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lunes, 9 de julio de 2018

Natalia Jimeno Valdés



Acto de Presentación de “La psiquiatría que yo he vivido”

Colegio Oficial de Médicos. Valladolid, 25 de junio de 2018

Natalia Jimeno Bulnes

Ilustrísimo Sr. Presidente del Colegio Oficial de Médicos, Srs. Presidente y Secretario de la Real Academia de Medicina de Valladolid, Sra. Secretaria de la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid, miembros de la mesa, compañeros, familiares, amigos, Señoras y Señores. Después de las amables palabras de las personas que me han precedido, permítanme dirigirme a Vds. sobre todo en nombre de la familia.

En primer lugar, por supuesto, para expresar mi agradecimiento a todos Vds. por su presencia y compañía en este acto, tan especial para nosotros. Desde luego, también dirigido para quienes han hecho posible esta presentación y el libro que nos ocupa, el Colegio Oficial de Médicos y muy en particular a las personas que acogieron con entusiasmo la idea inicial, los Drs. Antonio Otero y Juan del Río, al editor que con tanto esmero lo ha hecho posible, Julio Rodríguez, y a los Drs. Porras y Vargas por sus prólogos tan entrañables.

La psiquiatría que yo he vivido” es el título del tomo encuadernado que recibimos de nuestro padre cada una de las tres hermanas en las navidades de 2007. Para nuestra sorpresa, podemos decir, pues no nos constaba su existencia. La redacción de estas memorias profesionales se inició posiblemente en los años 90 y concluyó después de su jubilación en 2005. “Como tales memorias, se basan en el recuerdo y excluyen toda investigación”, nos dice el autor, indicando también que, salvo alguna excepción, no se ha consultado documentación alguna. “Los recuerdos se fraguan alrededor de lo que nos impresionó emocionalmente y entró a formar parte del núcleo de nuestro yo”, añade, destacando así el carácter personal que acompaña a las múltiples experiencias recogidas en las presentes memorias.

Por tanto, el libro que se presenta hoy, que comprende aproximadamente los años 1955-1978, constituye la primera y más extensa parte del texto inicial: Su primer contacto con la psiquiatría durante su infancia acompañando a su padre, también psiquiatra, en el hospital psiquiátrico de Segovia. Su formación como médico en la Facultad de Medicina de la Universidad de Valladolid, donde es Alumno Interno, que finaliza en 1959 con premio extraordinario. Las etapas de doctorado en Madrid y de médico interno en el Hospital Marqués de Valdecilla de Santander. En 1961 se traslada a Alemania, donde sucesivamente trabaja en el Instituto Max Planck de Psiquiatría de Munich, las Clínicas Universitarias de Giessen y el hospital psiquiátrico de Heiligenhafen. En 1968 retorna a España y participa activamente en la organización de unidades de rehabilitación y en la reforma psiquiátrica, primero en el hospital psiquiátrico de Pamplona – donde se ocupa fundamentalmente del alcoholismo y la lucha antialcohólica – y después en el de Conjo de Santiago de Compostela, donde llega a ser Director Médico y tiene una serie de vivencias que le marcarán profundamente: “Sí, Conjo fue para mí también mi Troya”, nos dice. El libro se completa con una serie de apéndices o documentos fruto de sus variadas actividades, como acerca de la entonces recientemente iniciada formación MIR. Y finaliza el libro en vísperas de su traslado definitivo a Valladolid, donde fue Jefe de la Unidad de Hospitalización del Hospital Clínico Universitario de Valladolid y profesor titular de psiquiatría de la Universidad de Valladolid.

Así pues, consideramos que las memorias reflejan toda una época de la medicina y de la psiquiatría, su correspondiente evolución durante estos años -por ejemplo, con la introducción y desarrollo de los psicofármacos-, pero también de modelos y escuelas como la escuela sociológica de Frankfurt o técnicas como la neurradiología de la época. Reflejan también su formación rigurosa y profunda, así como sus experiencias profesionales en contextos sanitarios, sociales, políticos y geográficos muy diferentes. Y también sus contactos y relaciones con diversas instituciones y profesionales (personal de enfermería, psiquiatras, asistentes sociales, gestores, asociaciones, monitores, voluntarios…).

Precisamente porque se tratan de unas memorias personales de su autor, y no de un libro propiamente histórico, hemos optado por conservar fielmente el texto original, con las matizaciones o notas aclaratorias que hemos estimado adecuadas o necesarias, también para facilitar la comprensión de lectores no médicos. Se mantiene además la nomenclatura original de la época, ciertamente hoy superada en muchos casos, por ejemplo, el término “oligofrenia” en vez del actual “discapacidad intelectual”.

Consideramos que el libro muestra también la categoría intelectual de nuestro padre: sus variadas reflexiones y análisis desde su perspectiva profesional y académica acerca de la asistencia, gestión, investigación, docencia y formación de especialistas…, su afán de conocimiento a modo del clásico humanista, sus múltiples intereses como la evolución humana, su gusto por la lectura y escritura, etc. Disfrutó a edades ya avanzadas de diversas ediciones de los Seminarios en Neurociencia Clínica de Segovia y fue miembro activo del Colegio de Psiquiatras Eméritos de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental.

Es autor de una amplia y diversa obra que incluye temas psiquiátricos como alcoholismo, esquizofrenias, consciencia, psicopatología…, así como también sobre pensamiento y antropología. A modo de ejemplo, en alguna de nuestras últimas conversaciones comentamos la magnífica conferencia sobre el estudio del lenguaje en el hombre primitivo, que fue impartida en el Colegio San José de Valladolid, del cual era Colegial de Honor.

Se cumple ahora un año de su fallecimiento, y es para nosotras un motivo de orgullo haber alcanzado este objetivo, que él conoció y apoyó… diríamos quizá que tímidamente, acaso porque sabía el esfuerzo que ello suponía. Confiamos en que estas memorias sirvan para destacar la importancia, para un médico, de su formación básica inicial y continuada a lo largo de la vida. Y que permitió aplicar todo su conocimiento y saber a una visión integrada e individual del enfermo, aspecto esencial en la práctica de la medicina.

Para finalizar, permítanme recordar a mi madre, Marilés Bulnes, que acompaño y apoyó a mi padre, Agustín Jimeno Valdés, en toda su trayectoria.

Muchas gracias.




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