preciso recordar aquí y recordar, por obvio, que la estructura es una corte temporal del sistema; o dicho de otra manera es el sistema observado en un momento de tiempo. La función es así, sencillamente el devenir de la estructura a lo largo del tiempo. Aparece aquí una función y magnitud importantísimo y fácil de comprender: La Memoria. El yo del sujeto se conforma en el momento presente de la consciencia por la integración en ese presente del pasado del sujeto. De este pasado y como comprensible continuidad temporal aparece la intencionalidad o mejor propositividad; es decir los propósitos, intenciones esperas y esperanzas del sujeto respecto el futuro y a partir del presente. Ello forma parte también del yo psicológico, que precisamente se afecta no solo en los defectos propios de la perdida de memoria en la enfermedad de Alzheimer, por ejemplo, si no también en las esquizofrenias en la que se produce una desorganización de los recuerdos y de los propósitos. Puede leerse a este respecto nuestro trabajo citado en la bibliografía.
En la lección tercera de estos apuntes volveré con más detalle obre estas importantes ideas de N. Hartmann
4. Comentarios diversos:
Estudios médicos: No es extraño que el estudio medico científico del hombre y por ende de los animales comience por la anatomía. La anatomía es la estructura del cuerpo en un momento o corte del devenir temporal. Además es observable directamente con los ojos y fácilmente trasladable a descripciones y dibujos. No es el momento de recordar las dificultades que sufrió la investigación anatómica por la prohibición de disecciones en el cadáver. Desde una mentalidad actual y me inclino que incluso para muchas personas capaces en todos las épocas resulta difícil comprender el porqué de esta prohibición. ¿El carácter sagrado del cuerpo muerto? ¿ El carácter de una profanación por lo tanto el de su disección para su ordenado estudio? Nuestros ancestros de un millón de años, según muestran en las maravillosas excavaciones de Atapuerca eran caníbales o carroñeros de los fallecidos naturalmente. Se trataba de comidas rituales; es decir, sagradas pero que servían sin duda a proporcionar proteínas ¡y de la misma calidad y especie de las propias! Y sin embargo las guerras y sus atroces lesiones daban más que pie para entender nuestro interior. Permitidme recordar aquí un pasaje de la Iliada en la cual con ese atroz realismo describe como un lanzazo desde la nuca atraviesa todo el cuello y aparece por la base de la lengua….
Paralelamente y lentamente se avanzaba sobre el estudio de las funciones, para lo cual desde finales del siglo XVIII y con más cautelas hasta nuestros días era necesario acudir al hombre y al animal vivos, bien en la observación o en la experimentación.
Con el descubrimiento del microscopio se avanzó en la histología o conocimiento a esa escala de las estructuras corporales. Con microscopios cada vez más capaces y bioquímica cada vez más sofisticada se está cerrando hoy día el hiato de conocimiento a distintos niveles de tamaño y complejidad del cuerpo humano. La investigación va descendiendo a los estratos más profundos y finos. Se trata de la biología molecular que no es extraño por ello que se haya convertido hoy en el método primordial de la investigación biomédica. Recordemos la regla cuatro: los niveles inferiores mandan; son los más duros.
Y de las moléculas orgánicas naturalmente se desciende a los átomos y a las fuerzas básicas de la física. Hoy puede afirmarse, me parece, que se está cerrando también el hiato entre las moléculas, las fuerzas elementales de la naturaleza (son cuatro; gravedad, magnetismo, electrodebil y electrofuerte) y los constituyentes de los átomos: Los quarks.
El Reduccionismo. Los materialistas monistas del siglo XIX y de todos los tiempos, no se cansaban de escribir y decir que en las operaciones quirúrgicas, sobre todo del cerebro, no encontraban por ninguna parte al alma. Y los místicos, sobre todo orientales y aquellos epígonos que quedaban en occidente de la Filosofía de la Naturaleza y sus antecesores los neoplatónicos, tampoco cesaban de decir y escribir que descubrían en cada brizna de hierba y en cada piedra del camino la chispecilla del alma del universo que les correspondía, como en la teologia a que ya me he referido del maestro Eckhard. A este tipo de pensamiento tan turbiamente simplificador se le ha llamado reduccionismo y es párrafo importante en esta lección tanto el comprenderlo, como el superarlo.
En principio en filosofía se entiende por reduccionismo la explicación o intento de explicación de un objeto, máquina etc a partir de la descripción de las distintas partes que lo componen. Secundariamente reduccionismo quiere decir que el todo no puede ser distinto de las partes; se contrapone así a la concepción holistica que afirma que el todo es distinto de las partes. De nuevo podríamos dar vueltas y vueltas a la cuestión a base de describir de una u otra manera lo que signifique distinto. Quedémonos de momento con su acepción más sencilla: Distinto o igual respecto al tipo de su naturalezas; es decir, respecto nuestro tema, si se trata de espíritu o de materia. O si la mente es o no distinta del cerebro….
Es evidente también que lo que vemos y descubrimos, tanto con la mirada ingenua como con la que se pretenda profunda para el conocimiento “científico” lo repetiré; lo que se ve y se descubre depende esencial y aún únicamente del método de observación que se utilice.
Si para estudiar a una persona utilizamos una balanza obtendremos su peso. Si el análisis químico elemental; es decir de los elementos de la tabla periódica que lo forman, obtendremos, claro está, los porcentajes y pesos del hierro, oxigeno, o carbono que componen el cuerpo humano.
Si hablamos con la persona descubriremos su mundo mental; si realizamos unas pruebas cognitivas psicológicas su nivel de inteligencia o la formula de su personalidad. Pues bien los contenidos mentales, su formula psicológica, su inteligencia son el alma de esa persona que la encontramos utilizando el método que permite evidenciar esas funciones espirituales. Luego el alma está ahí con lo misma evidencia que lo está el cuerpo y sus porcentajes de carbono. ¿El alma una mera función del cuerpo? ¿Y correr el maratón una función del sistema nervioso y los músculos?...
El pensamiento plano reduccionista reitera algo así como “no es el hombre más que sus átomos y sus moléculas”, o no es el mundo más que sus astros y su materia negra…. Y en este “no es más que” radica la perversidad del razonamiento; pues también los átomos no serian más que sus neutrones y protones y también el neutron no seria más que los quark….. que sean. Quizás por todo ello los físicos han llegado a una interesante convención. Los átomos y partículas no son como lo describen las formulas matemáticas si no que afirman solamente que se comportan como si fueran así respecto el sistema de observación y calculo empleado por ejemplo en la mecánica cuántica de partículas.
Son defectos de pensamiento ontológico. De lo que sea el ser y sus diversos tipos. Pues el ser complejo – y todos en mayor o menor grado lo son – son distintos de la partes que lo componen. Esta es, y será la primera y más importante ley de la complejidad:
El Todo es más y distinto que la suma de las partes.
Y se trata de diferencias cualitativas, no solo cuantitativas; de diferencias esenciales, pues aportan nuevos seres con nuevas funciones que constituyen su naturaleza, dejando aparte el concepto de esencia.
Es notable que respecto a las características de la percepción ya los psicólogos de la forma habían formulado esta misma regla aludiendo a la conformación de especies geométricas, pictóricas, etc. a partir de características sensoriales limitadas que eran “completadas” por las leyes formal guestalticas de la percepción, que pueden identificarse nada menos que con las formas a priori de la sensibilidad de Kant. Son funciones en su mayor parte innatas e instintivas, instaladas en las mismas funcionalidades heredadas de nuestros sistemas neuropsicológicos.
Y el valor de la belleza, de la bondad, del arte y de todas las producciones excelsas del ser humano son valores absolutos que no pierden, ni tampoco ganan nada; es decir que no sufren modificación alguna en su ser por el hecho de que como cosa y funciones superiores se sustenten sobre estructuras y niveles inferiores y a los que sin embargo comandan… Sí, por supuesto que se pueden aplicar a estas cosas el concepto de seres sin que eso presuponga ni menos cabo ni exaltación.
5. Consideración final.
El conocimiento científico, la reflexión filosófica, incluso la confrontación con nosotros mismos, nos ha llevado a estas conclusiones acerca de la estructura psicofísica del hombre, y el lector de estos apuntes puede opinar o más bien sentir, que el resultado es descorazonador y que la no aceptación de la espiritualidad total del ser humano y de la pervivencia en el tiempo de su yo, ensombrece la vida y hace insoportable sobre todo la pérdida de los seres amados; y escribo precisamente estos apuntes en un momento trágico de mi vida pues en estos mismos días padece mi esposa una muy grave enfermedad que nos sume a mi y mi familia en la más penosa de las angustias y dolor. Más no es propio de la inteligencia exigir la desmesura y el infinito; no es propio de la inteligencia, que es el atributo superior del ser humano, intentar engañarse a sí misma, aunque sea justificada y comprensiblemente desde todas las enseñanzas del psicoanálisis, como ciencia más profunda en la comprensión del alma humana. Ese alma que sí que existe; ese alma: esa bondad; belleza, alegría, que sí existen; esa vida toda tan maravillosa, que sí existe, y que no pierde nada de su valor porque sea limitada en el tiempo, antes bien, su limitación nos obliga tanto más a venerarla, amarla, a cuidarla, a cuidarnos en búsqueda de esa felicidad que tanto Cristo como Epicuro solicitan y solicitaron para el ser humano, aunque sus prístinos mensajes hayan sido adulterados por filisteos de la cultura interesados en explotar la ingenuidad y también el dolor humano a favor de sus injustas pretensiones.
Viana de Cega. 11 de Abril de 2008,
[1] Una de las principales obras de Russel y Whitehead es “ Proceso y Realidad”.
[2] A. Jimeno Valdés: Racionalismo Estético y Orden Social en la Cultura Alemana : Folia Humanística Vol XIX Num 220. Mayo 1981. Pag. 341-356.
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